Por Agroempresario.com
En una jornada marcada por la incertidumbre política y las expectativas económicas, el dólar estadounidense cayó a su nivel más bajo en tres años, mientras los principales mercados financieros globales registraron subas. Este comportamiento fue impulsado por las crecientes especulaciones sobre una inminente flexibilización monetaria por parte de la Reserva Federal, alimentadas por las declaraciones del presidente Donald Trump sobre el futuro del actual titular del organismo, Jerome Powell.
La caída del dólar se produjo después de que el presidente estadounidense confirmara que ya considera nombres para reemplazar a Powell, lo cual reforzó la percepción de que se avecinan recortes en las tasas de interés. “Conozco dentro de tres o cuatro personas a quién voy a elegir”, declaró Trump tras una cumbre de la OTAN, elevando la presión sobre la independencia de la Fed y generando volatilidad en los mercados cambiarios.
El Índice del Dólar, que mide el desempeño de la divisa estadounidense frente a una canasta de monedas extranjeras, cayó a 96,997 puntos, su menor nivel desde marzo de 2022. La libra esterlina alcanzó su punto más alto frente al dólar desde octubre de 2021, reflejando el debilitamiento de la moneda norteamericana.
“Las preocupaciones sobre la independencia de la Reserva Federal y las crecientes expectativas de flexibilización monetaria pesaron sobre la moneda”, explicó George Pavel, gerente general de Naga.com Middle East.
El optimismo no se limitó al mercado cambiario. Wall Street reaccionó positivamente ante el posible cambio de política monetaria. Las acciones subieron, con especial impulso del sector tecnológico. La compañía de semiconductores Micron presentó ganancias trimestrales cinco veces superiores al año anterior, gracias al crecimiento del segmento de centros de datos.
A pesar de este desempeño financiero sólido, las acciones de Micron cayeron levemente, mientras que Nvidia —rival directo en el rubro— subió tras alcanzar un nuevo máximo de valoración de mercado.
En paralelo, se conocieron datos de crecimiento económico que mostraron una contracción del 0,5% del PBI en el primer trimestre, aunque menor a lo previsto inicialmente. Estos indicadores fueron interpretados con moderación, dado que son retrospectivos y el foco está puesto en las proyecciones para la segunda mitad del año.
Las principales bolsas europeas también tuvieron un cierre positivo, impulsadas por el escenario estadounidense. Fráncfort avanzó un 0,64%, Londres un 0,19% y las bolsas de París, Madrid y Milán se mantuvieron prácticamente estables.
Las compañías del sector defensa fueron las grandes ganadoras del día. Rheinmetall en Alemania subió 5%, la francesa Thales ganó un 2,8% y BAE Systems del Reino Unido sumó más de 3%, luego del anuncio de la OTAN sobre el incremento del gasto militar entre sus países miembros.
Este impulso se dio a pesar de las tensiones geopolíticas latentes, que fueron opacadas momentáneamente por las expectativas económicas.
En contraste, los mercados asiáticos presentaron un comportamiento mixto. A medida que se acerca la fecha límite del 9 de julio para negociar acuerdos comerciales con Estados Unidos, la falta de avances concretos mantiene la incertidumbre. Japón, Corea del Sur y China aún negocian con Washington para evitar nuevos aranceles, lo que genera cautela entre los inversores regionales.
En el plano energético, los precios del petróleo se estabilizaron tras un alza impulsada por el frágil alto al fuego entre Irán e Israel. La confirmación de que Donald Trump iniciará conversaciones nucleares con Teherán la próxima semana alivió parcialmente la tensión en Medio Oriente.
El verdadero motor de los mercados esta semana ha sido la posibilidad de que Estados Unidos inicie una nueva etapa de política monetaria expansiva. La figura de Jerome Powell, actual presidente de la Reserva Federal, ha estado en el centro de la escena debido a las críticas reiteradas de Trump, quien lo ha acusado de frenar el crecimiento económico por mantener tasas elevadas.
Entre los candidatos que se barajan para reemplazarlo figuran el Secretario del Tesoro, Scott Bessent; el asesor económico Kevin Hassett; y el exgobernador de la Fed, Kevin Warsh. El anuncio formal del reemplazo podría producirse en septiembre, según el Wall Street Journal.
Una eventual designación de un funcionario alineado con la visión de Trump significaría un giro importante en la política monetaria de EE.UU., con impacto directo en los mercados globales, las tasas de interés y el valor del dólar.
Para los agroexportadores y actores del sector agroindustrial, un dólar más débil podría tener un doble efecto: por un lado, encarecería las exportaciones estadounidenses, beneficiando a productos argentinos en mercados internacionales; por el otro, podría generar inestabilidad en las expectativas de tipo de cambio local.
Además, una flexibilización de tasas en Estados Unidos podría reactivar el flujo de capitales hacia mercados emergentes, aumentando el financiamiento y la inversión en sectores productivos de la región.
En definitiva, el mundo financiero se encuentra en una etapa de transición, donde las decisiones políticas, los cambios de liderazgo y las señales de los bancos centrales son determinantes para el comportamiento de monedas, bolsas y commodities. La clave estará en cómo se articula este proceso de reconfiguración global en un año electoral decisivo para Estados Unidos y para el equilibrio económico internacional.