Por Agroempresario.com
La historia de Gabriel Bucher es, en muchos sentidos, la de un nuevo paradigma laboral en Argentina y Latinoamérica. Cuando en 2015 respondió a un aviso de trabajo para ser recepcionista en un pequeño espacio de coworking en Belgrano, no imaginaba que pocos años después sería cofundador y COO de HIT, una empresa que hoy gestiona más de 50.000 m² de oficinas flexibles, factura más de US$ 15 millones y se prepara para desembarcar en México.
Lo que comenzó como una experiencia de supervivencia personal mientras estudiaba Economía Empresarial, terminó convirtiéndose en un caso emblemático de cómo las organizaciones pueden reinventar un sector entero. HIT no solo ofrece espacios de trabajo, sino que ha creado un ecosistema de servicios complementarios —desde catering hasta café de especialidad— bajo una lógica que bautizaron “revenue 24/7”, con la que buscan facturar durante todo el día, todos los días de la semana.
El grupo HIT nació en 2010 de la mano del empresario Alejandro Gawianski. En un principio, la compañía tenía como foco los desarrollos inmobiliarios tradicionales. El giro estratégico llegó después de un viaje al exterior, donde Gawianski conoció el modelo de espacios compartidos y decidió traerlo a la Argentina. Para hacerlo convocó a su sobrino, Uri Iskin, con quien lanzaron el primer edificio de coworking del país: HIT Pampa.
En esa etapa inicial, Gabriel Bucher se sumó como el primer empleado. Tenía 21 años y un rol de “office manager” que, en la práctica, era el de recepcionista. Pero su iniciativa lo llevó a proponer la apertura de nuevas sedes. Así surgió HIT Ugarte, que logró venderse por completo en apenas 90 días.
Ese fue el punto de partida de una expansión que no se detendría. A Ugarte le siguieron aperturas en Cañitas, Libertador y el emblemático CEL, el edificio de oficinas más grande de la Argentina, ubicado en Libertador y Pedraza.
En sus primeros años, HIT estaba enfocado en freelancers, startups y equipos pequeños. Sin embargo, la llegada de Accenture como cliente marcó un antes y un después. La multinacional instaló 250 personas en la sede de Suipacha y Viamonte, abriendo la puerta al segmento corporativo.
Ese movimiento definió el rumbo: hoy, el 85% de los ingresos de HIT provienen de empresas, desde bancos hasta tecnológicas. El modelo all inclusive —alquiler de edificios completos, inversión para ponerlos en condiciones y subalquiler flexible con todos los servicios incluidos— resultó especialmente atractivo para compañías que buscaban reducir costos y ganar agilidad.
“Un hotel de empresas”, lo resume Bucher. Internet, limpieza, expensas, amenities y café libre forman parte del paquete. En un país volátil como la Argentina, la posibilidad de crecer o achicarse sin penalidades es un diferencial muy valorado.
La irrupción del COVID-19 puso en jaque al sector de oficinas y a las empresas de coworking en todo el mundo. Muchas pymes no pudieron sostener sus contratos, pero el músculo corporativo de HIT, con clientes multinacionales, les permitió atravesar la crisis sin colapsar.
El equipo incluso llevó escritorios y sillas a las casas de los empleados de sus clientes, ofreciendo un servicio de mudanza express que garantizó la continuidad laboral. Esa flexibilidad generó un vínculo de confianza: hoy, más del 35% de los nuevos clientes llegan por recomendación.
Tras la pandemia, HIT introdujo un esquema inspirado en las cadenas hoteleras: el profit share. En lugar de pagar una renta fija a los dueños de edificios, les propone participar en las ganancias.
Esto no solo redujo riesgos financieros, sino que convirtió a HIT en operador de espacios flexibles, compartiendo beneficios con los propietarios. Con esta modalidad lograron crecer sin recurrir a capital privado, financiándose con deuda bancaria y contratos con clientes como activos estratégicos.
El gran diferencial de HIT es su apuesta por la diversificación. Lo que comenzó como espacios de trabajo se transformó en una red de verticales de negocio que multiplican las fuentes de ingreso.
“Escuchamos a los clientes y les resolvemos problemas. Eso nos permite facturar más allá del horario de oficina. Pasamos de un esquema 9 a 18 a un modelo revenue 24/7”, explica Bucher.
Actualmente, HIT opera en Palermo, Belgrano, Núñez, Vicente López, Centro y Parque Patricios. A nivel regional, ya desembarcaron en Valparaíso (Chile) y Lima (Perú), con planes de expansión en México.
El próximo gran proyecto es HIT Polo, en Dorrego y Libertador: un edificio de 5.000 m² que requirió una inversión de US$ 6 millones y se inaugurará el 25 de septiembre. Allí ya cerraron acuerdos con compañías como Vicuña, Universal Studios y Pandora.
Cada puesto de trabajo costará entre US$ 500 y US$ 550, con servicios premium que incluyen sala de masajes, siestario, peluquería, consultorios médicos y hasta una cava de vinos.
En paralelo, avanzan en Polanco, Ciudad de México, donde ya tienen el 70% de la preventa asegurada gracias a clientes argentinos que confían en el modelo.
Una de las particularidades de HIT es que todo su crecimiento fue bootstrapped, es decir, financiado sin rondas de inversión. La empresa se apalancó en deuda bancaria y en contratos firmados con clientes globales.
“Para un banco, tener un contrato con Google o Accenture es un activo estratégico muy fuerte”, explica Bucher. Esa credibilidad les permitió abrir sedes, invertir en metros cuadrados y sostener una política de servicio premium que los diferencia de la competencia.
La estrategia de HIT no se limita a oficinas y eventos. La próxima gran apuesta es una unidad de bienestar que incluirá masajes, servicios médicos, peluquería y espacios de relajación.
La lógica es clara: resolver todas las necesidades de las empresas y sus empleados dentro de un mismo ecosistema. Desde el café hasta la cava de vinos, todo está pensado para que los clientes encuentren soluciones bajo un mismo techo.
“Este negocio era completamente old school, sin innovación. Nosotros vimos que podíamos cambiar la forma en que trabaja la gente. Esa visión nos impulsó a crecer”, afirma Bucher.
La trayectoria de Gabriel Bucher, de recepcionista a socio, sintetiza la evolución de HIT y del coworking en la región. La combinación de flexibilidad, diversificación y enfoque en el cliente les permitió no solo sobrevivir en contextos adversos, sino también liderar una industria en transformación.
“Tuve la suerte de tener a Uri y Alejandro en el camino, que confiaron en mí. La suerte es cuestión de preparación más oportunidad”, concluye el COO.