Por Agroempresario.com
La Argentina está en las etapas finales de una negociación clave para el futuro energético del país y de la región. A partir de 2029, el país comenzará a exportar gas natural a Brasil a un precio inferior al que actualmente rige en el mercado local, rompiendo con el esquema del Plan Gas que regula hoy los valores mínimos de exportación. Esta decisión responde al desafío de posicionar competitivamente el gas de Vaca Muerta en el mercado brasileño, un objetivo que requiere adaptación tarifaria, obras de infraestructura y acuerdos de largo plazo.
Según fuentes oficiales citadas por Forbes, el gobierno argentino ya tiene acordado con sus pares brasileños un marco de contratos entre productores de gas locales y compradores industriales de Brasil, que comenzarán a regir a partir del 2029. Hasta esa fecha, el Plan Gas —creado durante la gestión de Alberto Fernández— sigue vigente y establece pisos de precios y asignación de cupos. Pero a partir del fin de ese programa, se abrirá un nuevo escenario de mercado libre.
Desde el Ministerio de Economía que lidera Luis Caputo explicaron que el nuevo esquema se caracterizará por la liberalización total de las exportaciones, sin cupos ni precios mínimos impuestos por el Estado. “Estamos instando a las empresas a firmar contratos hoy, donde los primeros años estarán bajo Plan Gas y el resto serán libres. Es lo mismo que hicimos con las autorizaciones de exportación de GNL a 30 años. Podemos replicarlo para gas por ducto”, sostuvieron desde el Palacio de Hacienda.
Hoy, el precio local promedio del gas en Argentina ronda los 3,5 dólares por millón de BTU, con oscilaciones entre 2,9 en verano y 4,4 en invierno. Sin embargo, los industriales brasileños exigen precios por debajo de los 2,5 dólares por millón de BTU para considerar competitivas las importaciones. Esto representa un desafío técnico y económico considerable, ya que al sumar costos de transporte y retenciones, el precio final en Brasil puede superar los 14 dólares en destino industrial, cifra inviable para contratos de largo plazo.
En este contexto, el gobierno argentino ya dio un primer paso para mejorar la competitividad del gas de exportación. Se eliminará el precio mínimo de exportación que estaba atado al valor del barril Brent, lo que permitirá vender al tope del Plan Gas (3,5 dólares por millón de BTU) hasta 2028. Este cambio representa una reducción de más de un dólar por millón de BTU, según estimaciones de funcionarios brasileños involucrados en la negociación.
Pero este alivio tarifario no será suficiente. De cara a 2029, ya se trabaja en un nuevo esquema sin retenciones —que hoy alcanzan el 8%— y con contratos de largo plazo que garanticen previsibilidad. Esa previsión permitirá, a su vez, financiar obras de infraestructura necesarias tanto en Argentina como en Brasil.
Para hacer viable la exportación masiva de gas desde Vaca Muerta, Argentina necesita realizar importantes obras. Se estima una inversión de unos 2.600 millones de dólares para construir un nuevo ducto hasta La Carlota y expandir el sistema TGN, sea por Bolivia o por Uruguayana. En tanto, del lado brasileño, se requeriría una inversión de 1.100 millones de dólares para conectar esta red con Porto Alegre, si se opta por esa ruta. Bolivia, por su parte, no demandaría nuevas obras, pero genera cierta desconfianza por su historial de inestabilidad regulatoria.
La financiación de estas obras depende directamente de la firma de contratos de largo plazo. “No se puede esperar a que termine el Plan Gas para comenzar a negociar. Eso atrasaría los proyectos y perderíamos la oportunidad de competir en el mercado brasileño”, afirman desde el sector energético.
Uno de los obstáculos más relevantes para que el gas argentino llegue con precios competitivos a Brasil es la falta de un sistema de tarifas de transporte adaptado al comercio internacional. Desde la Secretaría de Energía, a cargo de María Tettamanti, se comprometieron a modificar la regulación y establecer una tarifa para el Gasoducto Norte en sentido sur-norte, hoy inexistente.
En Brasil, sin embargo, apuntan a una solución regional más ambiciosa: una integración tarifaria al estilo europeo. “El modelo europeo fijó tarifas diferenciales para el gas en tránsito, lo que permitió reducir costos en toda la cadena. Eso es lo que necesitamos para América del Sur”, explicaron fuentes de Brasilia. La idea es que el costo del transporte sea proporcional al volumen destinado a exportación, bajando la tarifa para hacerlo más competitivo.
Este modelo, aseguran, permitiría una convergencia de precios en toda la región, facilitando no sólo la exportación desde Argentina sino también la instalación de nuevas industrias en el sur brasileño, como la petroquímica.
La relación entre los gobiernos de Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva atraviesa un muy buen momento, según coinciden fuentes de ambos países. El reciente acuerdo firmado entre Luis Caputo y el ministro de Energía de Brasil, Alexandre Silveira, demuestra que la voluntad política de avanzar está firme. “Hay sintonía y pragmatismo. El interés mutuo es aprovechar Vaca Muerta para abastecer una región con demanda creciente y diversificar la matriz energética brasileña”, aseguraron desde ambas cancillerías.
El objetivo final es ambicioso: alcanzar exportaciones diarias de 30 millones de metros cúbicos de gas en 2030, lo que representaría un ingreso de más de 3.000 millones de dólares anuales para Argentina. Para Brasil, significa energía más barata y limpia para potenciar su industria.
Los potenciales inversores están atentos a la evolución del acuerdo. Desde Brasilia aseguran que hay interés firme por parte de fondos canadienses, fondos árabes e incluso del BNDES brasileño para financiar las obras necesarias. “El problema no es la falta de capital, sino la ausencia de una estructura tarifaria clara y una señal de precios sostenible a largo plazo”, afirman.
El panorama se presenta prometedor, pero requiere acción inmediata. Las obras de infraestructura, las reformas regulatorias y los acuerdos de integración deben concretarse sin demoras para que el gas de Vaca Muerta se convierta en un motor de desarrollo exportador de alcance regional.