Por Agroempresario.com
El inicio del 2025 trajo lluvias abundantes en buena parte de la provincia de Buenos Aires, con impactos directos sobre la ganadería. Inundaciones, falta de piso y deterioro del forraje son solo algunas de las consecuencias. En este contexto, técnicos del INTA comparten una serie de recomendaciones orientadas a mitigar los efectos del exceso hídrico en los rodeos y mantener la sanidad animal en condiciones óptimas.
Frente a los suelos anegados, una de las prioridades es realizar un diagnóstico forrajero preciso. Esto permite estimar la relación entre la oferta y la demanda de pasto, anticipando déficits y ajustando la carga animal. Según María Coria, de la Estación Experimental del INTA Naredo, “el momento coincide con etapas críticas como el destete y pariciones otoñales, mientras se implantan o desarrollan verdeos”.
Este balance incluye la magnitud y duración de la inundación, además del lugar exacto del campo afectado. Paulo Recavarren, del INTA Balcarce, explicó: “Debemos conocer las categorías del rodeo, sus requerimientos nutricionales y compararlas con lo que realmente podemos ofrecerles”.
Una recomendación reiterada por los técnicos es avanzar en la siembra de verdeos de invierno, como avena o raigrás, en los lotes que aún lo permiten. En casos donde el uso de maquinaria es inviable, se sugiere la siembra al voleo, incluso en suelos de firmeza marginal.
Germán Berone, también del INTA Balcarce, remarcó la urgencia: “Cada día de atraso en la siembra significa perder hasta 75 kilos de materia seca por hectárea entre mayo y agosto. Por eso, hay que actuar con rapidez y precisión”.
En paralelo, se aconseja dividir los potreros utilizables en parcelas, aplicar fertilización nitrogenada en las zonas firmes y recurrir a lotes agrícolas o pasturas degradadas para realizar intersiembras que optimicen el uso de recursos.
Las lluvias no solo afectan el suelo. La alta humedad y el encierre del ganado generan condiciones ideales para la aparición de problemas sanitarios, especialmente en animales jóvenes. El INTA pone especial énfasis en el control de parásitos gastrointestinales, cuyo riesgo se incrementa al aumentar la densidad animal.
Germán Cantón, especialista del INTA, señaló que el monitoreo mensual mediante el conteo de huevos por gramo de materia fecal (HPG) es esencial para detectar y controlar estos parásitos. Además, es fundamental realizar controles post-tratamiento para confirmar la eficacia y prevenir resistencias.
Otra amenaza es la Fasciola hepatica, una parasitosis asociada al caracol como hospedador. “La expansión de zonas anegadas podría facilitar su dispersión”, advirtió Cantón. Si se detectan síntomas como pérdida de peso o pelaje opaco, se recomienda un análisis específico.
El hacinamiento también puede propiciar brotes de sarna, especialmente en lotes sin rotación ni descanso. En este caso, los especialistas sugieren tratamientos inyectables para todo el rodeo, incluso si solo algunos animales presentan síntomas visibles.
Mercedes Lloberas, investigadora del INTA Balcarce, advirtió sobre los efectos colaterales de este escenario: “Las lluvias pueden demorar los destetes, lo que a su vez complica la aplicación oportuna de vacunas y antiparasitarios. Hay que mantener los intervalos de aplicación para evitar problemas sanitarios posteriores”.
Los técnicos coinciden en que la clave es actuar con anticipación y flexibilidad. El objetivo es lograr un sistema ganadero resiliente, que pueda adaptarse rápidamente a cambios ambientales sin perder productividad ni comprometer la salud animal.
Con estas pautas, el INTA busca acompañar a los productores en un escenario donde el exceso hídrico ya no es una excepción, sino una variable que debe considerarse en cada decisión estratégica.