Por Agroempresario.com
La industria frutícola de China atraviesa una etapa de profundas transformaciones estructurales. Factores climáticos extremos, un entorno demográfico desafiante, innovaciones tecnológicas y nuevas preferencias de consumo están reconfigurando el perfil productivo del país asiático. El último informe del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) sobre frutas de carozo, publicado por el Servicio Agrícola Exterior (FAS China), revela un escenario de cambios acelerados que ya están impactando en cultivos tradicionales como el durazno y las nectarinas, al tiempo que impulsan el auge de las cerezas.
Según el informe, se espera que la producción de duraznos y nectarinas en China para el ciclo 2025/26 se sitúe en 17 millones de toneladas métricas (MMT), una baja del 3% respecto al período anterior. Esta caída está directamente vinculada a fenómenos climáticos extremos, especialmente en las provincias del norte y centro como Shanxi, Shaanxi y Shandong, donde las heladas tardías y las prolongadas sequías afectaron de manera significativa los árboles frutales.
En regiones más desarrolladas como Jiangsu y Shanghái, el retiro de superficie sembrada se ha vuelto habitual, producto de los altos costos laborales y del envejecimiento de la población rural, sin un relevo generacional que garantice la continuidad del trabajo agrícola. En los últimos diez años, la superficie cultivada en estas zonas cayó un 50%.
No todo es retroceso. El informe señala que regiones del sur como Yunnan, Hubei y Anhui presentan un comportamiento más resiliente. En especial, Yunnan sobresale por su clima diverso que permite una cosecha extendida desde abril hasta diciembre. Esta condición la convierte en un polo clave para abastecer al mercado nacional durante períodos de baja producción en otras áreas.
Al mismo tiempo, los productores están optando por variedades más resistentes al transporte y con mayor vida postcosecha, abandonando duraznos tradicionales blandos. Las nectarinas donut y las de pulpa roja ganan popularidad, impulsadas por precios más altos y una demanda en crecimiento, especialmente en el sur del país.
Una de las grandes innovaciones que destaca el reporte del USDA es el uso creciente de invernaderos, tanto para duraznos como para cerezas. Estas estructuras han permitido a los agricultores extender la temporada de producción hasta nueve meses al año, logrando mayor previsibilidad de ingresos y mejor control sobre factores climáticos adversos.
En el caso de las cerezas, los invernaderos representan un verdadero cambio de paradigma. Se estima que la producción de cerezas en China alcanzará las 900.000 toneladas métricas, lo que representa un aumento interanual del 6%. Nuevas zonas productivas como Sichuan y Xinjiang están liderando este crecimiento, gracias a costos de tierra y mano de obra más bajos.
En áreas como Dalian, los invernaderos de alta tecnología permiten cosechas anticipadas en febrero, mucho antes que los competidores internacionales. Aunque la inversión inicial supera los 150.000 dólares por hectárea, el retorno se alcanza en menos de cinco años. Estas cerezas tempranas, de gran tamaño y aspecto impecable, logran precios elevados en el mercado local.
A pesar de los avances, persisten desafíos estructurales. El costo laboral en zonas como Shandong representa hasta el 25% del total de producción. Las plagas —en especial la mosca de la fruta— y la falta de sistemas de riego tecnificado son barreras para una mayor eficiencia y sustentabilidad. Además, los altos requerimientos técnicos de los invernaderos limitan su adopción a productores con experiencia o apoyo técnico especializado.
El consumidor chino está evolucionando. En el caso de los duraznos y nectarinas, se prefieren frutas de gran tamaño, jugosas y con alto contenido de azúcar. Las variedades convencionales están siendo desplazadas por opciones premium como los duraznos amarillos y las nectarinas donut.
Sin embargo, la desaceleración económica está moderando el entusiasmo de los consumidores. La relación calidad-precio se ha vuelto central. Esto favorece la venta de frutas procesadas o listas para consumir, como snacks deshidratados o rodajas envasadas. Las ventas minoristas han sido lentas y muchos productores se muestran reticentes a vender a mayoristas que exigen estándares de calidad sin ofrecer precios rentables.
En contraste, el consumo de cerezas sigue en ascenso. Su presencia se ha extendido incluso a ciudades intermedias, impulsada por el comercio electrónico y una mejor distribución. El concepto de "Libertad de Cereza", que simboliza el acceso a productos antes considerados de lujo, refleja este cambio sociocultural.
En el plano internacional, el reporte destaca que Chile se ha consolidado como el principal proveedor externo de cerezas y duraznos contratemporada para China, con un crecimiento del 44% en sus exportaciones. Gracias al acuerdo de libre comercio, los productos chilenos ingresan sin aranceles, capturando más del 90% del mercado importado. Esto ha generado una baja abrupta en los precios, afectando la rentabilidad de los exportadores chilenos.
Por el contrario, las exportaciones desde Estados Unidos han caído drásticamente. Los aranceles de represalia, que suman un 45% más un IVA del 9%, hacen que las frutas estadounidenses sean poco competitivas frente a las de Chile o Australia, que ingresan sin barreras.
China también amplió su cartera de proveedores. Uzbekistán consiguió acceso sanitario para sus nectarinas, albaricoques y ciruelas, mientras que España fue autorizado en abril de 2025 para exportar cerezas. Aunque sus volúmenes aún son bajos, representan opciones estratégicas para diversificar el suministro.
Por otro lado, China incrementó sus exportaciones de duraznos duros hacia Rusia y Asia Central, con un crecimiento del 30%. Las cerezas de invernadero, aunque todavía limitadas por su fragilidad y precio, tienen buenas perspectivas para los mercados del sudeste asiático.
La industria de la fruta de carozo en China está redefiniéndose. Las condiciones climáticas adversas, la falta de mano de obra joven, la innovación tecnológica y las nuevas dinámicas de consumo están creando un nuevo ecosistema productivo. Si bien los duraznos enfrentan desafíos estructurales, las cerezas emergen como la fruta estrella del nuevo ciclo agrícola chino.
China ya es el mayor productor mundial de duraznos y nectarinas, y el segundo de cerezas, pero también se está consolidando como líder en innovación agrícola. En este nuevo contexto global, los países exportadores deberán adaptarse a una competencia más dura y a un mercado más sofisticado, donde la calidad, la tecnología y los acuerdos bilaterales marcarán la diferencia.