Por Agroempresario.com
En un contexto de creciente malestar en el sector agropecuario, Ignacio Kovarsky, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), volvió a poner sobre la mesa una de las principales preocupaciones del campo: la presión fiscal. A través de un video publicado en redes sociales, Kovarsky ilustró con una imagen contundente la realidad tributaria que enfrentan los productores: “Siete de cada diez camiones que salen de acá van para el Estado”, afirmó desde un lote bonaerense con una chaucha de soja en la mano.
Kovarsky denunció que cerca del 70% de la renta agrícola queda en manos del Estado nacional a través de impuestos, retenciones y tributos de diversa índole. “Con lo poco que queda, el productor tiene que afrontar todos sus costos: el alquiler de la tierra, el gasoil, las semillas, los insumos, la educación de los hijos, las cuentas personales. Esta es la famosa soja, para que todos la conozcan”, expresó mientras caminaba por el campo.
En el video, grabado en el interior de la provincia de Buenos Aires, se lo ve describiendo el estado del cultivo en sus últimas etapas de desarrollo. “Se necesitan condiciones de baja humedad para cosechar. Recién al mediodía, dependiendo del clima, se puede empezar”, explicó el dirigente. Con tono didáctico, Kovarsky relató el esfuerzo que implica producir en el campo, y cómo la estructura impositiva actual castiga esa dedicación.
La queja no es nueva, pero se intensifica en un momento clave: a partir del 1 de julio, los derechos de exportación de la soja volverán a ubicarse en el 33%, tras una baja temporal al 26% dispuesta por el Gobierno en enero. Mientras tanto, el Ejecutivo decidió extender hasta marzo de 2026 la reducción en las alícuotas del trigo y la cebada, pero no así en cultivos como la soja, el maíz, el sorgo o el girasol. Esta medida generó un profundo malestar en las entidades rurales.
El reclamo de Carbap se alinea con las cifras del último informe elaborado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que sostiene que el Estado se queda con el 58% de la renta agrícola. “Eso significa que de cada $100 que genera un productor, $58 van para el Estado”, explicó Nicolle Pisani Claro, economista jefe de la entidad. Si bien se trata de una baja de 6,3 puntos porcentuales respecto a diciembre, cuando la carga era del 64,3%, el peso impositivo sigue siendo considerado excesivo.
La participación del Estado varía según el cultivo: en soja alcanza el 62,4%, en trigo trepa al 72,6%, en girasol se ubica en 55,1% y en maíz en 49,7%. FADA también indicó que el grueso de esa presión proviene de impuestos nacionales no coparticipables, como las retenciones. “Si se redujeran estos tributos, el peso de los impuestos coparticipables crecería, generando un esquema más equitativo en la distribución de recursos”, explicó Antonella Semadeni, otra de las economistas de la fundación.
Desde Carbap, Kovarsky insistió en la necesidad de replantear la estructura tributaria y diseñar una política fiscal que incentive la producción. “No se puede seguir castigando al que trabaja. Necesitamos reglas claras y sostenibles. Si el campo produce más, gana el país”, remarcó.
El malestar en el agro no solo responde a la carga impositiva, sino también a la falta de previsibilidad. Los constantes cambios en los derechos de exportación, sumados a una inflación que presiona sobre los costos, dificultan la planificación a mediano y largo plazo. En este sentido, las entidades rurales vienen pidiendo una política integral que incluya incentivos, financiamiento accesible y mejoras en infraestructura.
En paralelo, el Gobierno busca equilibrar las cuentas públicas sin resignar ingresos por retenciones, lo que genera una tensión constante con el sector agropecuario. En las últimas semanas, se multiplicaron las reuniones entre funcionarios y representantes rurales, aunque sin avances concretos en materia impositiva.
Kovarsky, al frente de Carbap desde fines de 2023, ha adoptado un tono cada vez más crítico. Su video se viralizó en redes sociales, recibiendo apoyo de productores y dirigentes de otras entidades del agro. En su mensaje, el dirigente intenta sintetizar el reclamo de miles de productores: menos impuestos, más incentivo para producir.
Con la campaña fina en marcha y el horizonte de las retenciones nuevamente en alza, el campo vuelve a tensar su vínculo con el Estado. Y como advierte Kovarsky, si “siete de cada diez camiones van para el Estado”, tal vez sea momento de repensar el rumbo tributario del país.