Por Agroempresario.com
Un sacudón financiero impactó de lleno en el sistema bancario argentino luego de que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunciara un endurecimiento en sus exigencias a las entidades financieras. La decisión, que incluye duplicar las multas por incumplir la exposición en dólares y elevar los encajes del 40% al 45%, provocó un fuerte retroceso en las acciones de los principales bancos y encendió alarmas en el mercado.
El S&P Merval cerró con una baja del 4,33%, arrastrado por desplomes como el del Banco Supervielle (-9,6%) y Banco Galicia (-5,7%). La tensión en las tasas, la falta de pesos y la proximidad de las elecciones conforman un cóctel de incertidumbre que pone a prueba la estabilidad financiera.
El BCRA no solo aumentó los encajes, sino que habilitó que estos puedan integrarse con bonos. La medida llegó justo antes de la liquidación de la licitación del Tesoro del miércoles, en la que se liberaron pesos al mercado. Sin embargo, en lugar de relajar la plaza, las autoridades optaron por restringir la liquidez para evitar presiones cambiarias y mantener bajo control la base monetaria.
En paralelo, lanzó una licitación de TAMAR, letras a tasa de plazo fijo a 30 días para depósitos mayores a $1.000 millones, con un rendimiento nominal del 49,94%, equivalente a más del 4% mensual. La intención: que los bancos utilicen sus pesos para adquirir estos instrumentos y reciban una remuneración atractiva por los encajes elevados.
El endurecimiento regulatorio encareció el costo de fondeo de los bancos. Las entidades descalzadas en sus depósitos ahora deben pagar 54% anual con garantía de bonos previos, mientras que las cauciones a un día tocaron un máximo de 80% anual, cerrando en 50%.
Este salto en el costo del dinero se da en un contexto donde la inflación viene en baja, lo que genera un escenario de mayor riesgo crediticio. “Con tasas altas y consumo retraído, el riesgo de morosidad crece”, advirtió un operador del mercado.
El mercado cambiario no fue ajeno al sacudón. El dólar MEP retrocedió a $1.308 (-0,8%), el contado con liquidación a $1.310 (-0,7%) y el blue cayó a $1.320, transformándose en el más caro del sistema.
En el Mercado Libre de Cambios (MLC), se operaron USD 529,5 millones, impulsados por exportadores del agro que liquidaron divisas para evitar bajas adicionales del dólar mayorista, que cerró en $1.300 tras caer $26 en cuatro ruedas.
En medio de las críticas, el ministro de Economía, Luis Caputo, defendió la decisión a través de un extenso post en la red X. Argumentó que es la mejor forma de evitar una expansión de la base monetaria y advirtió que, si el dólar llega al techo de flotación, el Gobierno secará aún más la plaza. En cambio, si el tipo de cambio baja, podrán inyectar pesos y aliviar las tasas.
Su publicación se viralizó con el hashtag #VuelveElZar, apodo que el ministro ya había ganado en gestiones anteriores.
Según Juan Martín Yanzon, jefe de mesa de dinero de ConoSur, la venta masiva de activos refleja “una preferencia clara por tener pesos, incluso a costos muy altos”.
La consultora F2, dirigida por Andrés Reschini, señaló que las tasas reales actuales, superiores al 30% anual, son difíciles de sostener. Advirtió que si no bajan por medidas del BCRA o un resultado electoral favorable, podrían caer “por las malas” ante una mayor inflación y un tipo de cambio más alto.
El golpe al mercado local coincidió con datos negativos en Estados Unidos: el Índice de Precios al Productor subió un 0,9% interanual, frente al 0,2% esperado, y la inflación mayorista llegó al 3,3%. Esto enfría expectativas de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal.
En el plano local, una encuesta reveló una leve caída en la intención de voto de La Libertad Avanza. Aunque el oficialismo se mantendría como ganador, el menor margen alimenta la incertidumbre. Además, persiste el riesgo de que leyes que afecten el superávit fiscal sean aprobadas si no son vetadas.
El lunes, el mercado volverá a medir fuerzas con la licitación de la letra TAMAR. La escasez de pesos seguirá siendo protagonista, mientras bancos, empresas y consumidores intentan adaptarse a un contexto de tasas récord y liquidez limitada.
La estrategia del BCRA y del Ministerio de Economía apunta a contener el dólar, reforzar reservas y reducir la inflación, pero el costo inmediato es alto: caída de acciones, presión sobre la rentabilidad bancaria y enfriamiento del crédito.
Para los inversores, el escenario es de alta volatilidad y exige cautela. Los analistas recomiendan vigilar la evolución de las tasas, las reservas y el clima político, ya que cualquier cambio en estas variables podría alterar bruscamente la tendencia.