En el marco del Ciclo Audiovisual "De Villanos a Héroes" junto a Carlos Becco, conductor del ciclo, recibimos a Rodrigo Ramírez, CEO de Numen.Bio. El ofreció una perspectiva íntima y apasionada sobre los desafíos y oportunidades en la búsqueda de la sostenibilidad en el sector agropecuario y la economía regenerativa. Con una trayectoria que lo ha llevado por distintos caminos, Ramírez destacó la importancia de la transformación colectiva y el valor de emprender con propósito, incluso fuera de la "jaulita de oro" corporativa. Su relato no solo aborda aspectos técnicos y de modelo de negocio, sino que profundiza en el lado humano, las motivaciones y los desafíos emocionales que enfrentan los productores agropecuarios en este camino.
Numen.Bio es una empresa que nació hace poco más de un año y medio, impulsada por la convicción de que los proyectos de sostenibilidad necesitan una velocidad y un vuelo que las estructuras corporativas a menudo no pueden ofrecer. Rodrigo Ramírez, junto a Laura Lukasik y otros fundadores, decidió "dejar la jaulita de oro" de una gran corporación, un paso que, aunque implicó renunciar a la estabilidad financiera y el "apellido conocido", fue fundamental para dedicarse plenamente a la agricultura regenerativa y la economía regenerativa. "La idea era cómo trabajar, cómo transformar esto dentro de una empresa", explicó Ramírez. Sin embargo, la urgencia de la situación actual requería un enfoque más ágil y dedicado.
Este salto al emprendimiento no fue impulsado por la casualidad, sino por un profundo entendimiento de que el mundo necesita un nuevo modelo de negocio para la sostenibilidad. Ramírez enfatizó que lo relevante no es solo la técnica, sino la lógica detrás de ella. "Esa lógica que hay que hacer para que después genere valor y por lo tanto se captura una parte proporcional de ese valor de acuerdo a lo que uno agrega, es un modelo de negocio", afirmó. La gran pregunta es: ¿cómo se construye un modelo de negocio para la sostenibilidad?
Para Ramírez, el modelo de negocio para la sostenibilidad tiene dos pilares fundamentales: es colectivo y es transformacional. "Nadie se salva solo", sentenció, subrayando la necesidad de un esfuerzo conjunto. Esta idea resuena especialmente en Argentina, donde la interconexión es un valor arraigado.
Además, la transición hacia la sostenibilidad es un proceso que lleva tiempo y no ocurre de la noche a la mañana. Ramírez utilizó ejemplos elocuentes para ilustrar este punto. Comparó la siembra directa en Argentina, una tecnología basada en procesos que tardó 25 años en alcanzar el 80% de la superficie cultivada, con la experiencia de la soja transgénica, una tecnología de producto que logró el mismo impacto en solo cuatro años. "Los procesos toman tiempo porque tienen una serie de conceptos", explicó. La agricultura regenerativa es, en esencia, un proceso transformacional.
Las prácticas regenerativas son un componente clave, pero no el único. Entre ellas, mencionó los cultivos de cobertura, la siembra directa (una práctica consolidada en Argentina desde hace 35 años y vista globalmente como un gran avance), la intensificación de cultivos, la rotación, el manejo integral de insumos y la integración con animales. Sin embargo, Ramírez desmitificó el concepto: "Al final del día y para sacarle mito a todo esto, es agronomía como lo conocemos desde el principio, puesta en procesos distintos y medida de una manera distinta". Es, simplemente, agronomía aplicada con una nueva perspectiva.
La implementación de estas prácticas regenerativas y la transición hacia un modelo sostenible plantean desafíos significativos. La pregunta central es: ¿quién toma la decisión, quién corre el riesgo y quién lo financia? Ramírez destacó que los productores agropecuarios se enfrentan a incógnitas importantes, como el precio que se pagará por productos de carbono, biodiversidad o índices compuestos relacionados con la sostenibilidad.
"Según la ciencia, tenemos que esperar cinco años para ver aditividad de materia orgánica en el suelo", lo que significa que el carbono podría tardar en generar retornos tangibles. Esta incertidumbre representa una inversión con riesgos no cuantificados y un precio de mercado aún desconocido. "Hay un problema serio", afirmó.
Para avanzar, es crucial generar conciencia, fomentar la capacitación y comenzar a medir (establecer líneas de base). El financiamiento de esta transición no puede recaer únicamente en el productor agropecuario. El sistema agropecuario actual ha transformado la imagen del productor, asociándolo a emisiones y contaminación, una percepción que Ramírez cuestiona. Aunque el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provienen de la agricultura/producción de alimentos, gran parte de estas son hasta la tranquera (45% del 31%). "Un productor es malo porque usa fertilizantes, es malo porque protege a las plantas de las malezas, de los hongos y de los insectos", lamentó, cuando en realidad la agricultura es el principal servicio ecosistémico del mundo: producir alimentos.
Uno de los puntos más conmovedores de la exposición de Ramírez fue el enfoque en el aspecto humano de la sostenibilidad. Las decisiones, las inversiones y los riesgos son tomados por personas, y los productores agropecuarios se encuentran en una situación compleja. Ramírez compartió datos alarmantes: el 33% de los productores sufren de depresión, y en Europa, la agricultura es el sector con la tasa más alta de suicidios. Muchos productores hoy no desean que sus hijos trabajen en el campo, lo que refleja un profundo agotamiento, desencanto y desarraigo de los jóvenes.
