Por Agroempresario.com
Cada 14 de agosto, el mundo celebra el Día Mundial del Lagarto, una fecha que busca reconocer la extraordinaria diversidad de estos reptiles y concientizar sobre los desafíos que enfrentan en su supervivencia. Con más de 5.000 especies identificadas, los lagartos —científicamente conocidos como Lacertilia— representan el grupo más variado entre los reptiles modernos, mostrando adaptaciones únicas que despiertan admiración tanto en la comunidad científica como en el público en general.
Los lagartos pertenecen al orden Squamata, el mismo que comparten con serpientes y culebrillas ciegas. La mayoría presenta cuatro patas, oído externo visible y párpados móviles, aunque existen excepciones como las serpientes de cristal, que carecen de extremidades funcionales.
Entre sus habilidades más llamativas se encuentra la capacidad de cambiar de color, una estrategia que va más allá de la estética: permite camuflarse ante depredadores, regular la temperatura corporal y comunicarse entre individuos. Aunque el camaleón es el ejemplo más popular, esta habilidad se extiende a otras familias, como los agamid de Borneo, que modifican su tonalidad según el entorno o la amenaza presente.
Otra adaptación notable es la autotomía de la cola, un mecanismo defensivo en el que el lagarto se desprende de esta parte del cuerpo para escapar de un depredador. Posteriormente, puede regenerarla, aunque la nueva estructura, compuesta de cartílago, no posee las vértebras originales.
La variedad dentro del grupo es asombrosa: desde diminutos geckos que apenas alcanzan unos centímetros, hasta el dragón de Komodo, que puede medir más de 3 metros y superar los 150 kilogramos de peso. En el otro extremo, especies como las lagartijas del Caribe pesan menos de medio gramo.
No todos los lagartos tienen patas visibles; algunos han desarrollado cuerpos alargados y sin extremidades como parte de su evolución. Estos se diferencian de las serpientes por características anatómicas como párpados móviles y aberturas timpánicas.
En cuanto a la toxicidad, la mayoría de los lagartos no son venenosos. Sin embargo, el género Heloderma —que incluye al monstruo de Gila (Heloderma suspectum) y al lagarto de cuentas (Heloderma horridum)— sí produce veneno. También se ha sugerido que el dragón de Komodo podría poseer glándulas tóxicas, aunque esta hipótesis aún no ha sido confirmada de forma concluyente.
A pesar de su importancia ecológica, los lagartos enfrentan amenazas crecientes, entre las que destacan:
En diálogo con Infobae, el doctor Luciano Ávila, investigador principal del CONICET y director del Instituto Patagónico de los Ecosistemas Continentales, explicó:
“Los problemas de conservación de este grupo animal son muy variados. Se ven afectados por los mismos factores que alteran el resto de la biodiversidad”.
Ávila remarcó que las especies costeras, como los Liolaemus del grupo wiegmannii, sufren el impacto del desarrollo urbanístico, el tránsito vehicular sobre dunas y la plantación de especies exóticas. Por su parte, las especies arborícolas —como las lagartijas Tropidurus y Urostrophus— están amenazadas por la destrucción de bosques y selvas.
En Argentina, Paraguay y Bolivia, la transformación del Chaco en tierras agrícolas ha reducido drásticamente las poblaciones de lagartos y otros organismos característicos de este ecosistema árido.
Los lagartos desempeñan un papel clave en los ecosistemas donde habitan:
Su presencia es un indicador de salud ambiental, ya que son sensibles a los cambios en la calidad del hábitat y las condiciones climáticas.
La celebración del Día Mundial del Lagarto no solo es una oportunidad para admirar su diversidad, sino también para promover medidas concretas de conservación. Estas incluyen:
Proyectos en distintas partes del mundo trabajan en la rehabilitación de hábitats y en la cría en cautiverio para la posterior reintroducción de especies amenazadas. Sin embargo, los especialistas advierten que sin un compromiso global frente al cambio climático, los esfuerzos de conservación podrían no ser suficientes.
Este 14 de agosto, la invitación es a mirar más de cerca a estos fascinantes reptiles y reconocer el papel fundamental que juegan en la naturaleza. La protección de su hábitat es, al final, también una forma de preservar la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas.