Por Agroempresario.com
La suba de las retenciones al agro prevista para julio de 2025 tendría un impacto negativo en la rentabilidad de los productores, especialmente en las zonas más alejadas de la región pampeana. Un reciente estudio de la Fundación Mediterránea estima que la medida podría reducir la rentabilidad del sector entre un 11% y un 12% en la zona núcleo y entre un 21% y un 74% en las regiones extrapampeanas. A pesar de la caída en la rentabilidad, el aumento de las retenciones será un alivio para las arcas fiscales del Gobierno, aunque su impacto sobre el PBI será limitado.
El Gobierno nacional ha decidido volver a incrementar las alícuotas de retenciones a los productos agropecuarios a partir de julio de 2025, alcanzando un 33% para la soja y un 12% para el maíz, después de una reducción temporal. La Fundación Mediterránea calculó el efecto de este ajuste sobre la rentabilidad de los productores agropecuarios en distintos puntos del país, revelando que las zonas más alejadas de la Pampa, como el NOA y el NEA, serán las más afectadas.
De acuerdo con el análisis, el impacto de la suba de retenciones será más pronunciado en las zonas fuera de la región pampeana, donde se estima que la rentabilidad podría reducirse entre un 21% y un 74%. Esta caída dependerá de factores como la productividad de la tierra y los costos de transporte, que son significativamente más altos en comparación con las áreas cercanas a los puertos.
El Gobierno espera que la medida genere una recaudación adicional significativa, con un aumento estimado en la recaudación de entre 44 y 70 dólares por hectárea, dependiendo de la región y el tipo de productor. La Fundación Mediterránea calcula que este incremento en las retenciones podría generar una recaudación adicional de aproximadamente 930 millones de dólares, lo que representa un 0,1% del Producto Bruto Interno (PBI) de 2025.
Si bien esta recaudación adicional podría aliviar las finanzas públicas, su impacto global será limitado, ya que solo una pequeña parte de la cosecha estará disponible para la venta después de julio, momento en el que comenzarán a aplicarse las nuevas tasas de retención. De hecho, un porcentaje significativo de la cosecha ya habrá sido comercializado antes de que las nuevas alícuotas entren en vigor.
El aumento de las retenciones ha generado una fuerte resistencia en el sector agropecuario, que argumenta que la medida golpeará la competitividad y reducirá aún más los márgenes de rentabilidad, que ya se ven afectados por las altas tasas de interés y la inflación. En este sentido, entidades como la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) han expresado su preocupación por las consecuencias que esta medida podría tener para los productores, especialmente aquellos ubicados en zonas más distantes de los puertos.
Marcos Pereda, presidente de la SRA, destacó la necesidad de un esquema tributario que no castigue la inversión en el sector agropecuario. Según Pereda, el campo podría tener un 40% más de producción si existiera un marco fiscal más claro y menos gravoso.
El Gobierno, por su parte, ha reiterado que no extenderá la baja temporal de las retenciones, tal como lo había anunciado el presidente Javier Milei tras la implementación del nuevo esquema cambiario. En los últimos días, el equipo económico se reunió con representantes del sector agropecuario y los exportadores para analizar las posibles consecuencias de la medida. A pesar del malestar en el sector, el Ejecutivo insiste en que las retenciones son una herramienta necesaria para generar ingresos fiscales y financiar el superávit primario proyectado para este año.
El presidente Milei también alertó a los productores sobre la necesidad de liquidar sus granos antes de la suba de las retenciones en julio, lo que generó tensiones dentro del sector. Nicolás Pino, presidente de la SRA, respondió a las declaraciones de Milei, destacando que la comercialización de granos ya se encuentra en un nivel más alto que el año pasado, lo que demuestra que los productores no están reteniendo productos, sino que están comercializando activamente.
Según el informe de la Fundación Mediterránea, el aumento de las retenciones tendrá un efecto directo sobre la rentabilidad de los productores, especialmente aquellos ubicados en zonas más alejadas de los centros de comercialización. En la zona núcleo, que incluye partes de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, la rentabilidad de los cultivos podría caer entre 30 y 60 dólares por hectárea, mientras que en las regiones extra pampeanas el impacto podría ser mucho mayor, con pérdidas de entre 32 y 43 dólares por hectárea.
La medida también afectará de manera diferente a los productores según el tipo de cultivo. La soja será uno de los cultivos más impactados por el aumento de las retenciones, que pasará del 26% al 33%, lo que podría reducir la rentabilidad de los productores en hasta un 12%. Por otro lado, el maíz, con un incremento en la retención del 9,5% al 12%, sufrirá una caída de entre el 11% y el 12% en su rentabilidad.