Por Agroempresario.com
El mercado cambiario argentino volvió a activarse en las últimas jornadas y reavivó la clásica duda de los inversores: ¿dólar o inflación? La suba reciente del tipo de cambio despertó preocupaciones en un escenario que, hasta hace poco, parecía estar estabilizándose. Sin embargo, los analistas más consultados coinciden: se trata de un movimiento puntual y no de un giro estructural en la política económica. Aún con elecciones legislativas en el horizonte, prevalece una visión de calma moderada.
El ministro de Economía, Luis Caputo, alimentó el debate con una frase provocadora: “El dólar flota, y los que crean que está barato, que vayan a comprar. No te la pierdas, campeón”. Aunque su mensaje apuntó a defender la política de libre flotación cambiaria, muchos actores del mercado lo interpretaron como un aval para anticipar un posible retraso del tipo de cambio.
Ayer, el dólar mayorista cerró en $1.231, mientras que el oficial trepó a $1.245, alcanzando su valor más alto en lo que va del año. El dólar MEP se ubicó en $1.237 y el contado con liquidación (CCL) cerró en $1.241, mostrando cierta tensión en los distintos segmentos cambiarios.
Desde Portfolio Personal Inversiones, atribuyen esta suba a factores transitorios: “El cobro del aguinaldo probablemente haya impulsado la demanda de dólares del segmento minorista. Además, el bajo rollover de la última licitación del Tesoro generó mayor liquidez, lo que presiona la demanda de moneda extranjera”, destacaron en un informe reciente.
Gonzalo Tassano, asesor financiero en Bull Market Brokers, coincidió con esta lectura y sumó otros factores: “La demanda de dólares también creció por vencimientos de tarjetas y por el auge del turismo. Sin embargo, por el lado de las exportaciones, se registró un aumento en las liquidaciones, lo que debería dar aire al mercado en las próximas semanas”.
En este contexto, la visión general del mercado sigue siendo optimista respecto al dólar y la inflación. En palabras de Pilar Tavella, directora de Research Macro & Estrategia en Balanz Capital: “El principal objetivo del Gobierno a corto plazo es consolidar la baja inflacionaria. Si se mantiene una política monetaria contractiva y un ancla fiscal sólida, esperamos que la inflación siga desacelerándose en los próximos meses”.
Según el INDEC, la inflación de mayo fue del 1,5%, marcando una desaceleración frente al 2,8% de abril y el 3,7% de marzo. Las proyecciones del mercado, recopiladas por el Banco Central (BCRA), estiman que la inflación mensual seguirá por debajo del 2% durante lo que queda del año.
El BCRA, por su parte, redujo las tasas de interés, aunque estas siguen siendo altas en términos reales. “La dinámica cambiaria debería mantenerse contenida si continúa la actual política monetaria. Aunque el sesgo contractivo puede moderarse, las tasas reales seguirán siendo elevadas, lo que refuerza la estabilidad del tipo de cambio”, agregó Tavella.
Desde Puente, el economista jefe Eric Ritondale coincide en que no se espera un gran desequilibrio entre inflación y tipo de cambio en el segundo semestre. “Las curvas de bonos muestran una paridad entre inflación y devaluación esperada. Las tasas de interés positivas dan soporte a ese escenario”, explicó.
Esto no significa que el dólar no pueda reaccionar más cerca de las elecciones, sobre todo si se acentúan las tensiones políticas o aumenta la presión por la emisión monetaria. Pero, en general, el mercado espera movimientos graduales y sin sobresaltos, al menos en el corto plazo.
La visión de Adrián Moreno, economista especializado en mercados financieros, resume esta percepción de estabilidad relativa: “Hasta las elecciones no debería haber grandes diferencias entre inflación y tipo de cambio. Después, podría haber cierta aceleración cambiaria, pero anticiparse nunca es fácil en Argentina”.
El contexto político también juega un rol clave. La Libertad Avanza, el espacio oficialista, necesita aumentar su caudal legislativo en los próximos comicios para avanzar con su agenda de reformas estructurales. La estabilidad económica, por tanto, es una prioridad para el Gobierno en esta etapa.
Apostar al dólar en este entorno es una jugada que dependerá del perfil de riesgo de cada inversor. Quienes busquen protegerse ante una eventual suba del tipo de cambio, podrían mirar al mercado financiero como vía indirecta, mediante bonos ajustados por tipo de cambio o por inflación. Pero para quienes confíen en la desaceleración inflacionaria, las colocaciones en pesos a tasa fija todavía ofrecen rendimientos reales positivos.
Con todo, el segundo semestre abre una carrera pareja entre el dólar y la inflación. Ninguno parece tener una ventaja clara, y por ahora, el gran ganador es la estabilidad.