Por Agroempresario.com
En la ciudad de La Plata, una propuesta gastronómica está conquistando corazones y paladares. Se trata de Dicha, la pastelería de autor creada por María Soledad Hernández, que combina tortas de diseño, viennoiserie francesa y café de especialidad, todo en un ambiente cuidado al detalle. Ubicada en la esquina de 5 y 41, esta pastelería se consolidó como uno de los puntos gastronómicos más destacados de la ciudad.
Dicha nació del sueño y la trayectoria de Soledad, chef pastelera formada en la Escuela Gato Dumas y en Le Cordon Bleu, con experiencia en las cocinas europeas, entre ellas junto al afamado chef Martín Berasategui en el País Vasco. Su pasión por la repostería se transformó en un proyecto emprendedor que no para de crecer.
En 2017, Sole comenzó horneando en la casa de sus padres. Luego alquiló un pequeño departamento y lanzó Dicha como servicio de catering. En 2021, impulsó el evento La Ruta del Café, un pop-up mensual que la conectó directamente con el público amante del café de especialidad.
Ese contacto directo con el consumidor fue clave. A mediados de 2022, abrió su primer local en la calle 54. La respuesta fue inmediata: un mostrador repleto de medialunas, tortas decoradas, cookies y otras delicias que generaban fila desde temprano. Pero el crecimiento fue tal que pronto necesitó un espacio mayor.
Hoy, Dicha funciona en un local más amplio, luminoso y con cocina a la vista. "Quería que la gente sintiera que seguíamos siendo los mismos, aunque el espacio fuera otro", explica Soledad. Con detalles en verde inglés, rosa pastel y madera natural, el diseño transmite calidez y estética.
En la cocina a la vista se prepara todo: medialunas laminadas a mano, éclairs, danesas, cookies, pepas, scones y tortas de todo tipo. El café, de Motofeca, acompaña las creaciones dulces y completa la experiencia sensorial.
Las tortas de Dicha se distinguen por su presentación disruptiva y sus sabores definidos. Las más populares incluyen:
Entre las más innovadoras están la torta de zucchini, la vegana de chocolate, la Selva Negra y la Balcarce. En fechas especiales, se elaboran versiones de 2 a 3 metros de largo, y hasta tortas domo.
Cada porción puede acompañarse con café espresso, filtrado o flat white. Dicha cuenta con baristas entrenados y una selección de tés y jugos naturales para quienes buscan opciones sin cafeína.
"Nunca algo en Dicha va a ser más lindo que rico. Lo visual tiene que ir acompañado del sabor", sostiene Sole. Esa premisa atraviesa cada detalle, desde la presentación hasta la elección de ingredientes.
Todo lo que se ofrece es horneado en el día. La propuesta está pensada para disfrutar en el lugar o para llevar. Los productos cambian según la estación y lo que Sole encuentra fresco en el mercado.
"Nos inspiran los ingredientes reales, de verdad, sin esencias artificiales. Trabajamos con frutas frescas, frutos secos, mermeladas caseras. La materia prima define el sabor", comenta.
Soledad eligió formar un equipo mayoritariamente femenino, con quienes comparte tareas, ideas y formación constante. "Me gusta trabajar entre mujeres, hay empatía, respeto y mucha pasión por lo que hacemos", afirma.
"El mostrador es un reflejo de nuestro trabajo colectivo y de cómo pensamos la pastelería: como un arte, pero también como una forma de comunicarnos con el otro".
La pastelería es también un espacio de encuentro. El salón, con mesas cómodas y una atmósfera relajada, invita a quedarse. Desde familias hasta grupos de amigas o estudiantes, todos encuentran en Dicha un lugar para regalarse un momento de disfrute.
"El nombre Dicha no es casual. Queremos que la gente se sienta así: dichosa de estar aquí, de comer algo rico, de vivir un momento especial", dice la pastelera.
Próximamente, Sole retomará los talleres de cocina y pastelería que inició este año. También proyecta viajes gastronómicos grupales, pensados para transmitir su pasión por los sabores y el descubrimiento.
Dicha es mucho más que una pastelería. Es una marca con identidad, un proyecto con alma y una propuesta gastronómica que honra el sabor, la calidad y el encuentro.
"Mi desafío es mantener la excelencia, sin perder la cercanía. Que alguien que comió una torta hace tres años vuelva y tenga la misma experiencia. Eso es lo que quiero sostener", concluye Soledad.
Con una comunidad que la sigue y un producto que enamora, Dicha se consolida como un ejemplo de pastelería artesanal, consciente y profundamente inspiradora.