Por Agroempresario.com
Antonio Filosa asumió en un momento crítico como CEO de Stellantis, un gigante automotriz que atraviesa una profunda crisis. Con márgenes en caída, fábricas paralizadas y concesionarios en conflicto, el ejecutivo debe afrontar una estructura pesada y decisiones estratégicas urgentes para evitar que la compañía se tambalee aún más.
Desde la fusión en 2021 entre Fiat Chrysler y PSA, que dio origen a Stellantis, la empresa se ha enfrentado a retos importantes. A estos desafíos se suman las exigencias de un mercado automotor en transformación, la presión por la electrificación y la fuerte competencia interna entre sus 14 marcas. Filosa hereda una empresa con problemas de rentabilidad y con un panorama poco claro sobre el futuro de muchas de sus marcas.
En 2024, Stellantis registró un margen operativo del 5,5%, muy por debajo del 12,8% de 2023. Este desplome refleja no solo la caída de ventas en Estados Unidos, sino también un flujo de caja industrial negativo, con pérdidas de 6.000 millones de euros. A pesar de estas cifras, antes de la escalada arancelaria impulsada por Donald Trump, la compañía ya anticipa un escenario complicado para 2025.
Plantas como la de Belvidere, Illinois, están paralizadas, lo que ha provocado conflictos con el sindicato UAW y reclamos de los concesionarios, quienes exigen cambios en la estrategia para mejorar la rentabilidad. La falta de inversión y visión clara en el mercado estadounidense se traduce en tensiones internas y una presión constante sobre la nueva gestión.
Stellantis agrupa 14 marcas, que incluyen nombres europeos como Opel, Peugeot, Citroën, Alfa Romeo, Lancia, y premium como Maserati y DS, así como marcas norteamericanas como Jeep, Dodge, Ram y Chrysler. La superposición y competencia interna entre estas marcas ha sido una problemática desde la creación del conglomerado.
Carlos Tavares, ex CEO y artífice de la fusión, estableció un plazo de diez años para justificar la existencia de cada marca, plazo que vence en 2031. Sin embargo, la presión por demostrar resultados llega antes, ya que varias marcas europeas enfrentan dificultades, falta de nuevos modelos y posicionamientos poco claros. Por ejemplo, Opel y Peugeot ofrecen productos muy similares, mientras que Lancia intenta posicionarse en el segmento premium, donde ya están Alfa Romeo y DS.
La renuncia anticipada de Carlos Tavares sorprendió al mercado y generó incertidumbre. Tavares fue reconocido por su capacidad para generar rentabilidad y simplificar la estructura del grupo. No obstante, en su último año perdió popularidad debido a errores en el mercado estadounidense y su manejo de la electrificación, lo que afectó la relación con proveedores y concesionarios.
Antonio Filosa, un veterano con 25 años en Stellantis, llega con el desafío de revertir esta situación. Según Bernstein Research, su conocimiento profundo del mercado estadounidense es clave, dado que la crítica principal a Tavares fue haber desatendido esta región. Filosa debe, además, tomar decisiones difíciles sobre qué marcas conservar, fusionar o incluso vender, considerando que la posible venta a fabricantes chinos podría ser una estrategia para sortear los aranceles europeos.
Entre las prioridades de Filosa están recuperar la rentabilidad, reducir costos, mejorar la producción para ajustarse a la demanda y avanzar con la electrificación y el desarrollo de software. También deberá encarar la negociación para evitar los aranceles en Estados Unidos, un mercado crucial para Stellantis.
En Europa, marcas como Lancia, Alfa Romeo y DS requieren nuevos modelos para no perder competitividad. En Estados Unidos, el reto es mayor, ya que las ventas del primer trimestre de 2025 cayeron un 14%, bajando a 35.800 millones de euros. La compañía ha decidido no hacer pronósticos para el resto del año y pasar a publicar resultados semestrales en lugar de trimestrales, en medio de esta incertidumbre.
Filosa, nacido en Nápoles, Italia, y con experiencia en Sudamérica y Detroit, sabe que el margen de error es mínimo. Además, debe manejar la presión de los sindicatos, los concesionarios y los accionistas que exigen un rumbo claro para Stellantis.