Por Agroempresario.com
La salinización de los suelos es un problema creciente que amenaza la productividad agrícola, particularmente en el noreste de La Pampa, Argentina. Esta región, caracterizada por un relieve extremadamente llano y sin drenaje superficial, enfrenta una creciente amenaza debido al ascenso freático, lo que está deteriorando su calidad y capacidad productiva. En este contexto, un equipo de investigación del INTA Anguil trabaja activamente en la identificación de las causas y en el desarrollo de estrategias para mitigar este fenómeno.
La cuenca noreste de La Pampa, una de las zonas agrícolas más importantes del país, ha experimentado un deterioro progresivo en sus suelos durante los últimos 15 años. Según estudios realizados por el INTA Anguil, más de 105.000 hectáreas ya se encuentran afectadas por la salinización, y un aumento en el nivel freático podría extender este problema a 200.000 hectáreas adicionales.
Pablo Vázquez, investigador del INTA Anguil, explicó que el problema no solo se debe a las características geológicas de la región, sino también a la forma en que ha cambiado el uso del suelo en las últimas décadas. "La reducción de cultivos de invierno y pasturas, sumada al aumento de áreas sin cobertura vegetal, ha incrementado la recarga hídrica, favoreciendo así el proceso de salinización", indicó Vázquez.
El investigador detalló que el proceso está relacionado con la base del acuífero activo en la región, conocido como la formación Cerro Azul, que está formada por sedimentos arcillosos muy impermeables de origen marino. Estos sedimentos dificultan el escurrimiento de agua subterránea, favoreciendo el ascenso del nivel freático, que arrastra sales hacia la superficie, lo que deteriora la calidad del suelo.
El INTA, consciente de la gravedad del problema, ha diseñado una serie de estrategias para mitigar la salinización y recuperar la capacidad productiva de los suelos. Vázquez destacó que una de las principales acciones recomendadas es la reimplantación de 60.000 hectáreas de pasturas perennes. "Las pasturas actúan como reguladoras del ascenso freático, estabilizando su comportamiento y contribuyendo a mantener un equilibrio hídrico adecuado en el suelo", explicó.
Además, se propone la instalación de 35.000 hectáreas de cortinas forestales en zonas estratégicas para actuar como barreras naturales. Las cortinas forestales son una herramienta clave para frenar la evaporación excesiva del agua y disminuir la salinidad del suelo, protegiendo así las áreas productivas.
El uso de cultivos de cobertura es otra de las estrategias clave recomendadas por el INTA. Estos cultivos ayudan a limitar la recarga hídrica y reducen el impacto de la salinización en cada subcuenca. Vázquez destacó la importancia de adaptar estas prácticas según las necesidades específicas de cada región. "Es fundamental implementar cultivos de cobertura que permitan mantener el balance hídrico necesario para prevenir futuros procesos de degradación del suelo", añadió.
Una de las metas del INTA es recuperar, al menos, el 50% de la capacidad evapotranspirativa que existía en la región durante el período 1980-1990. Según Vázquez, esto no solo ayudará a mitigar los efectos actuales de la salinización, sino que garantizará la productividad de la región a largo plazo. “Es clave implementar estrategias de manejo sostenible para poder recuperar y mantener un balance hídrico adecuado, lo cual es fundamental para el futuro del agro argentino”, afirmó el investigador.
La salinización de los suelos en La Pampa es un desafío importante, pero con las estrategias adecuadas, se pueden mitigar sus efectos y asegurar la sostenibilidad de los sistemas productivos de la región. La investigación del INTA Anguil continúa siendo un pilar fundamental para encontrar soluciones prácticas y efectivas a esta problemática, que afecta no solo a los productores de la región, sino también a la economía agrícola del país.