Por Agroempresario.com
En un escenario marcado por la incertidumbre política y la volatilidad del mercado financiero local, la sorpresiva suba de más del 4% en la cotización internacional del petróleo encendió una luz de esperanza para el ingreso de divisas a la Argentina. El valor del barril Brent —referencia clave para el mercado energético nacional— trepó hasta rozar los USD 70, una mejora que, de mantenerse, podría traducirse en mayores exportaciones y alivio para las reservas del Banco Central.
Esta revalorización del crudo no es un dato menor para un país como Argentina, que busca reencauzar su economía en medio de desequilibrios macroeconómicos persistentes. El contexto internacional, marcado por tensiones geopolíticas en Oriente Medio y datos económicos mixtos en Estados Unidos, está impulsando el precio del petróleo. A pesar de esto, la reacción del mercado argentino fue limitada, signada por caídas en acciones y bonos, en contraste con el optimismo que despierta esta tendencia alcista en otras economías emergentes como Brasil.
La cotización del Brent alcanzó los USD 69,77, superando el umbral psicológico de los USD 70 en el after market. Esta suba se produjo tras la decisión del expresidente Donald Trump de evacuar parcialmente la embajada de EE.UU. en Bagdad ante la amenaza de un eventual conflicto con Irán. La posible escalada bélica generó temor en los mercados y elevó la demanda de activos refugio como el petróleo y el oro.
Para Argentina, esta dinámica representa una oportunidad. Un mayor valor del petróleo podría derivar en un incremento de las exportaciones energéticas, lo que contribuiría a mejorar el ingreso de dólares genuinos y reforzar las reservas internacionales. Empresas como YPF, Oldelval y Pan American Energy podrían beneficiarse de este escenario si la tendencia se mantiene.
En contraste con el movimiento positivo del Brent, el mercado local exhibió señales de debilidad. Las acciones líderes argentinas, que el martes habían mostrado avances, retrocedieron un promedio de 1,4% en pesos y 1,3% en dólares. Los bonos soberanos se movieron sin dirección clara, y los dólares financieros permanecieron estables. El MEP cerró en $1.187 y el contado con liquidación (CCL) se mantuvo en $1.193, mientras que el dólar “blue” finalizó en $1.190.
La persistente falta de confianza está relacionada con la incertidumbre política. Pasado el impacto inicial de que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner no será candidata, reaparecieron tensiones en la coalición oficialista, sumadas a las dificultades del gobierno para ordenar su estrategia electoral. La oposición, mientras tanto, muestra señales de unidad, lo que alimenta especulaciones sobre un cambio de poder.
En este contexto, el Ministerio de Economía convocó a una nueva licitación de Bonos del Tesoro, con vencimientos bajos en pesos ($3,8 billones), pero con una particularidad: el regreso del BONTE 2030, que se suscribe en dólares. Este instrumento busca captar USD 500 millones, lo que refleja la necesidad del Gobierno de hacerse de divisas frescas.
A la par, se concretó una operación de REPO por USD 2.000 millones, garantizada con títulos soberanos, a una tasa del 8,25% anual. Esta colocación fue considerada positiva al estar por debajo del 8,80% pagado en una operación similar en enero pasado. También Oldelval logró emitir USD 85 millones a una tasa del 7,89%, lo que evidencia cierto apetito del mercado por riesgo argentino en sectores estratégicos.
En paralelo, los datos de inflación de Estados Unidos sorprendieron al ubicarse en 2,5% anual, por encima del 2,3% previo pero debajo de las expectativas de mercado. Esto generó especulaciones sobre un posible recorte de tasas por parte de la Reserva Federal. Como reflejo del nerviosismo global, el oro subió y se ubicó a USD 40 del récord de USD 3.425 alcanzado en abril.
En Wall Street, las Bolsas cayeron ante la falta de avances en la relación con China y la decisión de Trump de negociar aranceles país por país. Todo esto generó una atmósfera de cautela entre los inversores globales.
La comparación con Brasil resulta inevitable. La Bolsa de San Pablo subió 0,51% y se acercó a su máximo histórico, el real se devaluó a 5,57 por dólar y los bonos brasileños siguen siendo atractivos para los fondos internacionales. La estabilidad política y el manejo macroeconómico del país vecino contrastan con el clima de volatilidad e incertidumbre que persiste en Argentina.
Los ADR de empresas argentinas que cotizan en Nueva York mostraron bajas generalizadas. Telecom y Banco Supervielle fueron las más golpeadas, con pérdidas del 5%. Los bonos en pesos a tasa fija bajaron en la parte corta, llevando su rendimiento al 40,1% anual, mientras que los más largos se mantuvieron en torno al 34,5%. Los BONCER, que ajustan por inflación, mostraron subas a lo largo de toda la curva.
En cuanto al mercado de futuros, el informe de la consultora F2 remarcó que “siguió el desarme en los contratos, con ajustes que acompañaron la evolución del tipo de cambio oficial”. La liquidez fue baja en los tramos más largos y las tasas implícitas bajaron en los plazos más operados.
La caución en pesos alcanzó el 28% anual. Nicolás Cappella, trader de IEB, explicó que esto responde a los rescates masivos en los fondos comunes de inversión Money Market, en parte porque los grandes clientes corporativos ahora pueden optar entre dejar los pesos en esos fondos o en cuentas remuneradas de los bancos. La menor disponibilidad de efectivo eleva las tasas de colocación.
Los bancos, sociedades de bolsa y fondos están trabajando en nuevas carteras para capturar los aguinaldos de mitad de año. La licitación de bonos y el posible rebote del precio del petróleo son claves para atraer inversiones en un contexto donde cada señal positiva es observada con lupa.
Juan Martín Yanzon, jefe de mesa de dinero de ConoSur, sintetizó el momento con una frase elocuente: “El mercado está pesado hace rato. Lo que hay son espasmos. Creo que será un año de alta volatilidad. No es un problema grave, pero obliga a revisar estrategias todo el tiempo”.