El índice sojero sigue en caída y refleja la baja competitividad del agro argentino

La paridad cambiaria actual castiga a la soja y reaviva el debate por las retenciones al agro

El índice sojero sigue en caída y refleja la baja competitividad del agro argentino
viernes 13 de junio de 2025

Por Agroempresario.com

La competitividad de la soja argentina atraviesa un momento crítico. El Índice del Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM-Soja), una herramienta elaborada por CREA para evaluar la posición relativa del país frente a sus principales competidores internacionales en el complejo oleaginoso, sigue mostrando valores preocupantemente bajos. A pesar de ajustes recientes, como la quita parcial de retenciones, el indicador continúa por debajo del promedio de los últimos 25 años.

Esta situación pone en evidencia los desafíos estructurales que enfrenta el agro argentino: una elevada presión impositiva, distorsiones cambiarias, políticas fiscales erráticas y un contexto internacional poco favorable, dominado por la baja de precios y monedas depreciadas en países como Brasil y Estados Unidos.

La importancia del tipo de cambio para la soja

El análisis de CREA es claro: si bien en el largo plazo la competitividad del agro depende de factores estructurales como infraestructura, tecnología, financiamiento e instituciones, en el corto plazo, el tipo de cambio es determinante. La soja, principal producto de exportación de Argentina, compite globalmente con márgenes cada vez más ajustados, y cualquier distorsión puede significar una pérdida de mercado.

Francisco Anzoátegui, del Área de Economía de CREA, explicó que “el índice ITCRM-Soja muestra que, incluso tras la reducción temporaria de los derechos de exportación implementada en enero, la competitividad de la soja argentina sigue por debajo del promedio histórico. Si se eliminan completamente las retenciones, el índice apenas alcanzaría el nivel vigente hace dos años”.

El índice sojero sigue en caída y refleja la baja competitividad del agro argentino

Una moneda sobrevaluada, un campo desincentivando

Mientras en otros países los movimientos cambiarios generan ajustes moderados, en Argentina cualquier alteración en la paridad se traslada rápidamente a precios internos. Esto ha generado una economía donde el dólar actúa como faro omnipresente. La soja, como commodity de exportación, no escapa a esta lógica.

Cuando el tipo de cambio se retrasa artificialmente o se imponen derechos de exportación, el productor argentino ve reducida su rentabilidad frente a competidores que operan con menores cargas fiscales y monedas más competitivas. Brasil y Estados Unidos, principales jugadores globales en el mercado sojero, tienen un peso determinante en el índice elaborado por CREA, ya que juntos representan más del 90 % del comercio mundial de oleaginosas.

El "dólar soja" y las oscilaciones del ITCRM

El ITCRM-Soja tuvo picos importantes durante episodios de fuerte devaluación del peso argentino, como en 2018 y 2023. También se vio alterado por las sucesivas ediciones del Programa de Incremento Exportador (PIE), conocido popularmente como “dólar soja”, que generó ventanas temporales con tipos de cambio diferenciados para fomentar la liquidación de divisas.

Sin embargo, estas medidas coyunturales no lograron revertir la tendencia de fondo. Según el estudio de CREA, la competitividad cambiaria de la soja argentina cayó a fines del año pasado a su punto más bajo desde 2015. Y aunque hubo una leve mejora por la baja de retenciones, la situación sigue siendo alarmante.

Un impuesto distorsivo que limita el potencial exportador

El gran enemigo de la competitividad de la soja en Argentina sigue siendo el esquema de derechos de exportación. Actualmente, el tributo aplicado al complejo sojero alcanza el 33 %, lo que actúa como un freno directo a la rentabilidad y desalienta inversiones en tecnología, fertilización y genética.

En países competidores, el productor recibe casi el total del valor internacional del grano. En Argentina, entre retenciones, brecha cambiaria e inflación, el ingreso neto se reduce de forma significativa. Esto no solo afecta la rentabilidad, sino que erosiona la capacidad del sector para generar empleo, innovación y divisas para el país.

El índice sojero sigue en caída y refleja la baja competitividad del agro argentino

Reformas estructurales: una deuda pendiente

Técnicos de CREA y de otras entidades como la Fundación Producir Conservando coinciden en que la clave está en una reforma tributaria integral. El agro necesita previsibilidad, reglas claras y un sistema impositivo menos distorsivo. Para liberar su verdadero potencial, es indispensable eliminar el sesgo anti-inversor que lo ha castigado por décadas.

Reducir el tamaño del Estado, eliminar impuestos regresivos y fomentar la productividad son ejes centrales de cualquier agenda que busque sacar al país del estancamiento. Si bien el actual gobierno ha manifestado intenciones de avanzar en esta dirección, todavía se encuentra transitando las primeras etapas.

El rol del ITCRM como herramienta de gestión

En este contexto, el ITCRM-Soja se presenta como una herramienta valiosa para monitorear en tiempo real la evolución de la competitividad del sector. CREA recomienda su uso para planificar decisiones de producción y comercialización, especialmente en momentos de alta volatilidad económica.

Además, el indicador permite visualizar con claridad el impacto real de medidas de política económica, como las modificaciones en los derechos de exportación o las fluctuaciones cambiarias. En momentos donde la macroeconomía juega un papel central, contar con datos confiables es esencial para tomar decisiones inteligentes.

Informe

Un índice que revela más que números

Más que un dato técnico, el ITCRM-Soja es el termómetro de una estructura económica que sigue castigando al principal generador de divisas del país. La competitividad de la soja argentina no depende solo del precio internacional o del clima: está condicionada por decisiones políticas que, año tras año, profundizan un esquema que asfixia al sector más dinámico del país.

Ajustes puntuales como el "dólar soja" o la baja temporal de retenciones sirven como paliativos. Pero si no se corrigen los fundamentos del sistema —tipo de cambio, presión fiscal, incentivos a la inversión—, la soja argentina seguirá perdiendo terreno frente a sus competidores. Y con ella, también perderá el país.



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