Por Agroempresario.com
En el sur de Mendoza, a 90 kilómetros de Malargüe, se extiende La Payunia, una reserva natural de más de 600.000 hectáreas reconocida por su asombrosa concentración de volcanes: más de 800 en un mismo territorio. Este escenario único combina paisajes rojizos, planicies negras, montañas cubiertas de hielo y la mayor migración de guanacos del mundo.
La Payunia es considerada uno de los parques volcánicos de mayor densidad y diversidad del planeta, con un promedio de 10,6 volcanes cada 100 kilómetros cuadrados. Sus colores intensos —negros, rojos y ocres— provienen de los materiales volcánicos que cubren el suelo, creando un contraste visual que fascina tanto a turistas como a investigadores.
Parte de la reserva ha sido propuesta como Patrimonio Mundial Natural de la UNESCO debido a su valor geológico y ecológico. Aquí, cada formación cuenta una historia milenaria: desde flujos de lava petrificada hasta calderas gigantes que testimonian explosiones volcánicas antiguas.
El acceso a la reserva se realiza desde la ciudad de Malargüe, tomando primero la Ruta Nacional 40 y luego la Ruta Provincial 186. El último tramo es de ripio, por lo que se recomienda vehículos 4x4. Desde la ciudad de Mendoza, la distancia es de unos 570 kilómetros.
Por su condición de área protegida, el ingreso solo está permitido con guías habilitados. La Municipalidad de Malargüe dispone de un registro oficial de profesionales autorizados. La mejor época para visitar el área es de octubre a mayo; en invierno, las nevadas pueden bloquear el camino.
Entre sus atractivos geológicos se destaca el volcán Payún Matrú, de 3.680 metros, cuya caldera de 9 kilómetros de diámetro es el resultado de una explosión colosal. También impresiona el Payún Liso, de 3.780 metros, con su cumbre nevada en invierno y una laguna que aparece en primavera.
Otro punto imperdible es el “museo de cera”, un conjunto de formaciones volcánicas solidificadas que adoptaron curiosas formas. Entre ellas, “La ventana” es la más fotografiada, ya que enmarca una vista perfecta del Payún Liso.
Además de su riqueza geológica, La Payunia es refugio de una fauna diversa. Aquí conviven cóndores, choiques, maras, zorros, piches, pumas y el esquivo gato andino. Sin embargo, los verdaderos protagonistas son los guanacos: miles de ejemplares recorren la reserva en la migración más numerosa y extensa de su especie en el mundo.
La Wildlife Conservation Society Argentina (WCS), junto al Gobierno de Mendoza, trabaja para proteger esta fauna frente a amenazas como el alambrado de campos, la degradación de hábitats y la caza furtiva, que se ve facilitada por la apertura de caminos vinculados a la actividad hidrocarburífera.
Recorrer La Payunia es sumergirse en un territorio casi intacto, donde la naturaleza impone sus reglas. El silencio solo es interrumpido por el viento y el movimiento de las manadas de guanacos. Los visitantes se enfrentan a una experiencia que combina aventura, observación de fauna y admiración por un patrimonio geológico único.
Ya sea por sus paisajes lunares, su biodiversidad o la magnitud de sus volcanes, La Payunia se ha convertido en uno de los destinos imperdibles para quienes buscan explorar la Argentina profunda. Un lugar donde cada paso recuerda que la Tierra sigue siendo un planeta vivo, en constante transformación.