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Por Agroempresario.com
En una medida clave para la valorización de alimentos regionales, el fruto de la palmera yatay fue oficialmente incorporado al Código Alimentario Argentino (CAA), lo que permitirá su comercialización en todo el territorio nacional. La decisión quedó formalizada a través de la Resolución Conjunta 30/2025, publicada en el Boletín Oficial y firmada por la Secretaría de Gestión Sanitaria y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
Este avance responde a una solicitud elevada por el Instituto de Control de Alimentación y Bromatología (ICAB) de Entre Ríos, con aval de la Comisión Nacional de Alimentos (CONAL). La medida no sólo habilita la venta del fruto bajo normas sanitarias y bromatológicas vigentes, sino que abre la puerta a nuevas oportunidades gastronómicas, agroindustriales y de conservación de la biodiversidad.
El yatay, cuyo nombre científico es Butia yatay, es una palmera nativa de América del Sur, de hábitat subtropical. En Argentina, crece de forma silvestre en provincias del litoral como Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe, con presencia destacada en los departamentos de Colón, Concordia, Paraná, Villaguay y Federal. Su fruto es pequeño, anaranjado y con una cáscara fibrosa. Puede consumirse fresco o procesado en dulces, postres, arropes y otras preparaciones artesanales.
Durante siglos, las comunidades originarias que habitaron la región utilizaron el yatay para su alimentación, incluyendo fermentados y cocciones. Hoy, su potencial es retomado por instituciones como la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y el INTA, que trabajan en investigaciones y propuestas productivas junto a gobiernos locales y organizaciones del Parque Nacional El Palmar.
La incorporación al CAA fue avalada por el CONASE, el Consejo Asesor de la CONAL, y precedida por un proceso de consulta pública. Entre sus considerandos, la resolución subraya la necesidad de fomentar la soberanía alimentaria, valorizar especies nativas y reconocer prácticas alimentarias locales. Además, se destaca la posibilidad de crear nuevas cadenas de valor con identidad regional.
La medida también sienta un precedente importante: hasta ahora, el yatay no contaba con un marco legal que habilita su venta formal. Con esta modificación normativa, se elimina esa barrera y se potencia la creación de productos con base en este fruto. “Su incorporación al Código Alimentario otorga un marco normativo claro, lo que facilita el desarrollo de productos y el acceso a mercados”, señalaron desde el ICAB.
La palmera yatay forma parte de ecosistemas abiertos como sabanas y pastizales, y su conservación es clave para mantener la biodiversidad del litoral. En este contexto, las autoridades remarcan que el desarrollo productivo debe hacerse en armonía con la protección de los recursos naturales. De hecho, muchas de las zonas donde crece el yatay forman parte de áreas protegidas, como El Palmar en Entre Ríos, lo que garantiza que cualquier iniciativa deberá cumplir con criterios de sustentabilidad.
Para los productores regionales, esta aprobación abre la posibilidad de desarrollar una oferta diferenciada, con base en una fruta única y cargada de valor cultural. Desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca destacaron que ya existen emprendimientos artesanales que trabajan con pulpa de yatay y podrían crecer con esta nueva habilitación nacional.
El reconocimiento del yatay en el CAA puede ser el punto de partida para un abanico de innovaciones en alimentos, bebidas y cosmética natural. Expertos del INTA y de universidades locales ya experimentan con derivados como arropes, licores, helados y conservas. En un mercado cada vez más interesado en la trazabilidad, lo autóctono y lo sustentable, el yatay aparece como un ingrediente con potencial de diferenciación.
Firmada por los secretarios Alejandro Vilches (Gestión Sanitaria) y Sergio Iraeta (Agricultura, Ganadería y Pesca), la resolución se inscribe en una estrategia más amplia de integración de especies regionales al circuito formal de alimentos. Con esto, el Código Alimentario suma un nuevo producto vegetal que representa no solo una alternativa nutricional, sino también una herramienta para el desarrollo rural y el fortalecimiento de la identidad agroalimentaria argentina.
