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Por Agroempresario.com
El sector agrícola argentino escribe un nuevo capítulo de éxito en 2024 con una campaña histórica para las legumbres, consolidando al país como un actor clave en un mercado internacional cada vez más competitivo. Con una superficie sembrada récord y un repunte significativo en la producción de arvejas, garbanzos, lentejas y porotos, Argentina no solo reafirma su capacidad agroindustrial, sino que también se posiciona estratégicamente para capitalizar el creciente interés global en estos cultivos nutritivos y sostenibles.
La superficie destinada a legumbres en Argentina alcanzó las 880.200 hectáreas en la campaña 2024/25, un crecimiento interanual del 10% y del 17% respecto al promedio de los últimos cinco años. Se trata de un salto del 30% en apenas seis ciclos agrícolas. Estos números no solo hablan de una recuperación post sequía, sino también de una estrategia de diversificación agrícola cada vez más sólida.
El Ministerio de Economía, a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), liderada por Fernando Vilella, destacó que este avance responde a la fuerte inversión privada, las condiciones climáticas favorables en varias regiones productivas, y una renovada demanda externa.
El despegue más significativo lo protagonizó el garbanzo, cuya superficie creció un 35% hasta alcanzar las 151.500 hectáreas. Lo siguen los porotos, con 590.000 hectáreas (+3%), las lentejas, que subieron un 8% hasta 107.500 ha, y las arvejas, con un impresionante crecimiento del 96%, totalizando 31.500 ha.
Las cifras hablan por sí solas. La producción total de legumbres alcanzó 1,3 millones de toneladas, marcando un incremento del 52% frente a la campaña anterior y posicionándose un 25% por encima del promedio quinquenal. Esta campaña representa la mayor cosecha registrada en la historia reciente del país.
El principal motor del salto productivo fue el poroto, cuya producción se disparó un 62%, alcanzando 770.000 toneladas. A pesar de un incremento moderado en la superficie sembrada, los rendimientos fueron claves para esta recuperación, luego del duro golpe que significó la campaña 2023/24, la peor en seis años.
El garbanzo, por su parte, también tocó un techo histórico: 193.600 toneladas (+66%), combinando un fuerte aumento en área sembrada y una suba del 24% en los rendimientos. Le siguen las arvejas, con 257.900 toneladas (+20%) y las lentejas, que aunque con menor volumen, sorprendieron con un salto del 89%, totalizando 30.800 toneladas.
La producción de legumbres en Argentina no es homogénea. Las arvejas y lentejas se concentran mayormente en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, mientras que los porotos y garbanzos encuentran su bastión en el noroeste argentino: Salta, Tucumán, Jujuy y Santiago del Estero.
Sin embargo, esta distribución también genera desafíos. Por ejemplo, en Salta y Jujuy, el ciclo 2024/25 presentó condiciones climáticas poco favorables para la cosecha, con lloviznas y baja radiación solar que ralentizaron la trilla. Aun así, se espera que las cifras se consoliden conforme mejore el clima y avancen las tareas en Santiago del Estero.
Aunque la producción 2024/25 es récord, su impacto aún no se refleja por completo en las exportaciones. Entre enero y abril de 2025, Argentina exportó 139.600 toneladas de legumbres por un valor de U$S 77,6 millones. Esto representa una baja interanual del 9% en volumen y del 26% en valor.
La principal causa de esta contracción se encuentra en la pobre cosecha de porotos del ciclo anterior, que derrumbó las ventas al exterior a solo 12.200 toneladas (-74% i.a.). Lo mismo ocurrió con las lentejas, cuyas exportaciones cayeron un 74% en volumen y un 65% en valor, aunque su precio por tonelada subió un 33%.
En contraste, las arvejas fueron las grandes protagonistas del comercio exterior. Sus exportaciones crecieron un 54% en volumen y un 43% en valor, totalizando 76.000 toneladas por U$S 31,2 millones. Esto se debe en parte a la apertura del mercado chino en 2020, que potenció la demanda de esta legumbre.
El garbanzo mostró estabilidad, con 50.000 toneladas exportadas, un 29% más que el promedio histórico, aunque con una caída del 8% en el precio promedio por tonelada.
Entre los principales destinos de las legumbres argentinas en este primer cuatrimestre se destacan China (12%), Brasil (10%), Italia (7%), Senegal (7%) y España (6%). Estos mercados ofrecen oportunidades de expansión, especialmente en un contexto de creciente interés por dietas saludables y sostenibles.
Un informe reciente de la FAO y la OCDE proyecta que el consumo global de legumbres aumentará de 7 a 8,6 kg per cápita para 2033, con fuerte tracción en Europa y Asia. Además, se espera que el comercio mundial pase de 19 millones de toneladas a 22 millones en la próxima década.
Este escenario representa una oportunidad histórica para Argentina, que cuenta con capacidad productiva, ventajas agroclimáticas y capital humano para posicionarse entre los líderes del mercado internacional.
La Bolsa de Comercio de Rosario, como institución clave en el desarrollo del sector, participará activamente de la próxima reunión de la Mesa Nacional de Legumbres, el 3 de junio, donde también tendrá lugar la Mesa de Inserción Internacional del complejo legumbrero, impulsada por la Subsecretaría de Mercados Agroalimentarios.
Estas instancias buscan generar consensos para potenciar la competitividad de la cadena, mejorar la logística, abrir nuevos mercados y fomentar la innovación tecnológica.
El ministro de Economía, Luis Caputo, también expresó el interés del Gobierno en transformar a las legumbres en una nueva estrella exportadora del agro argentino. “Este complejo tiene todo para despegar: es sustentable, rentable y con fuerte demanda global. Vamos a acompañar con políticas activas”, afirmó.
Más allá de los números, las legumbres representan una respuesta concreta a los desafíos ambientales y nutricionales del siglo XXI. Son bajas en grasas, ricas en fibra, proteínas, vitaminas y minerales, y requieren menos fertilizantes sintéticos gracias a su capacidad de fijar nitrógeno en el suelo.
Incorporarlas en los esquemas agrícolas mejora la salud del suelo, reduce la erosión y ayuda a controlar plagas, aspectos clave en un contexto de cambio climático. Por eso, cada vez más países las incluyen en políticas públicas de seguridad alimentaria y sustentabilidad.
En este marco, Argentina tiene una gran oportunidad para promover su producción como una alternativa sostenible a nivel global. Además, el desarrollo de marcas propias, denominaciones de origen y certificaciones orgánicas puede agregar valor y abrir puertas a nichos premium en mercados desarrollados.
La campaña récord de legumbres en 2024/25 no es un hecho aislado. Es la consolidación de una tendencia que conjuga inversión, conocimiento técnico, articulación público-privada y visión estratégica.
Con mercados abiertos, tecnología aplicada, políticas de inserción internacional y una identidad sustentable, Argentina puede liderar la próxima década en el comercio mundial de legumbres.
El desafío será sostener esta senda de crecimiento con infraestructura adecuada, financiamiento accesible, y una cadena de valor cada vez más integrada. Si eso ocurre, las legumbres no solo serán protagonistas de la mesa familiar, sino también una fuente clave de divisas, empleo y desarrollo federal.
