En el marco del Ciclo Audiovisual “De Villanos a Héroes” de Agroempresario.com, recibimos a Diego Hoter, CEO y cofundador de ucrop.it, en una entrevista exclusiva con Carlos Becco, conductor del programa. En una conversación profunda y reveladora, Hoter abordó la evolución de la agricultura como uno de los desafíos más complejos del siglo XXI: cómo alimentar a una población creciente sin destruir el planeta, respetando al consumidor y cumpliendo exigencias regulatorias cada vez más estrictas.
“Hace 10.000 años el problema era cómo incrementar la superficie y alimentar a una población creciente. Era cortar y vender”, explica Hoter, en alusión a un modelo agrícola centrado exclusivamente en volumen. Esa lógica productiva, que se intensificó con la revolución tecnológica de los años ‘70 para combatir el hambre, cumplió su objetivo pero dejó secuelas. “Hoy, a ese problema se le sumó el de los gases de efecto invernadero. La agricultura industrializada que resolvió el problema del hambre generó un impacto negativo hacia la desertificación y en el cambio de uso de suelos”, sentencia.
Este nuevo escenario global redefine los desafíos para el agro: las presiones no son solo de productividad, sino también ambientales, regulatorias y del consumidor. La agricultura, según datos científicos, es responsable de cerca de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Y los consumidores —en especial en Estados Unidos y Europa— ya no solo preguntan por el precio o el origen, sino por el cómo se produjo. “¿Cómo hacés para identificar un maíz de otro maíz? ¿Para saber cuál tuvo una producción más positiva en términos de huella hídrica, impacto ambiental o menor uso de químicos? No lo vas a saber mirando el grano”, desafía Hoter.
La respuesta, según su visión, está en la trazabilidad. Pero no como un mero registro administrativo, sino como una narrativa integral, un vector que une todos los eslabones de la cadena. Así nació ucrop.it y su producto estrella: la Historia de Cultivo, que Hoter define como el “ADN digital” de la producción agrícola.
“Hemos desarrollado una solución que llamamos ‘Historia de Cultivo’, una marca registrada en inglés (Crop Story) y en castellano en más de 15 países. Con ella podés demostrar cómo produjiste tus cultivos, basado en evidencias”, explica.
Esta solución se apoya en tres pilares tecnológicos basados en algoritmos. El primero es una herramienta precisa y automatizada para evaluar el cambio de uso de suelos, una necesidad urgente frente a regulaciones como la EUDR europea.
“Hemos desarrollado el algoritmo más escalable, automatizado y preciso de las Américas para evaluar el cambio de uso de suelos en cada lote. Podemos ir al año 2005 o 2000 y verificar si ese lote está sujeto a la regulación europea, a la americana o a estándares globales”, afirma Hoter.
La herramienta cruza información georreferenciada de cada lote con bases de datos certificables de suelos en los 13 países donde operan. Superpone capas normativas y analiza el historial del lote para asegurar, por ejemplo, que un campo no haya sido deforestado después de una fecha crítica. Estos reportes ya acompañan los cargamentos de grandes traders hacia Europa, brindando una garantía documental sobre el origen y legalidad ambiental de los cultivos.
Una vez verificado el suelo, entra en juego el segundo pilar: la Historia de Cultivo propiamente dicha. Esta herramienta permite registrar todo el proceso productivo —desde la siembra hasta la cosecha— bajo criterios verificables.
ucrop.it procesa y verifica la información de 22 millones de hectáreas en 13 países, incluyendo mercados tan diversos como Kazajistán y Ucrania, demostrando la escalabilidad y adaptabilidad de su tecnología.
“Vemos qué se sembró, cómo se manejó, si hubo prácticas de bajo laboreo, qué genética se usó para optimizar la huella hídrica o reducir el dióxido de carbono, qué fertilizantes y cultivos de cobertura se aplicaron”, detalla. Todo esto se captura automáticamente desde maquinaria agrícola, softwares de gestión y sensores, y se ordena mediante inteligencia artificial en un sistema blockchain, que convierte la información en un relato inalterable, verificable y digital.
