Por Agroempresario.com
En un rincón de la provincia de Buenos Aires, en Brandsen, un emprendimiento familiar está revolucionando la experiencia de los productos lácteos artesanales. Se trata de El Abascay, una fábrica de quesos artesanales que no solo ha logrado posicionarse por la calidad de sus productos, sino que ahora abre sus puertas al público en un entorno rural pensado para degustar, aprender y disfrutar.
Al frente de esta iniciativa se encuentran Rosario López Seco y sus hijas, quienes heredaron la pasión por el campo y el arte quesero. Rosario, alma mater de El Abascay, tomó el legado de su padre tambero y, junto con sus hijas Consuelo y Josefina, creó una fábrica de quesos con certificación agroecológica y compromiso con el bienestar animal.
"Mi mamá hace años que está en la producción de leche, y esta nueva etapa nos convocó a nosotras en el área comercial y de marca", explica Consuelo Maffía, quien lidera el desarrollo de la imagen y la comunicación de la marca.
El objetivo siempre fue claro: ofrecer quesos artesanales, orgánicos y de alta calidad, elaborados únicamente con leche, fermento y cuajo, sin aditivos ni conservantes. Hoy, su catálogo incluye opciones como Gouda, Sardo, Campeche, Moro, Cuartirolo, el exclusivo Queso en Flor, Halloumi y, recientemente, el Brandsen, un queso duro afinado por más de un año.
La inauguración del nuevo espacio sobre la Ruta Provincial 215 responde a la necesidad de crecer y acercarse aún más a los clientes. La tienda está situada a apenas 8 kilómetros del tambo, en un lote adquirido en 2024, donde construyeron una moderna edificación que hoy alberga tienda, cava subterránea, sala de elaboración y terraza.
"Pensamos este lugar no solo para facilitar la logística, sino también para crear un espacio de encuentro, de experiencia directa con nuestros productos", comenta Consuelo mientras atiende a los visitantes.
Desde abril de este año, quienes transitan la Ruta 2 y desvíen hacia Brandsen pueden vivir la experiencia de saborear los quesos de El Abascay en un entorno natural, acompañados de vinos orgánicos y panes caseros.
El nuevo edificio combina lo funcional con lo acogedor: grandes ventanales permiten disfrutar del paisaje campestre, las mesas al aire libre invitan al relax, y en la cava subterránea maduran quesos especiales que podrán ser protagonistas de futuras degustaciones y eventos.
"La idea es que en fechas puntuales la gente pueda venir a sentarse a comer unos quesos, tomar una copa de vino, disfrutar del atardecer", cuenta Consuelo. Además, planean organizar pop ups gastronómicos con cocineros amigos en la temporada de primavera y verano.
La tienda ofrece no solo los productos propios —quesos, manteca, miel, dulce de leche—, sino también una selección de productos de pequeños emprendedores locales: yerba orgánica, vinos, vermú, aceites artesanales, chocolates y cosmética natural.
Desde sus inicios en 2021, El Abascay ha crecido de manera orgánica, priorizando la calidad por sobre la cantidad. En poco tiempo, sus productos se ganaron un lugar en las cocinas de chefs reconocidos y en las mesas de consumidores exigentes.
"Nunca imaginamos que esto iba a crecer tanto", reconoce Consuelo. "Siempre supimos que queríamos hacer algo que agregara valor, pero el recorrido fue dándose de manera natural, impulsado por la pasión y la colaboración".
La filosofía de El Abascay combina producción sustentable, cuidado animal, prácticas agroecológicas y un profundo respeto por la materia prima. Cada queso refleja el trabajo de campo y la dedicación artesanal que sostienen día a día.
La apertura de El Abascay se enmarca en una tendencia creciente: el interés por el turismo rural y las experiencias gastronómicas auténticas. Brandsen, con su cercanía a la Ciudad de Buenos Aires y su paisaje campestre, se perfila como un destino ideal para escapadas cortas.
La propuesta de El Abascay suma valor a la región, ofreciendo una experiencia completa: productos de alta calidad, contacto directo con los productores, y un entorno natural que invita a desconectarse de la rutina urbana.
Además, con la próxima implementación de talleres de elaboración de quesos, el espacio se consolida como un centro de experiencias rurales auténticas, ideal para quienes buscan aprender y degustar de la mano de quienes conocen el oficio.
La familia detrás de El Abascay no detiene su crecimiento. Además de los eventos y talleres previstos, planean expandir la oferta en la tienda, incorporar nuevos productos y fortalecer la red de pequeños productores aliados.
"Queremos que quien venga a El Abascay no solo compre un queso, sino que viva una experiencia. Que se lleve un pedacito de nuestra historia, de nuestro trabajo y de nuestro amor por el campo", concluye Consuelo.
Así, en cada bocado de un queso de El Abascay se puede sentir la esencia del campo, el esfuerzo colectivo de una familia y la pasión por hacer las cosas bien. Un verdadero viaje a los sabores más puros de nuestra tierra.