Por Agroempresario.com
El Gran Chaco Americano es una vasta región de bosques secos subtropicales que se extiende por varios países de América del Sur y representa uno de los ecosistemas más biodiversos y vulnerables del planeta. Micaela Camino, investigadora del CONICET y experta en conservación del Gran Chaco, ha dedicado más de 15 años a estudiar esta región clave para el clima global y la biodiversidad. Reconocida internacionalmente con premios como el National Geographic/Buffett, Camino subraya la importancia del Chaco no solo para la región sino para todo el planeta, y hace un llamado a integrar ciencia y saberes ancestrales para su protección.
El Gran Chaco es el segundo ecosistema forestal más grande de América del Sur, después de la Amazonia, y está compuesto principalmente por bosques secos subtropicales, una de las formaciones forestales más extensas del mundo. Su relevancia va más allá de la biodiversidad, ya que cumple funciones críticas como el almacenamiento de carbono, la regulación hídrica y la conservación del suelo. Según Camino, la deforestación acelerada en la región amenaza con liberar grandes cantidades de gases de efecto invernadero, exacerbando el cambio climático.
Uno de los focos centrales de la investigación de Micaela Camino es el pecarí chaqueño o quimilero (Catagonus wagneri), una especie endémica del Gran Chaco que está en peligro crítico de extinción. Este mamífero de aproximadamente 40 kg es una pieza clave en el ecosistema y ha sufrido una caída dramática de su población, principalmente por la destrucción de su hábitat causada por la expansión agrícola industrial y la caza. La protección del quimilero es un símbolo para conservar el bosque chaqueño y sus múltiples funciones ecológicas.
Una de las contribuciones más valiosas de Camino es su enfoque en la conservación liderada por las comunidades locales, tanto indígenas como criollas campesinas, quienes poseen una mayoría de los bosques remanentes. Los estudios indican que donde las tierras están bajo tenencia segura de estas comunidades, la conservación es más efectiva y sostenible. Para la científica, la inclusión y el respeto por los saberes ancestrales y la cosmovisión local es fundamental para crear soluciones equitativas y duraderas.
El trabajo de Micaela Camino ha sido reconocido en múltiples ocasiones, incluyendo el prestigioso premio National Geographic/Buffett en 2025, que destaca a los líderes en conservación en América Latina. Otros premios como el Whitley Award (conocido como el “Oscar Verde”) y el premio Berta Cáceres también reconocen su dedicación. Estos galardones no solo validan su labor, sino que también ayudan a visibilizar la problemática del Gran Chaco a nivel global y atraer recursos para proyectos locales de conservación.
Camino enfatiza que, aunque muchos argentinos viven lejos del Gran Chaco, en ciudades como Buenos Aires, Rosario o Córdoba, el impacto de la región es global. “Aunque vivas en un barrio urbano, dependés del ambiente”, afirma. La calidad del aire, el agua y la producción de alimentos están vinculadas a la salud del Gran Chaco y otros ecosistemas que regulan el clima y los ciclos naturales. Por lo tanto, conservar el Chaco no es solo una cuestión local, sino un compromiso planetario.
El Gran Chaco enfrenta una de las tasas de deforestación más altas del mundo, con una pérdida anual significativa de bosques debido a la expansión agrícola, principalmente la soja y la ganadería extensiva. Esta destrucción acelera la pérdida de hábitats y especies únicas, además de liberar carbono almacenado, agravando la crisis climática. La presión sobre el quimilero y otras especies emblemáticas es enorme, y los modelos proyectan su posible extinción fuera de áreas protegidas para 2051.
Desde su base en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (CECOAL), dependiente del CONICET y la Universidad Nacional del Nordeste, Camino no solo realiza investigación científica, sino que también impulsa programas educativos para comunidades indígenas y escuelas locales. Ha capacitado a más de 200 personas en monitoreo de vida silvestre y a 60 docentes indígenas en actividades de sensibilización. Su enfoque combina rigor científico con inclusión cultural, promoviendo una visión integradora para la conservación.
Uno de los aspectos innovadores del trabajo de Micaela Camino es la integración de conocimientos científicos con saberes ancestrales de las comunidades originarias. Esta sinergia abre caminos para estrategias de conservación más justas y efectivas, que respetan las culturas locales y fomentan la participación comunitaria. La científica sostiene que “la conservación no es excluir, es incluir”, resaltando la importancia del diálogo y el respeto mutuo entre ciencia y territorio.
En ocasión del Día Mundial del Ambiente, Camino invita a reflexionar sobre nuestra interdependencia con la naturaleza: “Somos parte de la naturaleza y protegerla es protegernos a nosotros mismos.” Su optimismo se basa en la colaboración, el respeto y la celebración de lo que aún queda por conservar. Su mensaje es claro: la conservación del Gran Chaco es una responsabilidad compartida que requiere acción conjunta de científicos, comunidades y gobiernos.