Por Agroempresario.com
Ricardo Martínez es uno de los nombres más relevantes de la minería argentina. Geólogo de formación, su carrera coincide con los hitos más importantes del sector: desde la sanción de la Ley de Inversiones Mineras en la década de 1990, que abrió la puerta a un auge de proyectos privados, hasta el actual impulso de inversiones gracias al Régimen de Inversiones para la Generación de Industria (RIGI). Hoy, Martínez lidera un proyecto de oro por más de US$600 millones en San Juan, pero su historia comienza mucho antes, con expediciones a pie, descubrimientos emblemáticos y un compromiso inquebrantable con la minería.
Martínez se graduó en 1985 y gracias a una beca pudo especializarse en geología estructural en Ohio, Estados Unidos, donde aprendió cómo la corteza terrestre se deforma y cómo estas deformaciones pueden determinar la presencia de minerales. A su regreso a la Argentina, comenzó a trabajar en petróleo, pero el destino lo llevó hacia la minería, primero en el Departamento de Minería del Gobierno de San Juan y luego en el sector privado, donde se convirtió en pionero de la exploración minera privada, antes incluso de la promulgación de la Ley de Inversiones Mineras en 1993.
Su trabajo consistía en expediciones de campo extremadamente arduas: “En mula, a pie, acampando por largos días. Sacábamos 20 o 30 muestras para interesar a inversionistas extranjeros que pudieran financiar la continuidad de los proyectos”, recuerda Martínez. Este enfoque audaz lo llevó a formar parte del grupo que luego se convertiría en Lundin Group, responsable del proyecto Vicuña, y a fundar Argentina Gold, que ganó la licitación de Veladero, el mayor yacimiento de oro del país.
Veladero fue un punto de inflexión. Inicialmente, los primeros intentos de prospección fueron un fracaso, hasta que el equipo llegó a Veladero Norte y encontró un yacimiento gigante. Sin embargo, coincidió con el escándalo de Bre-X en Indonesia, que provocó el derrumbe de los mercados mineros internacionales. Martínez y su equipo tuvieron que convencer al mundo de la autenticidad de los hallazgos, logrando finalmente vender el proyecto a Homestake Mining, una empresa con 125 años de historia, y presentar el informe de factibilidad en la Bolsa de Valores de New York (NYSE) en 2001.
El éxito de Veladero abrió la puerta para otros descubrimientos. Con el doctor Patricio Jones y Lukas Lundin, Martínez exploró el distrito Vicuña, descubriendo el proyecto Josemaría en 2003, nombrado en honor a José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, por recomendación de un cura que apoyaba espiritualmente las operaciones. Este proyecto se convirtió en uno de los yacimientos de oro y cobre más importantes de la región.
Filo del Sol, aunque ya tenía delimitaciones previas, también recibió su impulso bajo la dirección de Martínez. Desde el lado chileno, el equipo tuvo que superar desafíos extremos, como subir a más de 5.000 metros a pie y lidiar con condiciones climáticas extremas para obtener muestras iniciales. Años más tarde, cuando se pudieron perforar los pozos con maquinaria diamantina, se confirmó el potencial del proyecto en la zona Aurora, consolidando uno de los hallazgos más relevantes del país.
Tras años de exploración y descubrimientos, Martínez encontró en Gualcamayo un proyecto que despertó su entusiasmo. En 2023, se unió a Juan José Retamero y su grupo para adquirir la mina. “No solamente acordé con lo que él me decía, sino que le recontra aposté encima muchísimo más de lo que él creía y él se subió a mi apuesta también y a la del grupo”, comentó Martínez. Esta operación se realizó en un contexto complejo, con retenciones y restricciones de divisas, pero la visión compartida del grupo permitió avanzar rápidamente y sentar las bases para una nueva etapa en la minería argentina.
El proyecto comenzó a cobrar mayor dimensión con la implementación del RIGI, que otorga condiciones de seguridad e incentivos para atraer inversiones en el sector. Martínez destacó que la compra se realizó antes de las elecciones presidenciales, y que la ley del RIGI reforzó la confianza en la viabilidad del proyecto.
El RIGI representa un cambio estratégico para la minería del país. Proyectos como Gualcamayo se benefician de un marco regulatorio más seguro, lo que permite atraer capital privado y acelerar desarrollos. Según Martínez, este régimen “puede hacer despegar los proyectos en Argentina, un país lejos de conflictos bélicos y con gran potencial geológico”. La ley genera previsibilidad, reduce riesgos y favorece la inversión a largo plazo, factores cruciales en un sector que requiere décadas de exploración, perforación y desarrollo.
Martínez no solo es reconocido por su habilidad geológica, sino también por su liderazgo y capacidad de gestión. Su enfoque combina conocimiento técnico con intuición y audacia: “La fe tiene que ver mucho con lo que te mueve. Los geólogos sobreviven muchas veces más diciendo que no, a decir que sí”, explicó, refiriéndose a la importancia de tomar decisiones con convicción y anticiparse a riesgos y oportunidades.
Su gestión de Gualcamayo se basa en un equipo sólido, con profesionales locales y una estrategia que combina exploración técnica, inversión eficiente y un compromiso con el desarrollo regional. La meta es que la mina siga produciendo por décadas, generando empleo y desarrollo económico para la provincia de San Juan y la localidad de Jáchal, donde se ubica la mina.
La exploración minera actual requiere incorporar avances tecnológicos y metodologías de alta precisión. En Gualcamayo, Martínez y su equipo aplican sistemas modernos de perforación, análisis geofísicos y modelado 3D de yacimientos, combinados con la experiencia acumulada en proyectos como Veladero, Josemaría y Filo del Sol. Esta integración de conocimiento y tecnología asegura decisiones más precisas y reduce riesgos financieros.
Martínez enfatiza que la minería no puede pensarse aislada de su contexto social y ambiental. La reactivación de Gualcamayo incluye inversiones en infraestructura, capacitación laboral y programas de sostenibilidad. Se busca equilibrar la explotación de recursos con el cuidado ambiental y el beneficio directo a las comunidades locales.
Además, la visión de Martínez contempla la diversificación. Su familia participa en otras actividades, como la producción de aceite de oliva, lo que refleja un enfoque integral de desarrollo económico y sostenibilidad a largo plazo.
La historia de Martínez es un reflejo del potencial de la minería en Argentina. Con proyectos estratégicos y un marco regulatorio más favorable gracias al RIGI, el país puede posicionarse como un destino atractivo para inversiones en oro, cobre y minerales estratégicos. El liderazgo de profesionales como Martínez asegura que las decisiones técnicas y financieras estén respaldadas por experiencia y conocimiento profundo del territorio.
El geólogo sanjuanino asegura que su compromiso no termina con Gualcamayo: “Quiero que Gualcamayo se cierre mucho después de que yo no esté”, afirmando su visión de largo plazo y la intención de seguir explorando oportunidades para consolidar la minería argentina en el escenario internacional.
A pesar del progreso, la minería en Argentina enfrenta desafíos: regulación cambiante, dificultades logísticas, costos operativos y la necesidad de atraer capital extranjero en un contexto económico complejo. Martínez, con décadas de experiencia, subraya que la clave es la combinación de conocimiento técnico, gestión estratégica y capacidad de adaptación.
Los próximos pasos incluyen consolidar la producción de Gualcamayo, optimizar operaciones y evaluar nuevos proyectos en la región, siempre con un enfoque sostenible y socialmente responsable. La apuesta es mantener el liderazgo geológico y consolidar la reputación de Argentina como un país con recursos valiosos y profesionales altamente capacitados.