Por Agroempresario.com
En un contexto marcado por tres campañas agrícolas consecutivas con resultados negativos, el sector agrícola se enfrenta a una necesidad urgente: la diversificación productiva. Para salir de la estancada repetición de monocultivos y mejorar la rentabilidad y sostenibilidad de las explotaciones, la incorporación de cultivos alternativos y especialidades se presenta como una estrategia indispensable.
Diversificar el negocio agrícola no es una tarea sencilla, implica no sólo el conocimiento agronómico sino también un manejo adecuado de la comercialización y una inversión que muchas veces asusta a los productores. En esta nota, profundizamos en las alternativas y ventajas que ofrecen los cultivos alternativos, desmitificamos el miedo a lo desconocido y destacamos la importancia de la innovación y planificación a largo plazo en la producción agropecuaria.
Para pensar en una estrategia de diversificación, el sector cuenta con tres caminos principales:
En esta nota nos enfocaremos en la última opción, entendiendo que las otras también requieren inversiones y capacitaciones específicas.
Antes de decidir sembrar cultivos nuevos, es fundamental tener la comercialización bien aceitada. La principal preocupación de cualquier productor al introducir un cultivo alternativo es asegurarse que la producción se venderá sin inconvenientes. Por eso, es imprescindible buscar alianzas con empresas serias y confiables, y definir claramente si el cultivo será un commodity o una specialty.
Commodities son productos homogéneos, sin diferenciación clara, con mercados transparentes y precios sujetos a oferta y demanda, normalmente con un valor menor a 5 USD por kilo. Ejemplos clásicos son el maíz, la soja o el trigo.
Por otro lado, las specialities son cultivos con calidad diferencial, menor volumen de oferta, mercados restringidos y precios superiores a los commodities. Son cultivos escasos y con valor agregado, ideales para nichos de mercado específicos.
Cabe aclarar que todos los cultivos specialty son alternativos, pero no todos los cultivos alternativos califican como specialty.
El enemigo número uno de la diversificación con cultivos alternativos es el miedo a lo desconocido. La incertidumbre sobre los resultados económicos y productivos de cultivos nuevos genera estrés y resistencia al cambio.
Además, estos cultivos no siempre garantizan rentabilidad inmediata, ya que dependen en gran medida de las condiciones climáticas y del manejo agronómico. Algunos cultivos alternativos pueden incluso mostrar rentabilidades bajas o negativas en el ciclo en curso, pero sus beneficios se ven reflejados en las campañas sucesivas, mejorando el rendimiento y la calidad del suelo para los cultivos tradicionales que le siguen.
Sin embargo, si la rotación se limita siempre a los mismos 3 o 4 cultivos convencionales, el sistema se acerca a un monocultivo disfrazado, que no logra el efecto positivo que la verdadera diversificación puede aportar.
Desde el punto de vista agronómico, los cultivos alternativos aportan múltiples ventajas para mejorar la productividad por hectárea:
Estos beneficios permiten que el cultivo siguiente en la rotación se desarrolle en un ambiente más favorable, con mejor disponibilidad de agua y nutrientes, aumentando sus rendimientos potenciales.
Entre los cultivos alternativos invernales más destacados para Argentina se encuentran:
Los cultivos de servicio o cultivos puente son otra estrategia interesante. Estos cultivos no se cosechan, sino que se utilizan para mejorar el suelo, combatir malezas, aportar carbono y nitrógeno y aumentar la materia orgánica. Son comunes en zonas con exceso de agua y se secan o rotan antes de la siembra del cultivo principal.
Entre las especies utilizadas están avena, centeno, trébol, coriandro y colza. La demanda creciente de semillas ha elevado su valor, lo que abre la oportunidad para productores que puedan abastecer ese mercado, realizando alianzas con semilleras o empresas agropecuarias.
Para que la diversificación sea efectiva, es indispensable pensar en una planificación productiva a 10 años, que contemple las rotaciones, análisis de suelo y balance de recursos hídricos y nutricionales.
Especial atención merece la fertilidad física del suelo, muchas veces más limitante que la química. La compactación limita la exploración radicular y el acceso a nutrientes y agua, disminuyendo los rendimientos. Los cultivos con raíces pivotantes contribuyen a mejorar esta condición.
La idea no es implantar cultivos alternativos en toda la superficie, sino ir cambiando progresivamente, asegurando un porcentaje adecuado para no comprometer la rentabilidad ni la operatividad.
Finalmente, para que la diversificación sea una realidad, es imprescindible que tanto productores como profesionales agronómicos, técnicos e instituciones educativas se preparen y actualicen permanentemente.
La incorporación de tecnologías, la investigación y la extensión agrícola deben enfocarse en mostrar el valor real de los cultivos alternativos, sus beneficios agronómicos y comerciales, y ayudar a diseñar esquemas productivos adaptados a cada región y condición.