Por Agroempresario.com
El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) anunció un nuevo recorte en los tipos de interés de facilidad de depósito, bajándolos 25 puntos básicos desde el 2,25% al 2%. Esta medida, tomada en la reunión celebrada este jueves, es la octava reducción consecutiva en el ciclo actual y marca un punto crucial: el 2% representa el nivel medio dentro del rango neutral de tasas para la zona euro. Sin embargo, los expertos prevén que esta tendencia continúe, con posibles bajadas hasta situar las tasas entre el 1% y el 1,75% para finales de año, en un intento de dinamizar la economía europea y responder a las presiones derivadas de la guerra comercial impulsada por Estados Unidos.
Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha señalado en varias ocasiones que el concepto de tipo neutral funciona en escenarios estables, pero “no estamos en un mundo sin sobresaltos”. Esto abre la puerta para una política monetaria más acomodaticia si la situación lo exige, señala Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. Por su parte, Rubén Segura-Cayuela, economista jefe para Europa en Bank of America, coincide en que el BCE podría mover los tipos por debajo del 2%, aunque sin dar señales explícitas debido a la incertidumbre sobre la evolución de los aranceles impuestos por Estados Unidos y posibles represalias de la Unión Europea.
El principal objetivo de estas reducciones es contrarrestar un entorno marcado por la incertidumbre global y la ralentización económica que afecta a la eurozona. La inflación, un indicador clave para la política monetaria, ha descendido por debajo del objetivo del BCE, situándose en mayo en el 1,9%, frente al 2,2% de abril. Según Michael Field, estratega jefe de mercados de renta variable europea en Morningstar, esta baja inflación permite al BCE bajar los tipos con seguridad para estimular la economía.
La guerra arancelaria iniciada por el presidente estadounidense Donald Trump es uno de los principales factores que presionan al BCE para actuar. En la última escalada, Trump anunció un aumento de los aranceles al acero y aluminio del 25% al 50%, con vigencia a partir del 4 de junio, lo que ha aumentado la tensión en las relaciones comerciales internacionales y la incertidumbre económica.
Hugo Le Damany y François Cabau, economistas de AXA Investment Managers, destacan que el conflicto arancelario entre Estados Unidos y la Unión Europea es un argumento sólido para que el BCE siga bajando los tipos de interés. Consideran que, aunque alcanzar el nivel neutral de tipos facilite la toma de decisiones en el Consejo de Gobierno, un desenlace negativo en las negociaciones comerciales podría obligar al BCE a implementar recortes adicionales.
A pesar de las tensiones comerciales, el crecimiento económico de la eurozona mostró una ligera mejora en el primer trimestre del año, con un incremento del 0,3%, por encima de la estimación inicial del 0,2%. Este dato positivo aporta cierto respaldo al BCE, aunque la situación sigue siendo frágil y dependiente de factores externos, como la evolución de la política económica estadounidense y las posibles represalias de la UE.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, calificó los nuevos aranceles estadounidenses como “un duro golpe para la economía mundial”, enfatizando la gravedad del conflicto comercial y la necesidad de soluciones negociadas que eviten una escalada mayor.
El consenso entre los expertos apunta a que el BCE continuará bajando los tipos en la segunda mitad del año. Hugo Le Damany y François Cabau estiman que la tasa de depósito podría situarse en torno al 1% en diciembre, incluso por debajo de las expectativas del mercado. Cristina Gavín, jefa de Renta Fija y gestora de fondos en Ibercaja Gestión, pronostica al menos una reducción adicional antes de fin de año, que dejaría el tipo de depósito cerca del 1,75%.
No obstante, Gavín apunta a una posible pausa en julio, con la continuidad de las bajadas retomándose en septiembre, dependiendo de cómo evolucione el panorama geopolítico y económico. Esta cautela refleja la alta incertidumbre existente, que sigue condicionada por las decisiones de Washington y la respuesta de Bruselas.
La Comisión Europea ha dejado claro que si no se alcanza una solución negociada mutuamente aceptable, se activarán contramedidas automáticas contra Estados Unidos a partir del 14 de julio, o incluso antes si la situación lo requiere. Este escenario implica que la guerra comercial podría intensificarse, aumentando aún más la presión sobre la economía europea y, por ende, justificando una política monetaria aún más flexible por parte del BCE.