Por Agroempresario.com
La industria cárnica argentina atraviesa un momento de contrastes. Mientras las exportaciones de carne vacuna registraron una marcada caída interanual en los primeros cinco meses de 2025, los precios internacionales muestran una suba sostenida que amortigua parcialmente el impacto económico para el sector.
Según datos del sector, entre enero y mayo Argentina exportó 292.300 toneladas res con hueso, lo que representa una baja del 24,2% interanual. El motivo principal fue la retracción de la demanda china, que sigue siendo el principal destino para la carne nacional.
En mayo de 2025 se faenaron 1,118 millones de cabezas, lo que implica una baja del 5,4% mensual y del 5,0% interanual. Dentro de ese total, la faena de hembras cayó 10,2%, un dato que preocupa porque sigue reflejando una lenta pero sostenida liquidación de vientres.
La faena de vacas fue la más afectada, con una caída del 20,4% interanual, mientras que las vaquillonas mostraron una leve suba del 0,6%. Así, la participación de las hembras se ubicó en 47,6%, aún por encima del umbral compatible con la sostenibilidad del rodeo.
Entre enero y mayo, la faena de hembras sumó 2,57 millones de cabezas, un 2,9% menos que en igual período de 2024. A su vez, la producción de carne vacuna en mayo fue de 260 mil toneladas res con hueso, lo que representa una baja del 3% respecto del mismo mes del año anterior.
Aunque la demanda externa bajó, el valor de la carne exportada sigue en ascenso. En abril, el precio promedio fue de 5.949 dólares por tonelada, con una suba del 4,5% mensual y del 38,9% anual. Incluso China, pese a reducir su volumen de compra, pagó 4.290 dólares por tonelada, un 33,3% más que hace un año.
El país asiático explicó el 100% de la caída interanual del mes de abril, aunque mostró un repunte mensual del 30,8%, con 25.800 toneladas peso producto. A pesar del retroceso en volumen, los ingresos por exportación de carne en abril fueron de 253,2 millones de dólares, lo que representa un aumento del 29,4% respecto de marzo y del 20,9% en comparación con abril de 2024.
El balance del primer semestre anticipa un segundo tramo del año con desafíos estructurales: ajustes en el stock bovino, recuperación de la demanda internacional y el impacto que puedan tener las condiciones climáticas y económicas en el mercado interno.
La sostenibilidad del sistema productivo dependerá de una recuperación sostenida del consumo externo y de políticas que garanticen estabilidad para los productores y frigoríficos.