El enfoque de ucrop.it busca empoderar al productor agropecuario. Al utilizar la plataforma, el productor digitaliza sus prácticas, las verifica y a cambio recibe un activo valioso: su Historia de Cultivo verificada, que puede decidir compartir con empresas interesadas en premiar la sustentabilidad.
“El productor tiene el control de su historia y decide cómo compartirla con una empresa que lo premia por ello”, subraya Hoter. Estas empresas —clientes de ucrop.it— pueden ser compañías de consumo masivo, traders, biocombustibles o insumos.
Para ellas, el desafío no es menor: necesitan evidencias tangibles para respaldar afirmaciones de sostenibilidad, y evitar así caer en el greenwashing. Con esta herramienta, una marca de cereales puede asegurar en su empaque que el maíz utilizado fue producido con menor carbono, menor huella hídrica y preservación de biodiversidad, porque cuenta con la trazabilidad que lo acredita.
Actualmente, ucrop.it trabaja en México Nestlé y Bayer, en Argentina COFCO y Molinos Agro, consolidándose como una pieza clave para conectar el agro con los mercados globales más exigentes.
La historia de Diego Hoter es un reflejo del cambio de paradigma. Formado en Monsanto, una empresa que define como “increíblemente innovadora”, aprendió sobre disrupción tecnológica desde adentro. “Levantás una piedra de una innovación tecnológica en el agro y hay alguien de Monsanto debajo”, bromea.
La idea de ucrop.it surgió en 2016, mientras lideraba un negocio de tecnología en soja. Vio en el blockchain la oportunidad de sumar una capa de confianza a los sistemas agrícolas. “Escribí un paper y tuve dos grandes musas: un amigo Martín Epelde (CEO de LYNCROS compañía de desarrollo de software) y Pablo Vaquero nuestro primer inversor (siempre quisiera referirme en plural x mis socios que en forma individual)"
Junto a Marco Giraudo (CTO) y Matías Micheloud (COO), construyó un producto mínimo viable que rápidamente encontró tracción. Uno de sus primeros aliados fue Carlos Becco, CEO de Indigo, que buscaba una solución de trazabilidad para el algodón.
El gran punto de inflexión fue su participación en el John Deere Collaboration Program, en Estados Unidos. Allí, ucrop.it demostró cómo los datos de las maquinarias de John Deere, con el consentimiento del productor agrícola quien es su dueño, podían transformarse en evidencia útil para mediciones y afirmaciones de sustentabilidad verificada en los mercados de consumo, o sea desde el campo al mercado.
“Tuvimos un gran champion en Arthur Vallabhaneni, que lideraba la división de Big Data. Él veía la necesidad diaria de las compañías de consumo masivo por este tipo de soluciones. Por eso John Deere invirtió en nosotros”, relata Hoter.
Hoter también se muestra transparente sobre los desafíos del emprendedurismo. “Es un camino de enorme resiliencia. Tuvimos que achicar estructura varias veces, sobre todo cuando el capital de riesgo se agotó y tuvimos que vivir de lo que cobramos”.
Encontrar el famoso product-market fit, lograr que una idea se convierta en un producto que el mercado valore y pague, no fue sencillo. “Es un embudo que come problemas durante años”, sintetiza. Pero los logros compensan: el respaldo de The Yield Lab LATAM, de John Deere, y sobre todo, la validación del cliente. “Cuando te dicen ‘necesito lo que estás haciendo’, sentís que estás creando algo valioso. El proceso de creación y maduración es hermoso”.
De cara al futuro, Hoter no duda: la trazabilidad dejará de ser un valor agregado para convertirse en una característica intrínseca del producto. “En los próximos cinco años no va a haber un cultivo sobre la faz de la tierra que no tenga medido, de forma verificada, por lo menos un atributo de su impacto ambiental o en la salubridad”, anticipa.
En esta transformación, el productor pasa de ser un eslabón silencioso a un héroe del sistema agroalimentario. “El productor es un héroe. Su producción valdrá no solo por lo físico, sino por la información de su gestión. Hay una gran oportunidad para que compartir la historia de su cultivo sea rentable”.
Gracias a la tecnología, esa historia —hasta hace poco invisible— ahora puede ser contada, verificada y, sobre todo, valorada en todo el mundo.