Por Agroempresario.com
La gastronomía argentina se nutre de historias que combinan tradición, innovación y un fuerte vínculo con la comunidad. Desde un parador rutero que se convirtió en leyenda por sus sándwiches de jamón crudo y queso, hasta un restaurante a puertas cerradas en Rosario que llega a la final del prestigioso Prix Baron B, los protagonistas comparten un mismo motor: la pasión por lo que hacen.
En el kilómetro de la Ruta Nacional 3 donde el Automóvil Club Argentino tenía su parada en Gorchs, provincia de Buenos Aires, nació una tradición que lleva más de cinco décadas deleitando a viajeros: el sándwich de jamón crudo y queso de la familia Di Tullio.
José Esteban “El Negro” Di Tullio, oriundo de Las Flores, tomó la concesión del ACA en los años 70 y decidió innovar. Con la colaboración del panadero local, creó un sándwich grande, con buen pan y fiambres de calidad. Lo que empezó como una idea para mejorar la oferta gastronómica de la estación de servicio, se convirtió en una parada obligada para turistas que viajaban a Tandil, Olavarría o Tres Arroyos.
Su hijo, David Di Tullio, continuó el legado. Durante años hizo 100 kilómetros diarios entre Las Flores y Gorchs para mantener vivo el negocio familiar. En 2025, decidió mudarlo a Road House, un moderno parador en el acceso a Las Flores, siempre sobre la RN 3.
El nuevo espacio mantiene la esencia: pan francés, jamón crudo, queso tymbo y variantes gourmet como roquefort con rúcula y tomates confitados. También ofrece otras opciones como sándwiches de matambre o salame, y platos elaborados para quienes quieren algo más que una comida rápida de ruta.
“La materia prima es clave. Probamos muchos proveedores hasta encontrar los definitivos. El tamaño y la calidad siempre fueron fundamentales”, explica David, mientras “El Negro” sigue controlando la cocina y saludando a clientes de toda la vida.
A cientos de kilómetros, en Rosario, Virginia Rosa y Gustavo Martínez llevan adelante Hambriento, un restó a puertas cerradas que combina la intimidad de su casa con la excelencia de un menú de ocho pasos. Finalistas de la séptima edición del Prix Baron B – Édition Cuisine, su propuesta está inspirada en la cocina tradicional litoraleña y utiliza productos locales como pescados de río, verduras agroecológicas y quesos artesanales.
“Ser finalistas significa un reconocimiento enorme. Llevamos más de 20 años cocinando juntos, siempre buscando crecer y mantenernos fieles a nuestra filosofía”, cuenta Virginia.
Virginia y Gustavo se conocieron en una escuela de cocina en Rosario. Pasaron por el hotel Llao Llao en Bariloche y por el restaurante de Martín Berasategui en España. La pandemia los sorprendió en Argentina y, en lugar de partir a un nuevo proyecto en Valencia, decidieron abrir las puertas de su hogar para recibir comensales.
En Hambriento, ellos mismos cocinan, sirven y comparten con un máximo de diez clientes por noche. No hay mozos ni intermediarios: cada plato y cada historia pasan directamente de sus manos a las de los comensales.
El 27 de agosto de 2025, competirán en el Hotel Four Seasons de Buenos Aires con su plato “Boga del Paraná, memoria de chupín”, maridado con Baron B Brut Rosé. El jurado, integrado por Mauro Colagreco, Pablo Rivero, Daniela Soto-Innes y Gonzalo Aramburu, elegirá al ganador, que recibirá $3.000.000 y una pasantía en el restaurante Mirazur de Francia.
Más allá de la competencia, Virginia y Gustavo insisten en que su objetivo es transmitir su esencia: “Queremos que ese día refleje quiénes somos y cómo trabajamos: con amor, oficio y coherencia”.
Tanto el Road House de los Di Tullio como Hambriento de Virginia y Gustavo son ejemplos de que la gastronomía argentina no se define solo por recetas, sino por historias. Ya sea en la banquina de una ruta o en un comedor íntimo, lo que une a estos proyectos es la convicción de que la calidad y la autenticidad conquistan paladares y corazones.