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Por Agroempresario.com
En una industria históricamente liderada por hombres y grandes capitales, la historia de Naked Wardrobe destaca como un ejemplo de resiliencia, innovación y visión femenina. Tres hermanas de origen iraní-estadounidense —Shirin, Shida y Shideh Kaviani— transformaron un modesto comienzo en el living familiar en California en una firma que hoy viste a celebridades globales como Jennifer Lopez, las hermanas Kardashian y Carmen Electra. Con solo US$ 7.500, estas emprendedoras levantaron un imperio que se basa en la simplicidad del diseño, la calidad del producto y un mensaje claro: empoderamiento femenino.
Quince años antes de fundar la marca que conquistaría Hollywood, las hermanas Kaviani dieron su primer paso en la industria de la moda. Aunque esa primera experiencia resultó en un fracaso —no pudieron lanzar su e-commerce y terminaron con exceso de stock—, el revés se convirtió en una lección clave.
“No quisimos rendirnos. Pusimos todo el inventario en estanterías en la sala de estar, horneamos galletas y abrimos las puertas a nuestra comunidad. Vendimos en persona, desde casa”, recuerda Shideh Kaviani, hoy presidenta de la marca. Lo que parecía una liquidación improvisada fue, en realidad, el nacimiento de un nuevo enfoque comercial: cercanía con el cliente, calidez familiar y experiencia personalizada.
Con el fracaso aún fresco pero el aprendizaje incorporado, una pérdida de empleo en la familia fue el catalizador para intentarlo de nuevo. Esta vez, con una inversión mínima de US$ 7.500, las hermanas fundaron Naked Wardrobe en 2012, con una visión clara y diferenciadora: vestir a mujeres reales, de cuerpos diversos, sin sacrificar estilo, sensualidad ni comodidad.
El nombre no fue casual. “Queríamos una marca que representara autenticidad, transparencia y confianza. Lo ‘desnudo’ representa sentirse cómodo con una misma, sin máscaras”, explica Shideh.
Una de las claves del éxito de Naked Wardrobe radica en su entendimiento profundo del cuerpo femenino. Las tres hermanas tienen contexturas físicas distintas, y eso fue una fortaleza. “Diseñamos desde la experiencia, desde lo que nos gustaría vestir y cómo nos gustaría sentirnos”, comenta Shida Kaviani.
Desde sus comienzos, revolucionaron categorías subestimadas como los bodysuits, los enterizos y la ropa deportiva con un enfoque minimalista, sofisticado y funcional. Prendas que se adaptan a la vida diaria, que se sienten bien al usar y que elevan la autoestima de quien las viste.
Otro pilar del modelo de negocio fue inculcado por sus padres: calidad por sobre cantidad. En lugar de seguir el modelo de moda rápida, Naked Wardrobe apostó a crear sus propios textiles, asegurar un fit impecable y desarrollar un equipo comprometido.
“La industria puede tentarte a sobreproducir, pero entendimos rápido que el crecimiento no debía ser a costa del planeta ni de la calidad del producto”, subraya Shirin. Hoy, la marca tiene un crecimiento anual del 50%, un dato contundente en un sector híper competitivo.
En un entorno digital, las redes sociales fueron un factor clave. La visibilidad de figuras como Kim Kardashian, Khloé Kardashian, Kylie Jenner o Jennifer Lopez impulsaron el reconocimiento global de la marca. Pero no fue casualidad: el equipo detrás de Naked Wardrobe trabajó con estrategia, autenticidad y consistencia para crear una estética reconocible y una comunidad leal.
“No es solo una prenda, es una actitud, una forma de expresarse”, sostiene Shideh. Las influencers, actrices y modelos eligieron la marca por cómo les hacía sentir, y eso se volvió su diferencial.
Aunque trabajar en familia puede ser complejo, para las hermanas Kaviani fue su mayor fortaleza. “Cada una tiene un rol claro: producto, marketing, operaciones, tecnología y diseño. Nos complementamos y respetamos profundamente”, explican.
Incluso su madre se sumó al proyecto hace cuatro años y hoy es la directora financiera. La dinámica de respeto y cooperación entre las hermanas evitó los conflictos comunes de las empresas familiares. “No hay egos, solo objetivos compartidos”, asegura Shida.
Hoy, Naked Wardrobe avanza hacia su internacionalización. Están desembarcando en Europa y Medio Oriente, y se preparan para lanzar sus productos en Flannels, Reino Unido, además de expandirse en Canadá.
“Nuestro objetivo es permitir que más mujeres experimenten nuestras prendas de forma tangible. No es solo ecommerce, queremos estar en puntos físicos, brindar una experiencia completa”, comentan las fundadoras.
Más allá del diseño y las ventas, Naked Wardrobe construye una narrativa de empoderamiento femenino. En un sector donde las grandes decisiones aún suelen tomarse por hombres, las hermanas Kaviani alzan la voz para demostrar que la moda también puede ser un vehículo de igualdad y autonomía.
“Queremos que cada mujer, al vestirse con Naked, se sienta fuerte, segura, capaz. Esa es nuestra misión”, afirma Shirin. Y esa visión las convierte en algo más que empresarias: en referentes culturales.
De cara al futuro, Naked Wardrobe apuesta por tecnologías textiles, sostenibilidad en toda la cadena productiva y más personalización en la experiencia de compra. La marca trabaja con inteligencia artificial para anticipar tendencias, mejorar la trazabilidad de sus productos y reducir el desperdicio.
Pero, sobre todo, no quieren perder la conexión humana. “Crecimos vendiendo ropa con galletas caseras desde nuestra casa. Nunca olvidamos ese origen. Por eso, cada clienta sigue siendo el centro de todo lo que hacemos”, concluyen.
