Por Agroempresario.com
En el marco del Día de la Avicultura, referentes del sector productivo se reunieron en un acto federal organizado por la Cámara Argentina de Productores e Industrializadores Avícolas (CAPIA) y el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), para destacar el impacto económico, social y alimentario de la actividad avícola en el país. El evento puso en valor el rol estratégico del sector en la nueva Argentina, mientras se reclamaron medidas urgentes para superar barreras impositivas, mejorar el acceso al crédito y fortalecer el sistema sanitario.
Con una producción de más de 900 millones de pollos faenados y 17.500 millones de huevos al año, la avicultura se ubica entre las principales industrias del agro argentino. En palabras del presidente de CAPIA, Juan Kutulas, “somos el segundo país del mundo en consumo de huevos, el octavo en producción de carne aviar y uno de los principales exportadores de ovoproductos”. El impacto no se limita al plano productivo: el sector genera más de 90.000 empleos en forma directa e indirecta, con presencia en 18 provincias.
Las proteínas avícolas representan la base de la dieta argentina: con un consumo per cápita de 73 kilos al año entre carne de pollo y huevos, constituyen la fuente proteica más elegida por la población. Esta accesibilidad no es casual: la carne aviar es económica, fácil de digerir y rica en nutrientes, mientras que el huevo es considerado por la FAO como el alimento más completo después de la leche materna.
Desde el Centro de Información Nutricional (CIN) y el CINCAP, se subraya la importancia de estos alimentos en la lucha contra la inseguridad alimentaria. La avicultura no solo alimenta: también genera desarrollo territorial, inclusión laboral y oportunidades en comunidades rurales.
Uno de los aspectos más destacados del encuentro fue la sustentabilidad. Según Juan Kutulas, estudios del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) certifican que los productos avícolas argentinos presentan una de las menores huellas ambientales del mundo. Esto se logra a través de buenas prácticas, economía circular, bienestar animal y eficiencia energética. “Hoy la producción de huevos y carne aviar es un ejemplo de trazabilidad, cuidado ambiental y compromiso con el consumidor”, afirmó.
En un contexto donde los consumidores valoran cada vez más el impacto ambiental de sus elecciones alimentarias, esta ventaja competitiva posiciona a la industria local como referente global.
A pesar de su aporte al país, la avicultura enfrenta serios obstáculos que frenan su desarrollo. Uno de los puntos más sensibles es la carga impositiva: el huevo, por ejemplo, tributa un 21% de IVA, a diferencia de otras proteínas animales. Esto no solo encarece el producto para el consumidor, sino que penaliza al productor formal frente a circuitos informales o productos importados.
También preocupa la falta de acceso al crédito. Muchas granjas deben afrontar inversiones en infraestructura, renovación tecnológica y mejora genética sin líneas de financiamiento adecuadas. “Es imposible sostener una industria competitiva sin crédito accesible”, advirtió Kutulas.
Además, se renovó el pedido al gobierno nacional para habilitar la vacunación contra la influenza aviar, en especial para aves de ciclos largos como las ponedoras. La prevención es clave para proteger el estatus sanitario del país y evitar pérdidas millonarias en exportaciones.
Otro punto crítico es el contrabando en zonas de frontera, que genera distorsiones de precios, afecta la sanidad animal y castiga la producción formal. A esto se suma la creciente entrada de productos avícolas importados que, en muchos casos, llegan a precios artificialmente bajos y sin cumplir las mismas exigencias sanitarias que la producción nacional.
“El huevo argentino está entre los mejores del mundo, pero necesita condiciones de competencia justas”, expresaron desde CAPIA. Sin un marco regulatorio que defienda la producción local, advierten, peligra el entramado productivo del interior y se diluye el aporte del sector al PBI.
Durante el acto, se entregó un reconocimiento a Javier Prida, presidente ejecutivo de CAPIA, por su trayectoria y su labor en la defensa de la avicultura nacional. También se despidió con aplausos a Roberto Domenech, quien se retira tras más de 30 años como presidente de CEPA. Ambos líderes fueron reconocidos por su papel en profesionalizar el sector, ampliar mercados y construir consensos con el Estado.
El subsecretario de Agricultura, Manuel Chiappe, también participó del encuentro y destacó la necesidad de generar condiciones macroeconómicas estables para potenciar la agroindustria. “La avicultura puede ser un gran motor para la nueva Argentina”, señaló.
A pesar de los desafíos, el sector mantiene una visión optimista. “El país necesita industrias que generen trabajo, divisas y alimentos saludables. La avicultura es todo eso”, sostuvo Kutulas, quien pidió una agenda de políticas activas que permita escalar el impacto del sector.
En un momento en que el país busca redefinir su modelo productivo, la avicultura aparece como un aliado natural: federal, resiliente, sustentable y competitivo. La celebración de su día fue también un llamado a la acción: con reglas claras, crédito y un marco sanitario sólido, esta industria puede liderar una nueva etapa de crecimiento nacional.