Por Agroempresario.com
La historia de Carlo Contini es un relato de amor, perseverancia y el aroma inconfundible del café italiano. Desde su Puglia natal hasta las vibrantes calles de Buenos Aires, su viaje culminó en la creación de Martinelli Caffe, una cadena de cafés que, nacida en plena pandemia, hoy expande sus fronteras desde el corazón de Palermo hacia el exterior.
Carlo Contini, un italiano de pura cepa aunque con acento español adquirido durante sus años de emprendimiento en la península ibérica, llegó a la Argentina hace 13 años impulsado por el amor hacia su esposa argentina, a quien conoció en España. Su arraigo en Buenos Aires se fortaleció y, en un contexto global desafiante como la pandemia de Covid-19, Contini decidió fusionar sus dos grandes pasiones: el espíritu emprendedor y la rica tradición gastronómica de su tierra. Así nació Martinelli Caffe, un proyecto que comenzó con un sueño y hoy cuenta con tres locales propios y dos franquiciados, demostrando un crecimiento sólido y prometedor.
Junto al chef Manuel Barraza, Contini dio forma a su visión: replicar la atmósfera cálida y acogedora de un "cafetín italiano tranquilo", donde la calidad de la pastelería y el auténtico gelato fueran protagonistas. "No somos un 'café de especialidad' como se estila ahora, sino un genuino 'café italiano'", aclara Contini, diferenciándose de la tendencia actual y apostando por la tradición.
La conexión de Contini con la gastronomía se remonta a su infancia en Italia. "En mi familia dividimos las áreas con humor. Mi papá es chef, mi hermana estudió para maître y yo me especialicé en bebidas, soy bartender. Al final, terminamos todos en la misma bolsa", recuerda con una sonrisa. Su experiencia como bartender lo llevó a recorrer Europa, consolidando su expertise en el mundo de las bebidas.
"Primero fui a Francia, donde vivía mi hermana, y luego a España, donde una empresa necesitaba personal para abrir heladerías. Vine con un contrato de nueve meses y me quedé once años. Abrimos muchos locales, desarrollamos nuevas ideas, y allí conocí a mi esposa, que trabajaba con mi hermana", relata sobre su periplo europeo.
Los viajes anuales a Argentina se volvieron más frecuentes hasta que, en 2011, la pareja tomó la decisión de radicarse en Buenos Aires. "El argentino extraña mucho a su familia, y aunque a ella le gusta Italia, prefiere vivir aquí. Así que nos vinimos. Conseguí trabajo rápidamente gracias a mis contactos en el mundo de la coctelería. Hice consultoría, catering... No sabía si me adaptaría, hasta que vendí mi parte en los negocios de afuera y comencé a madurar mis propias oportunidades".
A principios de 2020, la idea de Martinelli Caffe comenzó a tomar forma, evolucionando hasta el modelo de negocio actual. La oferta varía según el tamaño del local, pero siempre incluye una selección de infusiones, bollería artesanal y la tradicional piadina. Algunos locales ofrecen también helados, focaccia o ciabatta, manteniendo siempre la esencia de la auténtica gastronomía italiana.
Un aspecto fundamental del éxito de Martinelli Caffe es la producción propia de todos sus productos. "Yo solo cocino en casa, aunque me crié entre ollas y se me da bien. Pero tenemos un equipo excelente, mi socio es chef y juntos aportamos nuestros conocimientos", explica Contini.
La expansión de la marca se dio de manera estratégica. Tras la apertura del primer local en Palermo, realizaron durante cuatro meses una innovadora acción de "café de obra" en alianza con una inmobiliaria sobre la avenida Santa Fe. Esta iniciativa les permitió testear sus productos y comprobar la demanda del público con una inversión reducida. "Fue una prueba piloto que nos demostró que había mercado, así que luego abrimos en el Mercado de los Carruajes y seguimos creciendo", cuenta el emprendedor italiano.
Contini, quien también se dedica a la importación de maquinaria, revela que están recibiendo numerosas consultas para franquicias. Sin embargo, se toman el proceso con cautela, buscando socios que comprendan la exigencia del negocio gastronómico. "Cuesta invertir dinero y no queremos que nadie pierda". Actualmente, existen propuestas concretas para abrir nuevos locales en diversas ciudades de Argentina, como Córdoba y Catamarca, e incluso en países vecinos como Chile y Uruguay. El plan a corto plazo es inaugurar dos locales más este año y desembarcar en Paraguay el próximo. "Hay que ir paso a paso, construyendo una base sólida", enfatiza.
Una frase que un empresario uruguayo le dijo a Contini quedó grabada en su memoria: "Si tenés experiencia en la Argentina, podés abrir en cualquier lado". Para el italiano, el país es una verdadera "escuela" de negocios, llena de oportunidades pero también de desafíos. "Hay mucho por hacer y muchas dificultades. Es riesgoso, no hay previsibilidad, el crédito para pymes es escaso y los contratos no son tan largos. Hay que estar siempre alerta y en movimiento, no te podés relajar", reflexiona sobre el contexto argentino.
A pesar de los obstáculos, Carlo Contini se define como un "emprendedor nato". "Se puede tener un bajón, un día malo, pero siempre seguimos adelante. Es levantarse y arrancar de nuevo", afirma con convicción, transmitiendo la pasión y la resiliencia que han sido claves en el éxito de Martinelli Caffe, un pedazo de Italia que florece en el corazón de Buenos Aires.