Por Agroempresario.com
En una semana crucial para la política económica argentina, el Gobierno nacional y el Fondo Monetario Internacional (FMI) llevan adelante una ronda de reuniones técnicas en Buenos Aires con el objetivo de aprobar la primera revisión del nuevo acuerdo firmado en abril, bajo el programa de Facilidades Extendidas (EFF). Si la revisión resulta satisfactoria, se destrabará un desembolso clave de US$2000 millones para reforzar las alicaídas reservas del Banco Central.
El encuentro marca el primer test formal del equipo económico liderado por el ministro Luis Caputo ante el organismo multilateral. La misión, encabezada por el nepalí Bikas Joshi, llegó el martes a Buenos Aires y mantendrá reuniones durante toda la semana con funcionarios del Ministerio de Economía y del Banco Central.
El foco de estas reuniones está puesto en dos variables fundamentales del acuerdo: el cumplimiento del superávit fiscal y la acumulación de reservas netas. Según estimaciones privadas, el Gobierno habría alcanzado un superávit primario acumulado de $7 billones en los primeros cinco meses de 2025, superando la meta de $6 billones pactada con el FMI. Está sobre performance fiscal es uno de los pilares sobre los que Economía busca apoyar su pedido de desembolso.
Desde el Ministerio de Economía destacan que ya se habría alcanzado el 0,8% del PBI, es decir, la mitad de la meta anual del 1,6%. Esto le permitiría al Gobierno mostrarse sólido en materia fiscal, un argumento clave ante los técnicos del Fondo.
Sin embargo, el aspecto más delicado de la revisión es la acumulación de reservas netas, donde el Ejecutivo enfrenta dificultades. Pese a los esfuerzos mediante financiamiento externo y colocaciones de deuda por US$1500 millones, las reservas están por debajo de los objetivos del programa.
Al 13 de junio, el acuerdo preveía que las reservas netas debían ubicarse en -US$500 millones. Pero las condiciones cambiaron y el Gobierno ahora pone el foco en el cumplimiento de metas anuales más que en los cortes intermedios. “Según la metodología del FMI, las reservas netas se ubicaron en US$7139 millones, y de acá a fin de año deberían crecer US$8300 millones”, explicó Pedro Siaba Serrate, Head of Research de PPI.
El especialista también advirtió que podría haber una revisión de los parámetros del programa, ya que “el punto de partida de reservas podría haber estado más estresado de lo previsto” al momento de la firma.
Otras consultoras, como Outlier, también dan por sentado que se incumplió la meta de reservas de junio. La gran incógnita es si el FMI aceptará otorgar un waiver (perdón formal por el incumplimiento) o si exigirá medidas compensatorias antes de autorizar el nuevo giro.
Además, se avecinan presiones adicionales: el próximo 9 de julio, el Tesoro Nacional enfrentará pagos por más de US$4000 millones en vencimientos de Bonares y Globales, lo que impactará directamente en la contabilidad de reservas bajo los criterios del FMI.
Finalizadas las reuniones en Buenos Aires, la misión técnica regresará a Washington para procesar la información. Recién entonces podría publicarse un comunicado oficial del FMI con la conclusión de esta revisión.
Si el organismo aprueba la revisión, se habilitaría un desembolso de US$2000 millones, fundamentales para sostener la estrategia cambiaria y estabilizar el frente externo. Estos fondos permitirán robustecer el colchón de reservas del Banco Central, en un contexto donde el Gobierno intenta avanzar hacia una eventual eliminación total del cepo cambiario.
Desde el oficialismo aseguran que están cumpliendo las metas estructurales del acuerdo y que el proceso de acumulación de reservas se irá consolidando en la segunda mitad del año. Pero para los mercados, el respaldo del FMI es también un mensaje político que puede definir el ánimo inversor en los próximos meses.