Por Agroempresario.com
En un año donde las condiciones climáticas acompañaron con temperaturas moderadas y lluvias suficientes, los precios de la invernada sorprendieron al mercado argentino, mostrando un comportamiento atípico para la temporada de zafra 2025. A contramano de lo esperado, los valores del ternero se mantuvieron firmes e incluso aumentaron, impulsados por una demanda sostenida que superó la presión natural de la oferta.
Un informe reciente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca revela que entre marzo y mayo de 2025, la invernada exhibió un incremento del 10% al 15% en sus precios respecto a febrero, mes en el que históricamente los valores suelen descender por la mayor oferta. Esta tendencia poco habitual se consolida en un contexto donde la hacienda para faena mantuvo precios estables, en sintonía con una inflación moderada.
El analista Ignacio Iriarte estima que en 2025 la producción de terneros rondará los 14.600.000, cifra que representa entre 50.000 y 100.000 cabezas menos que en 2024. Esta leve reducción se debe principalmente a que el rodeo nacional cuenta con 2 a 2,5 millones de vacas menos producto de la faena de los últimos años. Sin embargo, este descenso en la oferta no fue suficiente para presionar a la baja los precios, lo que sugiere un predominio de la demanda en la dinámica actual.
Por su parte, Rosgan señala que más del 60% de la oferta anual de terneros se concentra en el primer semestre del año, con un pico entre marzo y junio, lo que habitualmente genera una presión a la baja en los precios debido a la abundancia de animales disponibles. No obstante, la buena disponibilidad de pasturas este año incentivó la recría a campo, elevando la demanda de los invernadores y provocando una suba en los valores de la invernada durante el pico de la zafra.
Un dato ilustrativo es que en abril, mes de mayor oferta con más de 1,5 millones de terneros, el precio promedio del ternero Rosgan superó los $3.600 por kilo vivo, equivalente a unos $3.676 ajustados a moneda actual, casi $1.000 por encima del registro del mismo mes en 2024.
En junio, el valor promedio para el ternero Rosgan alcanzó los $3.709, lo que representa un aumento real del 15% respecto a inicios de año, contrastando con una retracción del 4% en términos reales para el mismo período en los años previos (2017-2024). Este comportamiento, tan atípico, solo se había observado antes en 2020, cuando una demanda fuerte —motivada por la búsqueda de reserva de valor en medio de la pandemia— también impulsó los precios a subir en plena zafra.
A diferencia de las alzas provocadas por restricciones en la oferta, este fenómeno actual se sostiene principalmente por un interés creciente en la demanda, lo que sugiere un escenario más estable y sostenible para la cadena ganadera en el mediano plazo.
El Ministerio de Agricultura destaca que los márgenes de la cría y el ciclo completo se mantienen por encima del promedio histórico, reflejando una rentabilidad favorable para los productores. Aunque comienzan a observarse señales de presión por el encarecimiento del ternero, los costos aún permanecen dentro de límites aceptables, favoreciendo la continuidad de las inversiones en el sector.
Este escenario favorable también se atribuye a factores climáticos, ya que las lluvias y temperaturas moderadas mejoraron la disponibilidad de forraje, incentivando la retención y recría de terneros en los campos. Esto generó un efecto doble: aumento en la demanda interna de invernada y mantenimiento de una oferta estable que no forzó una baja en los precios.
El comportamiento del mercado de terneros en 2025 refleja un contexto especial para la ganadería argentina, que sigue adaptándose a la disminución del rodeo bovino y a los cambios en la demanda interna y externa. La firmeza de los precios contribuye a fortalecer la cadena productiva y brinda señales positivas para la inversión en la producción primaria y en la recría.
El dinamismo de la invernada, sostenido por una demanda activa y condiciones naturales favorables, es un aliciente para que los productores mantengan sus rodeos y continúen apostando por la mejora genética y la eficiencia productiva. Además, este escenario incentiva el desarrollo de la industria frigorífica y comercial, que encuentra en la estabilidad de los precios una base para planificar la oferta de carne hacia los mercados locales y de exportación