Por Agroempresario.com
Un avance científico en el campo de la biotecnología promete transformar la cría de animales de granja y ofrecer una alternativa ecológica y más segura a los antibióticos. Investigadores del CONICET y de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) desarrollaron una cepa de levadura probiótica que podría reemplazar los antibióticos en la alimentación de cerdos y aves, contribuyendo a la reducción de la resistencia antimicrobiana y mejorando la salud intestinal de los animales.
La cepa de levadura Kluyveromyces marxianus CIDCA 9121 fue desarrollada por un equipo de científicos de tres institutos de investigación: el CIDCA, el IIFP y el CINDEFI, ubicados en La Plata. El proyecto comenzó con un desafío global: la creciente resistencia antimicrobiana debido al uso excesivo de antibióticos en la cría animal. Esta práctica, que suele emplearse como promotor de crecimiento, ha generado serios problemas en la salud humana, ya que la resistencia a los antibióticos compromete la capacidad de tratar infecciones en personas.
El nuevo probiótico, que ha demostrado ser efectivo tanto en pruebas de laboratorio como en animales, se presenta como una solución viable y sostenible. La levadura llega viva al intestino de los animales, donde compite con las bacterias dañinas y mejora la mucosa intestinal, lo que favorece la absorción de nutrientes esenciales para el crecimiento saludable de los animales.
Un aspecto destacado de este desarrollo es que la Kluyveromyces marxianus CIDCA 9121 se elabora a partir de permeado de lactosuero, un subproducto que habitualmente no se valora adecuadamente en la industria láctea. De este modo, el invento no solo ofrece una alternativa a los antibióticos, sino que también contribuye a la economía circular, al dar valor a un residuo que generalmente termina como desecho.
Este enfoque ecológico ha sido subrayado por Martín Rumbo, uno de los investigadores clave del proyecto: "El uso de antibióticos en la cría animal es un problema global que no solo afecta a los animales, sino que también genera riesgos para la salud humana. Nuestra levadura puede ser una alternativa real y efectiva para reducir este riesgo", explicó Rumbo.
El gran paso del proyecto se ha dado con la firma de un acuerdo entre el CONICET, la UNLP, y la empresa Beneficial Germs, una PYME de Moreno, provincia de Buenos Aires, especializada en biotecnología aplicada a la nutrición animal y humana. Esta alianza permitirá a Beneficial Germs escalar la producción de la cepa, registrarla como patente en Argentina y Brasil, y lanzarla al mercado en los próximos dos años.
Germán Cairó, presidente de la empresa, destacó la importancia de esta colaboración: "Para una empresa pequeña como la nuestra, avanzar en solitario con una tecnología de este calibre sería muy complicado. Este acuerdo nos permite acceder a un conocimiento científico de vanguardia y combinarlo con nuestras capacidades productivas", comentó Cairó.
El probiótico desarrollado se destina inicialmente a la alimentación de cerdos y aves, dos de las especies más afectadas por el uso de antibióticos en la producción animal. La alternativa probiótica no solo ofrecerá un reemplazo saludable, sino que contribuirá a un manejo más sostenible y responsable de los animales.
Este avance se enmarca dentro de un panorama global en el que la industria de alimentos animales está cada vez más orientada hacia soluciones naturales y menos invasivas. La resistencia antimicrobiana es un tema prioritario en el sector agroalimentario, y la ciencia argentina está dando un paso adelante con innovaciones como esta, que podrían modificar por completo las prácticas de cría de animales.
El acuerdo firmado también incluye una patente presentada en Argentina y Brasil, lo que abre las puertas para futuras negociaciones en mercados internacionales. Esta expansión de la tecnología podría no solo beneficiar a la industria nacional, sino también posicionar a Argentina como líder en la producción de probióticos para la nutrición animal a nivel global.
Los científicos involucrados en el proyecto, como Graciela Garrote, Martín Rumbo, Sebastián Cavalitto y María Dolores Pendón, becaria del CONICET, continúan trabajando para garantizar que el producto cumpla con los más altos estándares de calidad y efectividad.