Por Agroempresario.com
Desde Washington, la comitiva argentina liderada por el embajador Luis María Kreckler comenzó una nueva ronda de negociaciones con técnicos de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), con el objetivo de avanzar en un acuerdo arancelario que podría redefinir la relación comercial entre ambos países. Esta etapa final se da en un contexto global marcado por la guerra comercial impulsada por Donald Trump y en un momento de cercanía diplomática sin precedentes entre el líder republicano y el presidente argentino Javier Milei.
La definición del acuerdo, que incluiría una lista clave de productos argentinos con beneficios arancelarios, se encuentra ahora en manos de la Casa Blanca. Allí, el presidente Trump decidirá si aprueba el pacto técnico que definan los funcionarios de la USTR junto a Kreckler, en una pulseada donde el acero y el aluminio aparecen como los temas más sensibles.
El respaldo político desde Buenos Aires no deja lugar a dudas: el gobierno libertario de Javier Milei apuesta todo a consolidar su alianza con Trump. Con la Cancillería y el Palacio de Hacienda trabajando en conjunto, la delegación argentina incluye además al embajador Alejandro Oxenford y su jefe de misión, Juan Cortelletti.
El canciller Gerardo Werthein, en estrecha coordinación con Kreckler, definió la estrategia de mantener el actual promedio arancelario de ingreso a EE.UU. (cerca del 7%) como un techo. A partir de allí, buscan cerrar una lista de productos argentinos con arancel cero que representa el 80% de las exportaciones actuales a Estados Unidos.
Esta posición representa una ventaja comparativa frente a otros competidores directos de Argentina, como Brasil, India y Canadá, cuyos productos están siendo fuertemente gravados por la política proteccionista del republicano.
Uno de los puntos más conflictivos de la negociación es el tratamiento de las exportaciones argentinas de aluminio y acero. Ambos productos son considerados estratégicos por la administración Trump, y actualmente enfrentan aranceles del 50%, lo que virtualmente los excluye de las condiciones favorables del acuerdo en discusión.
Aunque estos sectores representan una porción menor del volumen exportador, su inclusión o exclusión será un mensaje político sobre el nivel de integración bilateral y la confianza en la cadena de suministro compartida.
En el equipo negociador argentino se mantiene la esperanza de al menos conseguir una flexibilización temporal o cupos de exportación preferencial.
Si bien el acercamiento ideológico y político entre Javier Milei y Donald Trump es evidente, la toma de decisiones del magnate republicano sigue siendo volátil. Trump mantiene su atención centrada en acuerdos comerciales más voluminosos con India, Japón y Corea del Sur, relegando a socios más pequeños a una segunda línea de prioridades.
No obstante, según fuentes diplomáticas, Trump ya instruyó al secretario de Comercio, Howard Lutnick, y al titular de la USTR, Jamieson Greer, para avanzar con un acuerdo con el gobierno de Milei. La orden coloca a Argentina en una posición preferencial, aunque su ejecución efectiva depende del espacio que el líder republicano otorgue dentro de su agenda política y comercial.
Una vez finalizado el pacto técnico entre Kreckler y la USTR, el texto viajará sin escalas hacia el Salón Oval. Allí, será evaluado por Trump junto a Lutnick y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, un aliado clave del ministro de Economía argentino, Luis Caputo. Ambos mantienen contactos frecuentes y han sido figuras relevantes en las conversaciones previas.
El objetivo del gobierno argentino es claro: lograr un anuncio antes de las elecciones estadounidenses que Milei pueda capitalizar como un éxito de su política exterior. Por eso, no se descarta una llamada telefónica entre Trump y Milei para rubricar informalmente el acuerdo antes de su oficialización.
Frente a la incertidumbre habitual que rodea la Casa Blanca bajo el liderazgo de Trump, Balcarce 50 mantiene cautela respecto a la fecha exacta de anuncio. La posibilidad de una visita relámpago de Milei a Washington o una aparición conjunta en un evento de campaña no está descartada, pero por ahora es solo especulación.
El acuerdo en negociación busca ampliar el acceso de productos argentinos al mercado estadounidense con menores aranceles y mayores previsibilidades para el comercio exterior. Sectores como agroindustria, minería no metalífera, biotecnología y economía del conocimiento esperan ser incluidos en el paquete de beneficios.
Según datos oficiales, Estados Unidos es el segundo socio comercial de la Argentina y representa casi el 8% de sus exportaciones totales. Por eso, cada punto porcentual de ventaja arancelaria puede representar millones de dólares para sectores clave de la economía local.
Además, el acuerdo se enmarca en un rediseño geopolítico más amplio, donde la alianza ideológica con Trump puede derivar en inversiones estratégicas, financiamiento preferencial y cooperación tecnológica.