Por Agroempresario.com
La economía argentina encuentra en el agro una fuente inagotable de generación de divisas. Las últimas cifras lo confirman: cuando se alivian las cargas impositivas que pesan sobre el sector, el flujo de dólares se incrementa de manera inmediata. Así lo demuestra un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que posiciona al primer cuatrimestre de 2025 como el segundo con mayor volumen de liquidación en términos reales en los últimos diez años, solo superado por el de 2016, año en que se eliminaron los Registros de Operaciones de Exportación (ROE) y se redujeron o eliminaron los derechos de exportación sobre productos agroindustriales.
Estas estadísticas no hacen más que reforzar una idea ya instalada entre productores y economistas: los derechos de exportación, especialmente sobre productos como la soja, no solo reducen la rentabilidad del sector, sino que también afectan negativamente a la economía en su conjunto al disminuir el ingreso de divisas genuinas. En un contexto donde el país necesita dólares para sostener su balanza de pagos, esta dinámica adquiere una relevancia estratégica.
El análisis de la BCR fue ajustado utilizando el Índice de Precios de las Materias Primas Agropecuarias (IPMPagro), que refleja la evolución de las cotizaciones internacionales de los productos que representan aproximadamente el 50% de las exportaciones argentinas. Esto permite eliminar el efecto del precio y observar con mayor claridad el impacto real de las políticas fiscales sobre el comportamiento exportador del agro.
En términos ajustados, la liquidación del primer cuatrimestre de 2025 sólo fue superada por 2016, cuando se implementaron medidas concretas de alivio fiscal. Este dato no es menor: evidencia de forma contundente la relación directa entre menor presión tributaria y mayor ingreso de divisas.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, los primeros seis meses del año podrían cerrar con una liquidación estimada de USD 18.200 millones, un 26% más que en el mismo período de 2024. Este repunte está directamente relacionado con la vigencia, hasta el 30 de junio, de una reducción temporal de las alícuotas de derechos de exportación sobre granos gruesos.
Dicha medida incentivó al sector a adelantar ventas y acelerar la liquidación, concentrando las operaciones en el primer semestre. Sin embargo, en la segunda mitad del año, sin incentivos impositivos, se espera una desaceleración en el flujo de divisas, con una proyección de USD 13.400 millones, lo que representaría una baja del 17% respecto al segundo semestre de 2024.
Gracias a una buena campaña fina y mejores rendimientos en los cultivos de gruesa, la producción total estimada por la BCR para 2025 alcanzaría las 135,7 millones de toneladas, el segundo mayor volumen de la historia. Con esta base productiva sólida, el potencial de generación de divisas del agro podría ser aún mayor si se eliminaran los impuestos distorsivos que afectan al sector.
Se espera que el agro y la agroindustria aporten un total de USD 31.600 millones este año, lo que implica un incremento de USD 1.000 millones respecto a 2024. Esta cifra contempla tanto los ingresos canalizados por el Mercado Libre de Cambios (MLC) como los del Contado con Liquidación (CCL).
A pesar de que el gobierno prorrogó la reducción de retenciones a trigo y cebada —dejándolas en torno al 9,5%—, muchos actores del sector consideran que la medida es insuficiente. Productores CREA del oeste bonaerense señalan que esa alícuota todavía afecta la rentabilidad y que otros factores, como la exigencia de ingresar divisas de forma inmediata junto con la Declaración Jurada de Ventas al Exterior (DJVE), agregan sobrecostos y afectan la operatoria.
“Se entiende la urgencia por hacerse de dólares, pero esto espanta y agrega sobrecostos al chacarero”, expresó un productor, en referencia a la imposibilidad de escalar operaciones a lo largo del año por el adelantamiento forzado de divisas.
Desde el gobierno, un funcionario manifestó recientemente que no se puede abandonar la responsabilidad fiscal, incluso al debatir el nivel de retenciones. Si bien se reconoce el esfuerzo del Estado por equilibrar las cuentas, desde el agro advierten que no es justo cargar ese peso sobre una de las pocas actividades que generan ingresos genuinos para el país.
A este respecto, la clave parece estar en seguir bajando el gasto público para no afectar al sector productivo con más impuestos que desincentivan la producción y la exportación.
La evidencia es clara: cada vez que se han eliminado o reducido los derechos de exportación, el agro respondió con más producción, más exportación y más ingreso de dólares. En un país que necesita imperiosamente fortalecer sus reservas, la solución parece estar más cerca de los campos que de las imprentas de dinero.
Impulsar políticas que promuevan la competitividad del agro, eliminar trabas impositivas y fomentar la inversión son medidas que, más allá de beneficiar a un sector, fortalecen a toda la economía argentina.