Por Agroempresario.com
En el corazón del noroeste santafesino, donde el Paraná forma una red infinita de brazos de agua, selvas y pantanos, se esconde uno de los humedales más biodiversos de la Argentina: Jaaukanigás. Con casi 492.000 hectáreas de extensión, este paraíso natural, aún desconocido para la mayoría de los argentinos, alberga más de 522 especies de vertebrados, muchas de ellas en peligro de extinción. Desde 2001, forma parte del listado internacional de sitios Ramsar, pero ahora, impulsado por organizaciones locales y provinciales, crece el reclamo para que sea declarado reserva o parque provincial.
Preguntar en Buenos Aires o en otras grandes ciudades por Jaaukanigás suele despertar desconcierto: ¿dónde queda? ¿es en Argentina? La reacción cambia cuando se muestran imágenes: tucanes de colores intensos, yacarés descansando al sol, legiones de monos carayá cruzando de árbol en árbol y pantanales cubiertos de irupé, la emblemática planta acuática de hojas redondas.
Pese a su riqueza natural, Jaaukanigás sigue siendo un destino turístico emergente, aunque su crecimiento es sostenido. Villa Ocampo, Las Toscas, Florencia, El Rabón, Reconquista y Avellaneda funcionan como portales al humedal, ofreciendo circuitos de ecoturismo, avistaje de aves, navegaciones y visitas culturales que revalorizan el patrimonio local.
Jaaukanigás no sólo fascina por su biodiversidad. Como humedal, cumple funciones ecosistémicas vitales: mitigar inundaciones, almacena agua para tiempos de sequía y captura dióxido de carbono ayudando a frenar el cambio climático. "Es una verdadera esponja natural", resume el biólogo Alejandro Giraudo, investigador del Conicet y miembro de Aves Argentinas.
Esta capacidad de retención hídrica lo convierte en un reservorio natural indispensable, sobre todo en un contexto de crisis climática. Sin embargo, su actual protección como sitio Ramsar no alcanza para evitar actividades humanas que podrían degradarlo. Por eso, el objetivo ahora es avanzar en su protección provincial.
El desafío para los impulsores de Jaaukanigás es claro: lograr un desarrollo turístico sustentable que preserve el humedal. "No se trata de prohibir actividades, sino de orientarlas para que sean compatibles con la conservación", explica Román Murzyla, exsecretario de Ecoturismo de Villa Ocampo y miembro de Aves Argentinas.
Murzyla, oriundo de la región, creció viendo yacarés y monos carayá como parte de su paisaje cotidiano. Hoy, junto a su familia, administra El Portal del Humedal, un complejo turístico que busca ser ejemplo de convivencia entre naturaleza y turismo responsable.
El legado histórico de Jaaukanigás también es singular. A fines del siglo XIX, la empresa británico-alemana La Forestal explotó intensivamente los bosques de algarrobo y quebracho de la región, dejando tras su partida pueblos abandonados y fábricas en ruinas. Hoy, estas huellas forman parte de los circuitos turísticos que complementan la visita al humedal.
Desde Villa Ana hasta Las Toscas, recorrer los pueblos forestales permite entender cómo la explotación de los recursos naturales moldeó la región, y cómo ahora, de la mano del ecoturismo, busca encontrar una segunda oportunidad basada en la preservación.
Una de las propuestas más destacadas es la excursión en lancha que ofrece JaukaTour, liderada por Gustavo Zamar. Durante el recorrido, es posible avistar yacarés recién nacidos, garzas, biguás y otras especies que convierten al humedal en uno de los sitios de mayor biodiversidad de Argentina.
"En una sola jornada se pueden observar más de 60 especies de aves distintas", destaca Giraudo. En exploraciones recientes, incluso se descubrieron ranas fluorescentes aún no catalogadas oficialmente.
Además de la naturaleza, Jaaukanigás ofrece una rica gastronomía regional. Desde empanadas de pescado hasta surubí a la parrilla, la oferta culinaria acompaña las actividades de ecoturismo.
En los paquetes turísticos, algunas propuestas incluyen asados a la estaca, cabalgatas y visitas guiadas a las ruinas industriales, combinando naturaleza e historia en una experiencia integral.
Elegir Jaaukanigás puede resultar más económico que otros destinos de ecoturismo. Se ofrecen cabañas para seis personas con desayuno desde $160.000 por día, habitaciones dobles en hoteles de campo por $42.000 la noche y visitas guiadas a partir de $20.000 por persona.
Para quienes buscan paquetes completos, agencias como Corazón Terrícola ofrecen programas desde $470.000 por persona que incluyen alojamiento, comidas, excursiones y traslados desde Rosario.
A pesar de su potencial, Jaaukanigás enfrenta amenazas. El avance de la frontera agrícola, la caza furtiva, los incendios y proyectos de infraestructura mal planificados pueden comprometer su delicado equilibrio.
Por eso, organizaciones como Aves Argentinas, junto con municipios y actores locales, impulsan una ley provincial que declare a Jaaukanigás como reserva natural protegida. El objetivo es garantizar que el desarrollo turístico y productivo sea compatible con la conservación.
"Este humedal es único, y tenemos una oportunidad histórica de preservarlo para las futuras generaciones", subraya Giraudo.
Si se logra su protección efectiva, Jaaukanigás podría consolidarse como el equivalente santafesino de los Esteros del Iberá, atrayendo a turistas nacionales e internacionales interesados en el contacto con la naturaleza virgen.
A la vez, podría convertirse en un motor económico sostenible para una región históricamente relegada, combinando empleo, cultura y conservación ambiental.
En un contexto global donde el turismo de naturaleza crece año a año, Jaaukanigás tiene todo para posicionarse como una de las joyas naturales más importantes de la Argentina.