Por Agroempresario.com
La Argentina atraviesa un momento histórico en materia energética y minera. Según proyecciones oficiales del ministro de Economía, Luis Caputo, para 2033 la balanza de energía y minería podría registrar un superávit comercial cercano a los US$54.000 millones, duplicando prácticamente la generación de divisas de la agroindustria. Esta oportunidad se basa en el desarrollo de proyectos estratégicos de petróleo, gas natural licuado, litio y cobre, que marcan un rumbo prometedor para la próxima década.
En el Council of Americas, organizado por la Cámara Argentina de Comercio (CAC) en el Hotel Alvear, ejecutivos de Pan American Energy (PAE), Rio Tinto, AES y Glencore coincidieron en que el país tiene recursos estratégicos y megaproyectos que permitirán consolidar su rol en la transición energética mundial.
Juan Martín Bulgheroni, vicepresidente de Upstream Planning and Strategy en PAE, explicó que la reciente baja en el precio internacional del crudo, de US$80 a US$65 por barril, abre un escenario desafiante pero también de oportunidades. “Con estos menores precios, vemos en Estados Unidos una caída del 9% interanual en los equipos de perforación. El mercado se reacomoda, y allí la Argentina tiene ventaja: Vaca Muerta y sus recursos convencionales permiten proyectar un perfil exportador sólido”, afirmó.
La capacidad de refinación nacional ya está operando al máximo, por lo que cada barril adicional se destina a exportación, potenciando la generación de divisas. Además, el país tendrá capacidad de exportar 6 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) por año, equivalente a 27 millones de metros cúbicos día a partir de 2028.
Destaca el oleoducto VMOS, con inversión de US$3000 millones y avance de obra del 25%, que permitirá exportar hasta un millón de barriles diarios hacia 2030, generando US$15.000 millones anuales en ventas externas. Por su parte, los proyectos de licuefacción de gas con participación de YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar proyectan exportaciones iniciales de GNL para 2027.
Guillermo Caló, de Rio Tinto, destacó la apuesta de la minera en Argentina, con inversiones superiores a US$5000 millones en los últimos tres años, con proyectos en Salta, Catamarca y Jujuy. El país ofrece ventajas competitivas en salmueras de litio frente a la roca australiana, lo que reduce los costos de producción.
Caló afirmó que, aunque actualmente hay exceso de oferta y caída de precios, la demanda de autos eléctricos seguirá creciendo y el litio será clave en la transición energética. “La Argentina tiene una oportunidad única de convertirse en un proveedor estratégico mundial de este mineral crítico”, remarcó.
Martín Pérez de Solay, CEO de Glencore Argentina, presentó inversiones iniciales por US$13.500 millones para desarrollar proyectos de cobre en San Juan y Catamarca. Recordó que la Argentina no produce cobre desde 2018, pese a compartir cordillera con Chile, líder mundial en este metal.
“El mundo necesita 35 millones de toneladas de cobre en 2035, y hoy Chile produce 5 millones. La Argentina puede sumar 2 millones de toneladas anuales, siendo el único país capaz de aportar cobre incremental en la próxima década”, afirmó Pérez de Solay.
Los proyectos de Glencore podrían generar 25.000 empleos directos y 100.000 indirectos, con exportaciones estimadas en US$20.000 millones anuales, de los cuales un 60% de la inversión se quedaría en el país.
Martín Genesio, presidente y CEO de AES Argentina, señaló que tras 20 años de intervención estatal, la inversión privada en energía cayó a cero, dejando un sistema obsoleto y caro, con dificultades para cubrir la demanda en picos de invierno y verano.
Genesio destacó la necesidad de recuperar las condiciones de la Ley Eléctrica de los 90, que en su momento atrajo inversiones globales. “El desafío es desintervenir el sector y devolverle dinamismo, eficiencia y costos bajos”, afirmó.
También resaltó que la Argentina tiene todos los recursos para jugar un papel central en la transición energética: petróleo, gas, cobre, litio y energías renovables. El objetivo es aprovechar ese potencial con reglas claras para consolidar un rol estratégico en el mercado mundial.
El boom energético y minero no solo representa divisas, sino también empleo y desarrollo regional. Los proyectos de cobre, litio y gas podrían generar decenas de miles de puestos de trabajo directos e indirectos, fortaleciendo las economías locales de provincias como San Juan, Catamarca, Salta, Jujuy y Neuquén.
Además, la inversión privada en infraestructura energética asegura un flujo constante de divisas, mejora la balanza comercial y potencia la integración de Argentina en cadenas globales de valor. El país podría consolidarse como proveedor estratégico de commodities críticos, clave para la transición energética global y la industria de vehículos eléctricos.