Por Agroempresario.com
Emprender con impacto social en Argentina requiere más que buenas intenciones; requiere estrategia, organización y una logística bien pensada. Así lo explica Julián Weich, conductor de televisión, embajador de UNICEF en Argentina y fundador de una marca social, quien comparte su experiencia sobre cómo transformar el consumo cotidiano en una herramienta solidaria.
Julián relata que su inquietud surgió luego de años conduciendo eventos para recaudar fondos. "Queríamos un mecanismo más directo para que la gente pudiera colaborar sin asistir a un evento", asegura. La solución fue crear productos de uso cotidiano que, al ser adquiridos, generaran donaciones automáticamente. De esta manera, cada consumidor se convierte en un participante activo, y el impacto social se multiplica sin depender de grandes donaciones o gestos extraordinarios.
El modelo de Julián se basa en acuerdos con productores que ya cuentan con infraestructura y canales de distribución. "Los productos no se fabrican directamente; cada actor se ocupa de producir, colocar en el mercado y distribuir", explica. La clave radica en generar un círculo virtuoso: fabricantes, mayoristas, minoristas y organizaciones sociales se benefician simultáneamente. La sostenibilidad del proyecto se sostiene porque no depende de favores ni aportes extraordinarios, sino de la eficiencia y coordinación de toda la cadena productiva.
"Al principio creímos que vender un producto y entregarlo era simple, pero la logística fue uno de los grandes aprendizajes", comenta Weich. Coordinar horarios de entrega, tipos de productos y condiciones de transporte requiere precisión y planificación. La distribución efectiva asegura que el producto llegue a tiempo, en condiciones óptimas y sin incrementar costos. En muchos casos, el proyecto se apoya en las redes logísticas de los propios productores, lo que permite abarcar más territorio y escalar el impacto social.
La comunicación con el público se centra en redes sociales y medios accesibles. Julián enfatiza: "Hablamos del proyecto, no de las marcas, para mantener la transparencia". La estrategia prioriza canales que sean cercanos y económicos, evitando gastos excesivos en publicidad tradicional y garantizando que la mayor parte de los recursos se destine a generar impacto social real. El boca a boca y el alcance de medios locales también cumplen un rol fundamental en la difusión del proyecto.
Emprender en Argentina no es fácil, y hacerlo con un enfoque social presenta desafíos adicionales. "Lo más frustrante no es equivocarse, sino no intentarlo", afirma Weich. Cada producto nuevo, cada paso del proyecto, representa un aprendizaje que permite crecer y optimizar resultados. La experiencia demuestra que empezar con un modelo simple y expandirse progresivamente es la mejor manera de consolidar un proyecto social rentable.
Para Julián, un negocio rentable que no genere impacto positivo es limitado. “Toda organización debería devolver algo a la comunidad”, asegura. La responsabilidad social empresarial está creciendo porque los consumidores valoran que sus compras generen un beneficio real. Al equilibrar ganancias con acción social, se genera un círculo virtuoso: la empresa crece y la sociedad lo reconoce.
La logística no solo asegura el cumplimiento, sino que define la viabilidad económica. Algunos productos de alto volumen y bajo margen pueden resultar inviables si la distribución no está bien organizada. Una logística eficiente optimiza recursos, reduce costos y permite sostener el impacto social sin comprometer la rentabilidad.
Para Julián, la comunicación clara y positiva es esencial. “La televisión o los medios son solo canales; lo importante es el contenido”, asegura. La experiencia demuestra que transmitir mensajes valiosos y transparentes genera confianza y facilita la participación de la comunidad en proyectos de impacto social.
Weich considera que la inteligencia artificial es una herramienta útil pero limitada: “Puede ampliar el acceso al conocimiento, pero no reemplaza experiencias humanas como un abrazo o el nacimiento de un hijo”. En proyectos sociales, la interacción humana y la experiencia directa siguen siendo insustituibles.
Julián comparte una filosofía de vida que guía su accionar: “Morir joven lo más tarde posible”. La clave está en buscar la mejor versión de uno mismo y emprender con propósito, contribuyendo a la sociedad mientras se construye un negocio sostenible y rentable.
El ejemplo de Julián Weich demuestra que en Argentina es posible combinar emprendimiento, logística eficiente, responsabilidad social y rentabilidad. Su experiencia resalta la importancia de planificar la producción, la distribución y la comunicación para garantizar que los proyectos sociales tengan impacto real y duradero.