Por Agroempresario.com
El gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, confirmó su distanciamiento político y estratégico del presidente Javier Milei, tras una serie de medidas del gobierno nacional que, según advirtió, están asfixiando la economía provincial y afectando gravemente al empleo local. En una semana marcada por el cierre de la planta de Scania y la paralización de Topper, Jaldo lanzó una advertencia clara: “El Gobierno nacional no va a poder gobernar si no incluye a las provincias”.
En un acto público por el Día de la Bandera, el mandatario provincial elevó el tono de su reclamo al señalar que “la macroeconomía es importante, pero no suficiente”, y dejó en evidencia su frustración ante el modelo libertario impulsado por Milei. “A la Nación tiene que irle bien, pero con las provincias incluidas. Que no pretenda el Presidente que le vaya bien mientras a los 23 o 24 distritos del interior nos va mal”, afirmó.
El quiebre de Jaldo con la Casa Rosada tiene múltiples capas. Durante 2024 fue uno de los gobernadores más dialoguistas y colaborativos del interior. Apoyó la Ley Bases, avaló el veto al financiamiento universitario y hasta facilitó votos de su bloque en el Congreso. Sin embargo, la crisis productiva y laboral en Tucumán –acelerada por la apertura indiscriminada de importaciones y el recorte de fondos federales– lo obligaron a tomar distancia.
“Hay que ver si nuestras empresas hoy están en condiciones de competir con otros países frente a la liberación de importaciones. La situación nos demuestra que no”, dijo, aludiendo a la caída en ventas de la industria textil local y el cierre de grandes empleadores como Scania, que afectó a decenas de familias tucumanas.
La ruptura se consolida también en un contexto político tenso. Según trascendidos, la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, junto al vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán, estarían diseñando una lista libertaria propia para disputar el poder provincial. Esta estrategia, financiada con recursos de organismos nacionales como la SIDE y YPF, incluye una fuerte campaña de fake news contra Jaldo a través de portales y redes sociales de escasa audiencia local, pero de alto contenido político.
Además, el gobernador tucumano se ve empujado a recomponer puentes con el peronismo tradicional, liderado por el ex gobernador Juan Manzur y el diputado nacional Pablo Yedlin, quienes desde hace meses reclaman una posición más firme contra el gobierno nacional. En ese marco, los diputados tucumanos alineados a Jaldo votaron a favor del aumento a jubilados, la emergencia en discapacidad y una nueva moratoria, marcando un giro significativo en la relación con la administración libertaria.
Las críticas del gobernador no solo apuntaron al modelo económico, sino también al trato fiscal que reciben las provincias. Jaldo denunció el "ahogo financiero" por parte de la Nación, mediante el recorte de fondos, la paralización de obras como rutas financiadas con el impuesto al combustible –recaudado pero no distribuido–, y la caída de la coparticipación federal. “Yo puedo ser dialoguista, pero dialogo en favor de Tucumán. Cuando nos tocan lo que nos corresponde, vamos a dialogar un poco más fuerte”, sentenció.
Este lunes, Jaldo participará de un encuentro clave en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), en Ciudad de Buenos Aires, donde los gobernadores volverán a debatir el impacto del ajuste nacional sobre sus distritos. Se espera que el temario incluya la caída de la coparticipación, el rediseño del impuesto a los combustibles y el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). En la última reunión, los mandatarios evitaron hablar con la prensa, pero esta vez podrían subir el tono, alentados por las señales de ruptura de figuras como Jaldo, Gustavo Sáenz (Salta) y Raúl Jalil (Catamarca).
En Tucumán, los casos de Scania y Topper son ilustrativos del impacto de las políticas nacionales. La textil Topper paralizó actividades por acumulación de stock y caída de ventas, lo que Jaldo atribuyó directamente a la liberalización del comercio exterior: “Están ingresando prendas más baratas que los costos de producción que tenemos en las textiles de Tucumán”, explicó.
Frente a este escenario, el gobernador insistió en que el federalismo no puede ser solo discursivo. “O nos va bien a todos, o nos va mal a todos. El Presidente tiene que entender que solo no va a poder gobernar. Necesita el acompañamiento de las provincias. De la misma manera, nosotros necesitamos el de la Nación”, expresó, cerrando con un mensaje que, lejos de ser una amenaza, suena a advertencia razonada desde la experiencia de gestión.
En momentos donde la tensión política nacional se acrecienta y el modelo libertario enfrenta sus primeros límites reales, el caso de Jaldo podría marcar el inicio de una nueva etapa en el vínculo entre la Nación y las provincias. Una etapa en la que, como el propio gobernador de Tucumán lo afirmó, “el diálogo no puede ser unilateral”.