Por Agroempresario.com
La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de aplicar un arancel del 30% a productos sudafricanos amenaza con afectar gravemente la economía del país africano, poniendo en riesgo directo unos 30.000 empleos. Esta medida, impulsada por la administración de Donald Trump y efectiva desde el 8 de agosto, impacta especialmente a sectores clave como el automotriz, la agricultura y la industria manufacturera.
Con una tasa de desempleo general que alcanzó el 32,9% en el primer trimestre de 2025 y una alarmante tasa de desempleo juvenil del 46,1%, el golpe arancelario profundiza una crisis estructural que lleva años afectando a la sociedad sudafricana. Según Simphiwe Hamilton, director general del Departamento de Comercio, Industria y Competencia, “los sectores más comprometidos ya están analizando estrategias para contener el impacto, pero el riesgo de una mala gestión es enorme”.
Las razones detrás del endurecimiento arancelario por parte de Estados Unidos están teñidas de tensiones políticas. Donald Trump ha sido crítico con la legislación interna del gobierno sudafricano, acusándolo de “discriminación contra los blancos”, y en marzo expulsó al embajador sudafricano en Washington, Ebrahim Rasool, por considerarlo un “provocador racial”.
La falta de representación diplomática plena ha entorpecido las negociaciones bilaterales. No obstante, el ministro de Relaciones Internacionales, Ronald Lamola, aseguró que la ausencia de embajador no es el motivo principal del deterioro comercial y que incluso países aliados de Washington han sido golpeados con medidas similares. Lamola también afirmó que el proceso de nombramiento de un nuevo embajador está “en una etapa avanzada”.
Frente a la amenaza de una pérdida masiva de puestos de trabajo, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa llamó a una rápida adaptación. En su mensaje semanal, señaló que “proteger nuestras industrias exportadoras es la principal prioridad” y que todas las vías de diálogo con Estados Unidos siguen abiertas.
Actualmente, Estados Unidos representa el 7,5% de las exportaciones totales de Sudáfrica. Sin embargo, algunos sectores estratégicos —como productos farmacéuticos, semiconductores, minerales críticos y productos energéticos— han quedado exentos de los aranceles, lo que da cierto margen de maniobra.
Mientras tanto, el gobierno sudafricano acelera su estrategia de diversificación de mercados. Los acuerdos con países de Asia y Oriente Medio como China, Tailandia, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudí han ganado impulso. La implementación de protocolos sanitarios para productos agrícolas como los cítricos, especialmente valorados en Asia, representa una oportunidad para mantener las exportaciones activas.
Además, se ha establecido una Mesa de Apoyo a la Exportación para asistir a fabricantes y exportadores en la búsqueda de mercados alternativos. Esta iniciativa oficial se complementa con el pedido del sector privado para la creación de un comité de crisis comercial.
Business Leadership South Africa (BLSA), una asociación que reúne a algunas de las empresas más grandes del país, fue clara en su diagnóstico: “Los aranceles estadounidenses representan una amenaza directa al corazón de la manufactura y la agricultura sudafricana, especialmente en regiones como el Cabo Oriental”.
BLSA solicitó la creación urgente de un comité de crisis compuesto por representantes del sector público y privado, incluido el Ministerio de Finanzas, para trazar una hoja de ruta coordinada. El objetivo sería asegurar apoyo financiero, acelerar la apertura de nuevos mercados y preservar los puestos de trabajo mientras las industrias se adaptan.
“Las empresas tienen la capacidad de ajustarse al nuevo escenario, pero requieren apoyo temporal inmediato para evitar cierres masivos y despidos”, señaló la entidad en un comunicado reciente.
Sudáfrica no enfrenta esta situación en soledad. La tendencia proteccionista que se ha acentuado en la política exterior de Estados Unidos durante el mandato de Trump también ha alcanzado a otros países, incluso a aliados históricos. Esta coyuntura abre una ventana para fortalecer el comercio intraafricano, uno de los principales desafíos de la Unión Africana y de proyectos como el AfCFTA (Área de Libre Comercio Continental Africana).
La decisión de Trump podría tener efectos secundarios no deseados para la propia economía estadounidense, especialmente en sectores que dependen de las materias primas y manufacturas sudafricanas. No obstante, Sudáfrica parece estar decidida a tomar el desafío como una oportunidad para rediseñar su modelo exportador.