Por Agroempresario.com
En el vasto territorio argentino, desde la selva misionera hasta los altiplanos jujeños y la Patagonia, la gastronomía local se erige no solo como arte sino también como un compromiso con la sustentabilidad y la identidad territorial. Este compromiso se refleja en el Prix Baron B – Édition Cuisine, un premio nacional que desde 2018 reconoce a chefs y proyectos gastronómicos que, más allá de sus platos, valoran el impacto ambiental positivo y la profunda conexión con su entorno.
La cocina argentina actual no se limita a técnicas o recetas; es un entramado de saberes, productos y prácticas que dialogan con el territorio y las comunidades. La diversidad geográfica y cultural del país permite una multiplicidad de sabores y enfoques que hoy brillan en la escena internacional.
Entre quienes llevan esta bandera se encuentran figuras como Mauro Colagreco, con ocho estrellas Michelin distribuidas en cinco países y un trabajo constante junto a productores locales y ciclos naturales; Pablo Rivero, creador de Don Julio y mejor sommelier del mundo en 2024, y Gonzalo Aramburu, único chef argentino con dos estrellas Michelin renovadas en 2024.
Este año, los tres formarán parte del jurado del Prix Baron B, acompañados por la chef mexicana Daniela Soto-Innes, reconocida mundialmente por su innovadora interpretación de la cocina mexicana. Juntos evaluarán propuestas que conjugan excelencia, sostenibilidad y arraigo territorial.
Desde su creación, el galardón distingue proyectos que, además de la calidad gastronómica, tienen un impacto ambiental positivo y una visión integradora con su región. El premio valora la historia detrás de cada plato: cómo se obtienen los ingredientes, con quiénes se trabaja y qué relato se transmite desde la cocina.
La convocatoria 2025, abierta desde el 29 de mayo hasta el 21 de julio, está dirigida a profesionales con al menos cinco años de experiencia que presenten un proyecto integral acompañado de una receta con ingredientes locales y sustentables.
La competencia culminará con una instancia presencial el 27 de agosto, donde los finalistas cocinará en vivo. El ganador disfrutará de una pasantía en el renombrado restaurante Mirazur, de Colagreco, en Francia, un premio económico y una pieza artística creada por el orfebre Juan Carlos Pallarols.
Mauro Colagreco, presidente del jurado, expresó su entusiasmo por el crecimiento del premio y su impacto en la visibilidad de la gastronomía sustentable argentina. Destacó la importancia del vínculo con productores locales y la interacción con el entorno natural como pilares fundamentales de los proyectos participantes.
Por su parte, Gonzalo Aramburu enfatizó la necesidad de que los proyectos reflejen la diversidad del país, la creatividad y el origen de sus ingredientes. Para él, contar la historia detrás del plato es tan relevante como el sabor.
Pablo Rivero destacó la creciente mirada sustentable de chefs en todas las regiones, incluso en ciudades pequeñas, valorando el respeto por la estacionalidad y los productores locales.
Daniela Soto-Innes manifestó su interés en encontrar propuestas que tengan alma, arraigo cultural y que transmitan los sabores auténticos de las distintas regiones argentinas.
El Premio ha recorrido a lo largo de sus seis ediciones proyectos en diferentes provincias: Corrientes, Córdoba, Jujuy, Tierra del Fuego, Río Negro y Misiones, entre otras, mostrando la riqueza regional y el compromiso ambiental.
El chef Gunther Moros, ganador en 2024 con una propuesta de cocina regenerativa en la Reserva de Biósfera Yabotí, Misiones, explicó que la sustentabilidad implica minimizar el impacto ambiental, promover la justicia social y asegurar la viabilidad económica.
Su enfoque en la cocina regenerativa se traduce en la elección de ingredientes locales y orgánicos, la reducción de residuos y la optimización de recursos, con un respeto profundo por la biodiversidad y la colaboración con comunidades indígenas mbya guaraníes.
El jurado coincide en que la gastronomía nacional es rica en matices, con influencias que van desde el norte al sur, y que la sustentabilidad es hoy un valor fundamental para la cocina del país.
El Prix Baron B no solo premia platos, sino proyectos con alma que integran territorio, cultura y respeto por el ambiente, consolidando así una visión renovada y necesaria para el futuro de la gastronomía argentina.