Por Agroempresario.com
La siembra de trigo para la campaña 2025/26 en Argentina sigue enfrentando importantes demoras a causa de las condiciones de exceso hídrico y la lentitud en la cosecha de cultivos estivales. Según el último Panorama Agrícola Semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la implantación del cereal avanzó 13,1 puntos porcentuales la última semana, alcanzando el 23,6 % de las 6,7 millones de hectáreas proyectadas. Sin embargo, el ingreso de sembradoras a los campos continúa restringido principalmente en el centro y sur del área agrícola nacional, lo que genera una demora acumulada de 8 puntos porcentuales respecto al promedio de los últimos cinco años.
La persistencia de condiciones de anegamiento en zonas productivas, sumada a que aún se retrasan las labores de cosecha de cultivos como la soja y el maíz, limita el acceso a los lotes para la siembra del trigo. Estas condiciones afectan no solo el ritmo de implantación, sino también la planificación de los productores para la campaña de invierno, fundamental para el abastecimiento de la cadena agroalimentaria argentina.
En contraste con las demoras generales, el Centro-Norte de Córdoba muestra un mejor desempeño, con un avance intersemanal de 34,7 puntos porcentuales en la siembra. Esta zona aprovecha la humedad superficial disponible para asegurar la implantación temprana del cultivo, lo que podría ayudar a compensar parcialmente los retrasos registrados en otras regiones.
El estado fenológico del trigo implantado hasta el momento se encuentra entre emergencia y expansión foliar, con una condición general que la BCBA considera de normal a buena. No obstante, en el Noroeste Argentino (NOA) se ha detectado una alta presión de orugas cortadoras, plaga que podría poner en riesgo el desarrollo si no se controla adecuadamente, aunque por ahora no compromete significativamente el cultivo.
Por otra parte, un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario indica una intención de siembra de trigo con un aumento del 10 % respecto a la campaña anterior, proyectando un área cercana a 1,66 millones de hectáreas implantadas. Este dato refleja la confianza del sector en la recuperación del cereal, pese a los inconvenientes climáticos que afectan su inicio.
Sin embargo, hay una alerta vigente: las zonas del norte de Buenos Aires podrían registrar una caída importante en el área de trigo sembrada debido a los excesos hídricos. Esta problemática podría extenderse a otros cultivos de invierno sensibles como la arveja y las crucíferas, afectando la producción general y el rendimiento en esa región.
El impacto de estos factores climáticos sobre la siembra pone en evidencia la necesidad de un monitoreo constante y un apoyo técnico permanente a los productores para optimizar los tiempos de implantación y mitigar pérdidas. La mejora en la infraestructura para el manejo del agua y un seguimiento fitosanitario riguroso serán claves para enfrentar estos desafíos.
A medida que avanza la campaña, el seguimiento del avance de la siembra y el estado del cultivo será fundamental para proyectar los resultados productivos y la futura oferta nacional de trigo, cereal vital para la alimentación y la industria agroalimentaria del país.