Por Agroempresario.com
Argentina podría transformarse en un hub industrial global para productos de tabaco libre de humo, replicando el modelo de Italia. Así lo expresó Marco Hanapel, presidente de Philip Morris International (PMI) para Latinoamérica y Canadá, durante su visita al país. Sin embargo, advirtió que este potencial está hoy limitado por una regulación local que prohíbe la comercialización de dispositivos como IQOS, desarrollados por la compañía como alternativa menos nociva al cigarrillo tradicional.
“Argentina tiene el potencial de convertirse en la nueva Italia por su capacidad industrial, su campo y su capital humano”, aseguró Hanapel, en diálogo con medios nacionales. La referencia no es menor: Italia, gracias a un cambio regulatorio y una apuesta tecnológica, se convirtió en un país clave dentro de la transformación global de Philip Morris hacia un futuro libre de humo.
PMI lleva invertidos más de US$ 14.000 millones en investigación y desarrollo de productos de tabaco calentado desde 2008. IQOS, el primero de ellos, fue lanzado en 2014 en Italia y Japón, y hoy está presente en 95 países, con más de 38 millones de usuarios adultos. La compañía proyecta cerrar 2025 con presencia en al menos 100 mercados, y ya el 40% de sus ingresos provienen de este segmento.
En Italia, PMI construyó en Bologna su fábrica más importante del mundo para productos libres de humo, con una inversión inicial de entre 1.000 y 1.500 millones de euros. El impacto económico para ese país alcanzó los 10.000 millones de euros, sumado a memorandos de entendimiento con sindicatos y organizaciones del agro, por otros 2.000 millones.
Hanapel sostiene que Argentina podría seguir este mismo camino. Hoy, el país es el octavo productor y séptimo exportador mundial de tabaco, con una cadena productiva que se extiende por siete provincias del norte: Jujuy, Salta, Misiones, Tucumán, Chaco, Corrientes y Catamarca. El procesamiento y la manufactura, en tanto, se concentran en Buenos Aires. Se estima que el sector emplea a más de 1 millón de personas de forma directa e indirecta, con un entramado de 150.000 pymes involucradas.
El complejo tabacalero argentino, además, exporta por unos US$ 300 millones anuales y paga una presión impositiva del 80% sobre el precio de venta, con cinco tributos diferentes aplicados a los cigarrillos. Un dato revelador: el tabaco argentino se utiliza en 89 de los 95 países donde hoy se vende IQOS.
No obstante, Argentina prohibió en marzo de 2023 la comercialización de estos productos. Mediante una resolución del Ministerio de Salud, el gobierno de Alberto Fernández vetó tanto los dispositivos electrónicos como los consumibles de tabaco calentado, basándose en un enfoque precautorio. Desde PMI consideran que esta decisión debería revisarse.
“Tenemos la ciencia, tenemos los productos, y tenemos la voluntad de invertir. Lo que falta es una regulación que permita comercializar”, explicaron desde la empresa. “No buscamos desregulación, sino reglas claras. Queremos tributar como los cigarrillos y operar dentro del marco normativo vigente”.
El caso de Estados Unidos resulta ilustrativo. En 2019, la FDA (Food and Drug Administration) autorizó la venta de IQOS, y en 2020 reconoció su potencial de riesgo reducido respecto al cigarrillo tradicional. En el Reino Unido, las agencias de salud pública llegaron a conclusiones similares, destacando una exposición significativamente menor a químicos nocivos.
En la región, Paraguay regula estos productos bajo la Ley 5538/2015. Chile los incluyó en su reciente reforma tabacalera. En México y Colombia, IQOS ya se comercializa bajo regulación vigente.
En Argentina, Philip Morris emplea a más de 2.000 personas, con dos plantas operativas: una de procesamiento en Salta y otra de fabricación de cigarrillos en Merlo, provincia de Buenos Aires. La compañía aseguró que esta última podría reconvertirse para fabricar productos de tabaco calentado si se levantara la restricción actual. “La inversión podría superar los US$ 500 millones”, sostuvo Hanapel.
“Estamos listos para invertir en la Argentina. Esta es una oportunidad estratégica, que excede cualquier coyuntura política. Queremos trabajar con los gobiernos, con los reguladores y con la sociedad. No se trata de una pelea ideológica, sino de reducir el daño del cigarrillo tradicional con alternativas basadas en la ciencia”, concluyó el ejecutivo.
Argentina tiene 7 millones de adultos fumadores, y es uno de los pocos países del mundo donde los productos de tabaco calentado están directamente prohibidos. Desde PMI creen que permitir su comercialización, con una regulación adecuada y una carga impositiva equivalente, podría significar un salto cualitativo en materia de salud pública, empleo industrial e ingreso de divisas.
La decisión, por ahora, está en manos del Estado argentino. El modelo italiano está sobre la mesa. Y con una industria agroindustrial sólida, mano de obra calificada y una demanda insatisfecha, la posibilidad de que el país se transforme en el nuevo centro de producción libre de humo para la región está al alcance, si se cambia el marco normativo.