Esta realidad subraya que, más allá de los modelos de negocio y las prácticas agrícolas, existe una parte emocional fundamental. "Si nosotros no nos sentimos bien, no podemos producir, no vamos a generar ninguna rentabilidad", enfatizó. La motivación y el propósito son cruciales. El propósito de Numen.Bio es precisamente articular la transición de la agricultura actual hacia la economía regenerativa, porque la agricultura regenerativa por sí sola no es suficiente si el sistema económico global no adopta estas concepciones.
La hoja de ruta hacia la regeneración es un camino inexplorado, comparable a adentrarse en una selva sin senderos preestablecidos. Laura, socia de Rodrigo, utiliza la analogía de una cirugía mayor, donde cada tarea, desde limpiar el quirófano, preparar el instrumental hasta la anestesia, es fundamental, aunque no sea visible. "Son el backstage de lo que está bien. Nadie ve lo que se hace, y solo se ve el resultado", explicó Ramírez. Este "trabajo sucio", desgastante y a menudo invisible, es esencial para que la regeneración, la agricultura, los servicios ecosistémicos, el carbono y la biodiversidad puedan materializarse.
"Es un trabajo sucio, porque es un trabajo desgastante, es un trabajo que no, que no se ve", pero es "necesario", afirmó. La transformación de un estado a otro no solo se trata del punto de partida y de llegada, sino de cómo se transita ese camino, lo cual, para Ramírez, es igualmente apasionante.
Rodrigo Ramírez, padre de cuatro hijos (dos en Chile y dos en Argentina), se describe como "bioceánico" y con una mezcla de culturas, habiendo vivido también en El Salvador. Desde hace 26 años reside en Argentina, donde llegó en una época de "oficinas gloriosas" y estructuras cerradas. Sin embargo, su propósito en la vida, que entendió a una edad avanzada, está intrínsecamente ligado a las transformaciones.
Ha transitado por numerosas corporaciones, aprendiendo y enfrentando desafíos, pero siempre con la convicción de que las empresas son abstracciones y que son las personas las que, al encontrar un propósito conjunto, hacen que la "magia" ocurra. Aunque la sociedad tiende a polarizar entre la relación de dependencia y el emprendimiento, Ramírez no cree en esa dicotomía. Para él, lo que lo ha motivado a realizar cambios, a pesar de los riesgos inherentes al emprendimiento, es como "el llamado de la selva", se siente.
"No es racional porque yo racionalmente me salí de una jaulita de oro. Pero desde acá yo sé que tengo que hacer lo que estoy haciendo", confesó, señalando su corazón. Esta profunda conexión con su propósito es lo que lo impulsa a seguir adelante, incluso en los momentos difíciles. "No, no, esto no quiere decir que no haya momentos en los que quiero pegarme un tiro por todas las cosas que he hecho, pero al día siguiente me despierto y digo, pero yo lo estoy haciendo por esto y, vamos de nuevo y vamos de nuevo y vamos de nuevo de nuevo".
El emprendimiento es un proceso de vida, de constante aprendizaje. El éxito, para Ramírez, no se mide tanto por metas externas, sino por el logro de su propósito.
Al finalizar su intervención, Rodrigo Ramírez compartió mensajes profundos y personales. Expresó su gratitud a todas las personas influyentes en su vida, desde su familia (madre, padre, abuela Rosa) hasta jefes, amigos y socios como Laura, Ramiro, Jorge, Martín, Fernando, y Victoria. La dicha de haber podido dar las gracias, incluso en momentos de dificultad, es un aprendizaje transformacional. La transformación es un ascenso constante, y no le preocupa cuándo terminará, sino "sentir que hice lo que tenía que hacer".
En un momento emotivo, mencionó su relación con Carlos Becco, con quien alguna vez fueron "archi requete contra enemigos" y ahora comparten proyectos y propósitos. La capacidad de encontrar puntos de encuentro y colaborar, incluso con quienes alguna vez fueron adversarios, es un testamento de la transformación personal y colectiva.
Finalmente, dejó un mensaje a la audiencia, especialmente a las nuevas generaciones, esto lo aprendí de mi socia:
Desde la perspectiva del agro, Ramírez hizo un llamado de corazón: "Por favor, ayúdennos a aprender". Invitó a todos a participar en la construcción del futuro de la agricultura sostenible, enfatizando que "esto no es de que va a haber un héroe. Acá no existe ese cuento. Necesitamos de cada una de las personas". La sostenibilidad no es solo del agro, es de la comunidad entendida como parte del bioma completo. "No somos el centro, somos parte de", puntualizó.
Instó a pensar diferente, a considerar el impacto de cada acción de una manera holística. Recordó que las generaciones anteriores hicieron transformaciones que hoy se perciben como no ideales, pero sin ellas, las nuevas generaciones no tendrían la posibilidad de innovar. "Piensen desde acá, no desde acá, porque acá está lo que se sabe y acá está lo que se conoce", concluyó, señalando su corazón y su cabeza, respectivamente. El camino hacia la regeneración es un viaje que requiere valentía, colaboración y un profundo sentido de propósito.