Por Agroempresario.com
Bill Gates, cofundador de Microsoft, volvió a captar la atención global con una entrevista íntima y reveladora en el pódcast On Purpose, conducido por Jay Shetty. En una conversación que abarcó desde su infancia hasta su visión sobre el impacto de la inteligencia artificial, Gates compartió reflexiones profundas sobre el éxito, la salud mental, la educación y la filantropía. El empresario y filántropo insistió en que subestimamos lo que se puede lograr en una década, en un contexto donde la humanidad enfrenta desafíos urgentes, entre ellos, la regulación tecnológica.
Desde joven, Gates demostró una curiosidad inusual que marcó su vida. Su capacidad para concentrarse durante horas lo llevó a devorar libros, interesarse por el ajedrez, las matemáticas y, más tarde, la programación. En su diálogo con Shetty, recordó cómo sus padres, preocupados por su intensidad emocional, lo enviaron a terapia. Fue allí, bajo la guía del Doctor Cressey, que comenzó a entender la importancia del equilibrio emocional.
“Me hizo ver que pelear con mis padres no tenía sentido. Ellos realmente me querían”, relató Gates, destacando la influencia de su madre, exigente y siempre atenta a sus logros, y de su padre, William H. Gates Sr., a quien definió como una figura tranquila y moralmente firme.
Gates habló sobre los inicios de Microsoft como una etapa de inmersión total. “Renunciar a los fines de semana y vacaciones no fue un gran sacrificio. Lo disfrutaba”, dijo. En ese entonces, pocos creían que las computadoras personales serían parte esencial de la vida cotidiana. Sin embargo, Gates y su equipo lo veían como una certeza inevitable.
Además, rememoró su relación con Steve Jobs. Aunque marcada por la competencia, Gates subrayó que también existía admiración mutua. “Lo que él hacía bien, yo no lo hacía, y viceversa”, afirmó, reflejando una relación compleja pero enriquecedora entre los dos gigantes de la informática.
En cuanto al éxito, fue tajante: “No se trataba de ganar más dinero, sino de ser parte de algo que empoderara a las personas”.
En la conversación con Shetty, Gates destacó que la motivación es la base del aprendizaje. “Si tienes un niño motivado, la tecnología puede ayudar mucho”. No obstante, admitió que la inclusión de computadoras en las aulas no produjo un cambio radical. “La computadora no ha hecho que los niños aprendan mucho más. El reto es más motivacional que técnico”.
Con esperanzas renovadas, Gates señaló el potencial de la inteligencia artificial para personalizar la enseñanza. Mencionó a Khan Amigo, un proyecto apoyado por su fundación, como ejemplo de tutores virtuales que se adaptan al nivel del estudiante. Aunque aún es pronto para medir el impacto de estos sistemas, Gates cree que la IA podría reducir las brechas educativas globales si se utiliza correctamente.
Uno de los momentos más emotivos de la entrevista fue cuando Gates habló sobre salud mental y el valor de la terapia. “He encontrado útil tener un terapeuta con quien hablar sobre lo que me preocupa”, compartió. La pérdida de personas cercanas, como Paul Allen —cofundador de Microsoft— y su amigo Kent, lo llevaron a profundizar en este aspecto de su vida.
“La muerte de Kent fue un shock. Pasé mucho tiempo con sus padres, pero después me sentí culpable por no seguir haciéndolo”, dijo Gates. Explicó que escribir sobre esas pérdidas en sus libros fue una forma de rendir homenaje y compartir aprendizajes con otros.
Uno de los temas centrales de la entrevista fue la inteligencia artificial y su impacto en la sociedad. Gates advirtió que la IA podría ser el mayor desafío de la próxima década. “Necesitamos regulaciones claras para que sus beneficios se distribuyan equitativamente y no profundicen las desigualdades”, alertó.
Criticó el rol de los algoritmos en redes sociales que promueven contenido escandaloso sin verificar su veracidad. “Durante la pandemia, la desinformación sobre las vacunas costó muchas vidas”, lamentó. En su visión, los gobiernos deben actuar con decisión para evitar que el futuro digital esté gobernado por intereses privados sin responsabilidad social.
Gates también habló sobre el rol de las grandes fortunas y el deber de devolver a la sociedad. “Estas fortunas son casi ilegítimas, a menos que se devuelvan de una manera muy inteligente”, afirmó con contundencia.
Subrayó que incluso quienes tienen recursos modestos pueden combinar su talento y empatía para generar un impacto positivo. Según él, la “regla de oro” —tratar a los demás como uno quisiera ser tratado— debe guiar las decisiones personales, empresariales y políticas en el siglo XXI.
El futuro, para Gates, se construye a largo plazo. Citó una de sus frases favoritas: “Sobreestimamos lo que podemos hacer en un año y subestimamos lo que podemos lograr en diez”. Según explicó, el mayor error que cometió fue asumir que los problemas sociales y tecnológicos se resolverán con velocidad y lógica empresarial. Hoy reconoce que el cambio profundo requiere tiempo, empatía y liderazgo sostenido.
La entrevista concluyó con un mensaje esperanzador, pero no ingenuo. Gates cree que la tecnología y la filantropía, bien orientadas, pueden mejorar el mundo. Pero para eso, es necesario un cambio de mentalidad global, que valore tanto la innovación como la humanidad.