Por Agroempresario.com
En la provincia de San Juan, tradicionalmente vinculada a la minería y la vitivinicultura, un nuevo cultivo empieza a tomar protagonismo: el pistacho. Con condiciones agroclimáticas ideales y un mercado internacional en plena expansión, el “oro verde” se perfila como uno de los nuevos motores productivos de la región. Hoy, el 85% de las 7500 hectáreas implantadas en Argentina se encuentran en territorio sanjuanino, y cada vez más empresas apuestan fuerte a este fruto seco.
El pistacho necesita inviernos fríos para su dormición y veranos intensos para su fructificación, un equilibrio que San Juan y el este de Mendoza logran a la perfección. Si bien el cultivo requiere paciencia —demora entre seis y ocho años en alcanzar la producción plena— los resultados justifican la espera: una hectárea en régimen puede generar tres toneladas anuales, con ingresos que superan los US$21.000 y una demanda intensiva de mano de obra, con hasta 14 jornales por hectárea.
El pionero de esta industria en Argentina fue Marcelo Ighani, empresario de origen iraní que introdujo las primeras semillas en los años 80 y fundó la sociedad Pisté. Hoy, su ejemplo fue replicado por firmas como Frutos del Sol, controlada por la familia Bravo, que exporta a más de diez destinos y lidera el mercado local con 2 millones de kilos vendidos por año, entre ventas internas y externas.
Sin embargo, la mayor apuesta actual viene de la mano del Grupo Phronesis, liderado por José Chediack. A través de su controlada Solfrut, la empresa invertirá entre US$30.000 y US$35.000 por hectárea en un ambicioso proyecto de 1100 hectáreas de pistacho. El objetivo no es solo producir, sino integrar toda la cadena de valor con una planta de secado capaz de procesar entre 3000 y 4000 toneladas por temporada.
“El pistacho no compite con los cultivos tradicionales. Es una alternativa para diversificar, generar empleo y desarrollar zonas históricamente postergadas, justo en un contexto donde la vitivinicultura enfrenta una demanda en baja”, explicó Chediack. La empresa prevé comenzar a cosechar en siete años y alcanzar la capacidad plena hacia el décimo año.
En un contexto de consumo creciente, la oportunidad es más que prometedora. A nivel global, el mercado del pistacho se disparó. Estados Unidos, especialmente California, lidera la producción con más de un millón de hectáreas plantadas. Solo en 2023 se consumieron más de 1,1 millones de toneladas del fruto, equivalente a 4400 millones de bolsitas de 250 gramos, según datos de Rabobank.
Además, el pistacho trascendió el rubro de los snacks. Su incorporación en productos como chocolates y helados lo convirtió en un fenómeno gourmet. El caso más resonante es el “Chocolate Dubái”, una tableta con pistacho que se viralizó en redes sociales como TikTok. En Argentina, heladerías como Lucciano’s y chocolaterías como Mamuschka lanzaron sus propias versiones. Incluso YPF sumó un alfajor de pistacho con su línea Full.
“El lanzamiento del Chocolate Dubái fue récord: en una semana se enviaron más de 60.000 kilos a los locales del país, agotándose en todos los puntos de venta. Se convirtió en el sabor más pedido”, señaló Cristian Otero, CEO de Lucciano’s.
Con una demanda global insatisfecha y una geografía favorable, San Juan encontró en el pistacho un nuevo horizonte económico. Su desarrollo no solo promete divisas por exportación, sino empleo local, industrialización y diversificación productiva. La historia del pistacho en Argentina recién comienza, pero todo indica que se trata de un negocio con raíces profundas y frutos de alto valor.