Por Agroempresario.com
En medio de la fuerte controversia generada por la reforma que impulsa el gobierno de Javier Milei para el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, alzó la voz para expresar su rechazo. La propuesta oficial busca modificar la gobernanza del organismo, alterar su régimen de autarquía y reestructurar los Centros Regionales, medidas que según muchos actores del sector podrían debilitar una institución clave para el desarrollo agropecuario argentino.
En un mensaje publicado en su cuenta de la red X (antes Twitter), Llaryora expresó: “Al INTA hay que fortalecerlo, no ensuciarlo para vaciarlo. Quienes toman decisiones deberían venir al interior, recorrer nuestros campos y escuchar a los productores”. Con una fuerte crítica al centralismo del gobierno nacional, el mandatario también reclamó que no se destruya el talento generado por décadas de trabajo científico y técnico.
La preocupación por el futuro del INTA no es exclusiva del gobernador cordobés. Desde diferentes provincias, mandatarios de distintas orientaciones políticas coincidieron en criticar el intento de reforma. Axel Kicillof, gobernador de Buenos Aires, calificó el proyecto como un “crimen” y advirtió sobre el rol fundamental del organismo en la provisión de servicios que el sector privado no puede ofrecer. En la misma línea, Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, aseguró que “estamos obligados a defenderlo, porque el INTA es ciencia y tecnología aplicada al desarrollo productivo”.
Desde la Patagonia, Alberto Weretilneck, gobernador de Río Negro, sostuvo en una conversación con Mariana Amorosi —directora del INTA Centro Regional Patagonia Norte— que el organismo es una institución “respetada y necesaria” para el federalismo y el arraigo territorial del conocimiento aplicado a la producción.
En sus declaraciones, Llaryora también propuso modernizar al INTA con alianzas estratégicas junto al sector privado y reforzar los lazos con el entramado productivo, científico y académico. “Cerrar el INTA sería cerrar otra puerta al progreso y a la innovación que el país necesita. Defender al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria es defender al campo argentino”, afirmó.
El gobernador hizo énfasis en el papel que cumple el INTA frente a los desafíos tecnológicos, productivos y ambientales, destacando el arraigo territorial y el compromiso federal del organismo. “No sólo está presente en el campo: está en cada casa, en cada mesa y en cada alimento producido con tecnología, innovación y trabajo. Por eso debemos preservar su autonomía y su gobernanza”, agregó.
Fundado en 1956, el INTA se ha consolidado como un actor fundamental en el desarrollo de la ciencia agropecuaria en Argentina. Su trabajo ha sido clave en avances como la vacuna oleosa contra la fiebre aftosa, la siembra directa, la tecnología de silobolsas, el mejoramiento genético de cultivos, el manejo de pasturas, la maquinaria agrícola y el desarrollo de alimentos funcionales. En regiones como Marcos Juárez, su aporte técnico y experimental ha sido determinante para elevar la productividad y la sustentabilidad del agro.
Además, su estructura de Centros Regionales distribuidos por todo el país permite una cercanía efectiva con productores, investigadores y gobiernos provinciales, aportando soluciones adaptadas a cada realidad local. Es precisamente esa capilaridad la que muchos temen que se pierda con la reforma, si se debilita la autarquía financiera y la participación mixta entre el sector público y privado en el Consejo Directivo.
Por el momento, el decreto de reforma no ha sido firmado. El presidente Javier Milei continúa su gira internacional, que incluyó visitas al Vaticano, España, Francia e Israel, y recién regresará al país el próximo sábado. Mientras tanto, la expectativa crece en el sector agropecuario y científico, a la espera de una definición que podría cambiar de manera estructural el destino del INTA.
Los trabajadores del organismo, como los del INTA Castelar, también se han expresado en defensa de la institución, subrayando su rol en la innovación tecnológica y el desarrollo de la agroindustria nacional. La sociedad civil, el sistema científico, las entidades del agro y los gobiernos provinciales coinciden en que el INTA no debe ser debilitado, sino potenciado.