Por Agroempresario.com
La industria lechera argentina está experimentando un cambio profundo gracias a la incorporación de nuevas tecnologías que buscan mejorar la productividad, la calidad del producto y la sustentabilidad ambiental. Herramientas como galpones modernos, robots de ordeño, acelerómetros y softwares especializados para el monitoreo de la salud y reproducción bovina se están difundiendo entre los productores de punta, marcando una transformación significativa en el manejo de los tambos.
Este avance tecnológico responde no solo a la necesidad de optimizar la eficiencia en la producción, sino también a las crecientes demandas sociales por sistemas más amigables con el ambiente y que aseguren un mayor bienestar animal. El reciente Cuarto Encuentro Anual del Club Pro Leche reunió a referentes del sector para discutir las innovaciones tecnológicas y su impacto en el negocio de la leche.
El panel contó con la participación de tres productores referentes de distintas regiones: Raúl Beltramino, de Santa Fe; Guido Bandiera, de Córdoba; y Kevin Donnelly, de Buenos Aires. Todos coincidieron en que invertir en tecnología es fundamental para mantener la competitividad en un mercado global cada vez más exigente.
Según Donnelly, “existen restricciones ambientales que comienzan a llegar a Argentina y un faltante mundial de leche, por lo que la oportunidad es enorme. Además, las grasas lácteas, como la manteca, se están revalorizando y abren nuevas puertas para la producción lechera”. Además, destacó que el tambo está pasando de un manejo basado en el rodeo a uno que individualiza cada vaca, aumentando la precisión en la toma de decisiones.
Bandiera agregó que “una empresa siempre debe estar actualizada y la eficiencia es la respuesta para atravesar momentos no rentables en la actividad”. Por su parte, Beltramino remarcó el impacto social de la lechería: “Por cada 500 hectáreas, 15 personas trabajan en tambos, mientras que en agricultura lo hacen solo dos. Además, la lechería permite mayor facturación y genera empleo genuino”.
Las tecnologías más innovadoras que se están incorporando incluyen sistemas de encierre modernos, software de gestión animal, dispositivos corporales para monitoreo y programas genómicos para mejorar la selección genética.
Un debate clave fue la coexistencia entre los sistemas pastoriles tradicionales y los confinados modernos. Beltramino defiende el sistema pastoril, que da buenas rentas, pero admite que se complica a medida que crece el rodeo. Por eso, sostiene que la intensificación con sistemas de encierre y la incorporación de la genómica son el camino para trabajar con vacas de alto potencial.
Bandiera menciona que en su tambo conviven 500 vacas en free stall (galpón con libertad de movimiento) y 1300 en dry lot (confinamiento con corrales), mientras desarrollan otro galpón para 500 vacas más. Donnelly, en tanto, tiene 700 vacas bajo galpón y apuesta a incrementar ese número, resaltando que el bienestar animal se maneja mejor en sistemas confinados.
Los productores reconocen que la sustentabilidad se vincula estrechamente con la eficiencia en el uso de recursos. Donnelly asocia sustentabilidad con “hacer más con menos”, optimizando el uso del agua en lavados, reciclando los efluentes para fertilizar los campos y adoptando energía solar para reducir la huella ambiental.
Bandiera pone el foco en la gestión responsable de los efluentes y el uso racional del agua, mientras que Beltramino subraya la importancia de cuidar el suelo y producir forraje de calidad con fertilización adecuada y el correcto reparto de los efluentes en los potreros.
Todos los panelistas coinciden en que la tendencia apunta a una reducción en la cantidad de tambos, pero con establecimientos más grandes y tecnificados. Beltramino anticipa que convivirán ambos sistemas productivos y destaca la importancia de capacitar al personal y mejorar la calidad de la leche, con un mayor contenido de sólidos y condiciones de confort para las vacas que eviten el barro y el estrés climático.
Bandiera enfatiza que la dificultad para conseguir mano de obra comprometida obliga a generar empresas atractivas para los trabajadores, donde el bienestar animal y el buen ambiente laboral sean prioridades. Donnelly resalta el papel que jugarán la robótica y la inteligencia artificial para procesar la enorme cantidad de datos que genera un tambo moderno, anticipando una revolución en la gestión.
El Cuarto Encuentro Anual del Club Pro Leche, organizado por Select Debernardi, DeLaval, Zoetis y Gepsa, evidenció que la industria lechera argentina dispone de muchas herramientas tecnológicas para mejorar la gestión productiva, la contabilidad y el monitoreo económico de las empresas.
No todas las tecnologías son igual de útiles en todos los tambos, pero muchas permiten aumentar la escala productiva sin perder el control sobre cada animal. Además, facilitan ofrecer una trazabilidad confiable, un requisito fundamental para cumplir con las demandas de consumidores cada vez más exigentes en términos de calidad y sustentabilidad.