Por Agroempresario.com
En Granadero Baigorria, provincia de Santa Fe, se erige un polo industrial único en el mundo que combina historia, innovación y tecnología aplicada a la maquinaria agrícola. Con más de seis décadas de producción ininterrumpida en Argentina, John Deere consolida su liderazgo no solo en tractores y cosechadoras, sino también en la integración de soluciones digitales para el agro.
Desde la planta local se fabrican equipos que se exportan a distintos continentes, y se desarrollan tecnologías como la cosecha predictiva, que permite anticipar y optimizar la productividad de cada hectárea mediante datos satelitales y procesamiento en tiempo real.
Desde 1958, la planta de Granadero Baigorria ha sido testigo de la evolución del agro argentino. Es una de las cinco fábricas mundiales de John Deere dedicadas a la producción de motores, que luego se distribuyen a más de 65 plantas globales. Cada año, salen de esta fábrica más de 20.000 motores, de los cuales el 90% se exporta. Además, se producen alrededor de 1.500 tractores utilitarios y 500 cosechadoras, junto a plataformas que recorren los campos de Argentina y la región.
El complejo también alberga el Centro de Distribución de Repuestos, con 12.000 metros cuadrados y 12 metros de altura, operando las 24 horas del día. Con unas 60.000 piezas en stock, garantiza la entrega en menos de 24 horas, un factor crítico para la eficiencia de los productores.
Federico Sánchez, especialista de producto de John Deere, explicó a Agroempresario.com cómo funciona la tecnología Advanced PowerCast™: la máquina recibe imágenes satelitales y datos sobre la biomasa del cultivo antes de ingresar al lote, ajustando automáticamente su velocidad para optimizar la cosecha.
El sistema se complementa con cámaras frontales que leen la altura del cultivo, confirmando y ajustando la información satelital. Sánchez asegura que esta tecnología puede incrementar la productividad agrícola hasta un 20%, mejorando la eficiencia y reduciendo pérdidas.
La innovación ya está disponible en la Serie S7, fabricada en Granadero Baigorria y distribuida entre productores argentinos. José María Rossi, gerente de Marketing Táctico de John Deere Argentina, señaló: “La S7 permite decisiones en tiempo real y optimiza cada hectárea, reafirmando nuestro compromiso con la innovación y sostenibilidad en la agricultura”.
La S7 incorpora motores de 13,6 litros, cabina inspirada en la X9, torque superior, menor consumo y plataformas de hasta 50 pies. Su arquitectura electrónica de 32 bits procesa 4 billones de datos por segundo, habilitando futuros niveles de automatización mediante simples actualizaciones de software.
John Deere articula su capacidad productiva con otras plantas argentinas, como Industria Pla en Las Rosas y King Agro en Campana, fortaleciendo la fabricación de componentes avanzados como botalones de fibra de carbono.
Entre enero y julio de este año, John Deere alcanzó 44% del mercado de cosechadoras y 39,7% en tractores, liderando ambos segmentos con amplio margen frente a la competencia. Además, la marca conecta más de 12,7 millones de hectáreas a la nube y gestiona unos 7.800 equipos bajo sistemas de datos inteligentes.
Más allá de la producción de maquinaria, John Deere ofrece soluciones completas que incluyen servicio posventa conectado, capacitación y soporte técnico, asegurando que cada máquina alcance su máximo rendimiento y contribuya al desarrollo sostenible del agro argentino.
La planta de Granadero Baigorria es un ejemplo de cómo la industria puede combinar tradición y modernidad, produciendo equipos robustos mientras incorpora tecnologías que anticipan el futuro de la agricultura digital.
Hablar de John Deere en Argentina es hablar de historia, trabajo y pasión por la tierra. Cada tractor, cosechadora y motor verde representa confianza, eficiencia y progreso. La empresa no solo produce maquinaria: forma parte de la cadena de valor del agro, capacita a los usuarios y conecta datos para maximizar la productividad.
Desde Santa Fe hacia el mundo, John Deere demuestra que la innovación puede convivir con la tradición y que el futuro del agro se construye con raíces locales y visión global.