Por Agroempresario.com
Las empresas europeas de vino expresaron su profunda decepción por la decisión de Estados Unidos de aplicar un arancel máximo del 15% a los productos vinícolas de la Unión Europea (UE). La medida se estableció como parte de un acuerdo general para evitar una guerra comercial, pero excluyó al vino de los sectores exentos.
El Comité Europeo de Empresas del Vino (CEEV) calificó la omisión como “especialmente preocupante”, considerando que el vino es un producto estrella de exportación europea y genera valor en toda la cadena de suministro estadounidense. Este sector, además, contribuye de manera significativa a la creación de empleo y sostenibilidad dentro de la industria alimentaria y turística.
Estados Unidos es el principal mercado de destino para los vinos europeos. Solo en 2024, las exportaciones superaron los 4.880 millones de euros, cifra que podría verse afectada de manera inmediata con la entrada en vigencia del arancel del 15%. Según el CEEV, los volúmenes de exportación podrían caer hasta un 10% de forma inmediata, con efectos prolongados sobre la cuota de mercado y las relaciones comerciales.
La medida también podría impactar a la economía estadounidense, dado que cada dólar generado por las exportaciones de vino europeo produce 4,50 dólares adicionales en los sectores de distribución y hostelería locales. Esto demuestra que la protección de la industria vinícola europea también favorece a los actores económicos de Estados Unidos.
A pesar de la situación, las empresas europeas mantienen la esperanza de que el vino pueda incluirse en futuras conversaciones entre la UE y Estados Unidos. El CEEV insistió en la importancia de proteger un sector que genera prosperidad y sostenibilidad, y confía en que los productos europeos puedan beneficiarse de un régimen especial basado en la aplicación de aranceles de nación más favorecida (NMF).
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, reconoció que, aunque el vino no quedó incluido inicialmente en los sectores exentos, ambos equipos negociadores se comprometieron a continuar explorando oportunidades para reducir los aranceles a futuro. Sefcovic destacó que este era uno de los intereses ofensivos más importantes de la UE y que la negociación no ha concluido: “No lo hemos logrado todavía, pero seguimos trabajando para lograrlo”.
Los aranceles no solo afectan a los exportadores de vino europeo, sino también a la cadena de consumo en Estados Unidos. Restaurantes, distribuidores y minoristas podrían enfrentar mayores costos, que eventualmente se trasladarán a los consumidores finales. Además, la incertidumbre sobre los aranceles dificulta la planificación de inversiones y la estrategia comercial de las bodegas europeas.
El CEEV enfatizó que la eliminación o reducción de estos aranceles es urgente para proteger la competitividad del sector y mantener la conectividad entre productores y mercados internacionales. Las empresas europeas destacan que la colaboración con autoridades estadounidenses es esencial para garantizar que el vino continúe siendo un producto emblemático en la importación norteamericana.
El sector del vino europeo también subraya que la estabilidad de los aranceles es clave para mantener proyectos de sostenibilidad, desde viñedos ecológicos hasta prácticas de producción responsables. Un arancel elevado puede frenar la inversión en innovación y sostenibilidad dentro de la industria, afectando a toda la cadena de valor, desde la agricultura hasta la comercialización internacional.