Por Agroempresario.com
Las lluvias sectorizadas que se abatieron durante las últimas 24 horas sobre el norte de la provincia de Buenos Aires, el sur de Santa Fe y partes del sur cordobés generaron serias complicaciones en el avance de la cosecha gruesa, especialmente de soja y maíz. En un momento clave del calendario agrícola, la acumulación de agua en caminos rurales y lotes listos para trillar despertó la preocupación de los productores, quienes reportaron anegamientos, cortes viales y pérdidas puntuales.
Según los últimos reportes meteorológicos y relevamientos de campo realizados por entidades como Agricultores Federados Argentinos (AFA) y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las precipitaciones alcanzaron máximos de hasta 320 milímetros en localidades como Rafael Obligado, en el norte bonaerense. En otros puntos del partido de Rojas, se registraron acumulados superiores a los 100 mm, generando un escenario de alerta en plena transición entre cosecha gruesa y siembra de cultivos de invierno como trigo y cebada.
En la provincia de Buenos Aires, los milimetrajes fueron dispares pero sostenidos, afectando a distintas regiones productivas con variaciones importantes. Según datos de FM 95, en San Laureano se reportaron 69 mm, en Fair 60 mm y en Plaza Colón 20 mm. Sin embargo, el punto crítico se registró en Rafael Obligado, con un récord de 320 mm en menos de 10 horas, según datos de AFA.
Otros registros destacados fueron los de Ascensión (220 mm), Los Indios (240 mm), Inés Indart (152 mm), O’Brien (125 mm), Chacabuco (160 mm), Lincoln (112 mm), Rojas (74 mm), Junín (63 mm), y Pergamino (42 mm). En muchos de estos lugares, los caminos rurales quedaron intransitables, y numerosos lotes ya preparados para la trilla se encuentran encharcados o anegados, lo que retrasa las tareas de recolección y pone en riesgo parte del rinde.
La humedad acumulada, si bien positiva para la futura implantación de trigo y cebada, representa un desafío logístico inmediato. Las máquinas no pueden ingresar a los campos y la humedad excesiva podría generar pérdidas de calidad si se prolonga la permanencia de los cultivos en pie.
En el sur santafesino, también se registraron lluvias destacadas, aunque de menor intensidad que en Buenos Aires. En localidades como Hughes (100 mm), Diego de Alvear (27 mm) y Chañar Ladeado (24 mm), los productores señalaron un rápido escurrimiento en algunos campos, pero caminos secundarios siguen comprometidos.
Otros registros informados por productores y estaciones meteorológicas indican: Chovet (40 mm), Maggiolo (38 mm), María Teresa (30 mm), Ramallo (75 mm en El Cruce), Guerrico (53 mm), y en la zona de San Pedro, entre 55 y 65 mm. Si bien no hubo reportes de daños masivos, sí se evidenció un freno en las tareas de cosecha en varios departamentos clave.
En la provincia de Córdoba, el panorama fue más acotado y las precipitaciones se concentraron en puntos del sur y sudeste provincial. Buchardo lideró el ranking con 21,8 mm, seguido por Canals (11,2 mm), Corral de Bustos-Ifflinger (6,2 mm), Monte Buey (6 mm) y Bell Ville (6 mm). En el resto de las localidades cordobesas, como Inriville, Los Zorros, Los Surgentes, Toledo y Justiniano Posse, los registros oscilaron entre 2 y 5 mm.
Si bien no hubo reportes de afectaciones importantes, los eventos suman recarga al perfil hídrico y mejoran las condiciones para la siembra fina en la región.
En diálogo con medios locales, productores de las zonas afectadas manifestaron su preocupación por la falta de transitabilidad de caminos rurales, un problema recurrente ante lluvias intensas. “No se puede sacar la producción, y si esto se prolonga, vamos a empezar a perder calidad en los granos que están listos para cosechar”, indicó un productor de la zona de Chacabuco.
Desde la Bolsa de Comercio de Rosario, técnicos remarcaron que si bien las lluvias favorecen la campaña de trigo 2024/2025, el exceso hídrico en algunas zonas obliga a reprogramar las labores, tanto de cosecha como de siembra, y a redoblar esfuerzos logísticos.
Por su parte, ingenieros agrónomos de la región advirtieron sobre la posibilidad de brotado en espiga en lotes de maíz que no puedan ser cosechados a tiempo, y de manchas foliares en soja ante las altas temperaturas posteriores a la lluvia, en caso de no retomarse rápidamente la trilla.
La situación generada por estas lluvias vuelve a poner en evidencia la necesidad de mejoras en la infraestructura rural, especialmente en caminos secundarios y terciarios. Las entidades agropecuarias vienen reclamando hace años planes de mantenimiento más robustos y continuos, capaces de resistir eventos climáticos de magnitud.
En paralelo, las precipitaciones consolidan una reserva hídrica óptima para la siembra de cultivos invernales, que ya comienza a desarrollarse en varias regiones del país. Según estimaciones privadas, se espera un crecimiento del área sembrada con trigo y cebada, alentado por la buena humedad inicial y una expectativa de precios moderadamente sostenidos en los mercados internacionales.
Sin embargo, los productores saben que, si no se recuperan pronto los caminos, ni se logra estabilizar la logística, el potencial productivo de esta campaña podría verse comprometido en algunas zonas.